Por qué la dana del País Valenciano fue tan excepcional

La crisis climática, la orografía o la mala gestión urbanística explican el alcance de la tragedia

Una imagen de las consecuencias que las lluvias han provocado en Valencia con más de 100 muertes
28/10/2025
3 min

BarcelonaLa crisis climática ha tomado otra dimensión desde la catástrofe de hace un año en la Comunidad Valenciana. Aquel histórico temporal puso de manifiesto que no estamos preparados para asumir los efectos negativos de un calentamiento global que carece de freno. Los fenómenos meteorológicos extremos llevan años aumentando en el Mediterráneo, una de las zonas más vulnerables del planeta ante el cambio climático. Y la catastrófica dana de aquella fatídica noche del 29 de octubre fue la peor muestra de dónde nos encontramos.

¿Pero por qué aquella dana fue tan excepcional? En ese caso se juntaron diferentes factores que generaron la tormenta perfecta. Desde las condiciones meteorológicas extraordinarias a la orografía del terreno, pasando por el calentamiento del agua del mar y la mala gestión urbanística. Una combinación que generó un tipo de desastre natural que cada vez tiene lugar con mayor frecuencia.

Una dana extraordinaria

El concepto de ana viene de las siglas de depresión aislada en niveles altos. Se trata de un sistema de bajas presiones y de aire frío en altura que se separa y descuelga de las corrientes de viento de donde nace. Al quedarse aislada en la atmósfera, se estanca durante días en una zona y provoca cambios repentinos de tiempo en áreas concretas. No todas las danes provocan problemas, pero aquélla fue especialmente extraordinaria.

A finales de octubre del año pasado se gestó una dana muy profunda, cuyo núcleo se ubicó en el golfo de Cádiz. Esa posición provocó el impulso de vientos en sentido antihorario cargados de humedad provenientes de un mar más caliente de lo normal que impactaban directamente en el País Valenciano. El choque entre estos vientos marítimos y la inestabilidad con aire frío en altura generó precipitaciones importantes acompañadas de chaparrones torrenciales.

Pero uno de los factores clave fue la orografía de la zona. Estos vientos cálidos y húmedos chocaban de lleno con las montañas del interior de las comarcas de Valencia. El aire subía repentinamente de altitud y, al condensarse, generaba grandes nubarrones y precipitaciones torrenciales y continuadas durante muchas horas en esta zona. Es lo que se conoce como el efecto palanca de las montañas, agravado por un mar demasiado caliente.

Una situación como esta ya provoca de por sí mucha lluvia. Pero en ese caso las cifras fueron extraordinarias y de récord. En el interior de Valencia se acumularon en algunos lugares más de 500 l/m², destacando los más de 770 l/m² caídos en apenas catorce horas en Turís, en la Ribera Alta, 184 de ellos en una hora. Unas cifras nunca vistas desde que existen registros en el estado, que evidencian que la crisis climática provoca fenómenos meteorológicos cada vez más extremos.

Ubicación de las principales afectaciones en el País Valenciano por la dana.

La gestión urbanística y el impacto social

La gran cantidad de agua caída en pocas horas desbordó barrancos, ríos y rieras de toda la zona. La ola de agua que se generó arrasó especialmente el tramo final de los cursos fluviales, donde curiosamente había llovido poco y donde se encuentran muchos municipios y barrios construidos en zonas inundables. Por tanto, la mezcla de crisis climática y mala gestión urbanística hizo que el desastre fuera mucho mayor.

A raíz de esta tragedia, la palabra dana genera un impacto social cada vez que llega una. Esa catástrofe está planteando cambios en los sistemas de alertas meteorológicas a la población. Además, la Aemet ha empezado recientemente a bautizar a las danes potencialmente más peligrosas para diferenciarlas de las que no conllevan riesgos. De esta forma, se quiere evitar generar alarmas innecesarias entre la población, y evitar estigmatizar esta palabra, tal y como ocurrió con el término gota fría años atrás.

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