La zanahoria y el sorbo de sangre de Pedro Sánchez

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Una legislatura puede ser muy larga, así que la derecha ha activado el mecanismo para realizar la travesía del desierto, también conocida como Operación Zanahoria, donde la zanahoria es la prometencia de victorias electorales menores… de comicios que todavía no han pasado. "El PSOE teme fracasar en Galicia ante la solidez del PP y el impulso del BNG", titula en portadaEl Mundo. Un día antes, abrían con “El PP aventaja con 9 puntos al PSOE y doblaría sus escaños en las europeas”. Cuando hablan de las catalanas, en cambio, suele estar con la boca más pequeña, y no son frecuentes los augurios demoscópicos según los cuales el PSC puede romper la mayoría independentista y liderar el nuevo Govern. Hacer creer que un mal resultado del PSOE puede precipitar unas elecciones generales es una estrategia destinada al fracaso, que no tiene en cuenta el factorperrosanche, la criatura más adaptativa al clima político de hoy, con una capacidad de supervivencia nunca vista porque se alimenta precisamente de la hiel de quienes quieren enterrarlo. Que persigan zanahorias, debe pensar. Yo mientras tanto me beberé su sangre.

Alegría pero no tanta

Santiago Sánchez ha regresado a Madrid después de pasar quince meses en una cárcel de Irán diciendo que guardar rencor “es de cobardes”. La declaración, claro, rompe los esquemas de quienes querrían un mundo en blanco y negro contrastado. ElAbcescribe: "Asegura que volverá a Irán aunque creyó que moriría en la horca". Hay un deje de amonestación.El Mundorecoge una cita suya: “Quiero volver a Irán”. En cambio,La Razónescribe que "no descarta volver". ¿Por qué lo suaviza? No es que no lo descarte: es que ha declarado de forma inequívoca que quiere volver. Como no ha satisfecho las expectativas de la caverna se le considera víctima del síndrome de Estocolmo. O de Teherán.

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