Consultorio laboral

Mi empresa contamina; ¿qué hago con mi ecoansiedad?

Alexandra Masó propone algunas acciones que los trabajadores pueden realizar para mitigar la contaminación de su empresa

El plan muestra el compromiso con un modelo de negocio en el que la sostenibilidad está integrada en el propio plan industrial y de negocio
2 min

La actividad de mi empresa contamina y esto me molesta mucho, hasta el punto de que me planteo cambiar de trabajo. ¿Algún consejo en este sentido?

Cristina, Barcelona

Más que un consejo, te hago una propuesta radical: quédate en la empresa. Si marchas, la empresa seguirá con sus prácticas; si te quedas puedes ayudarla a cambiar. Queremos cambiar las cosas, empezamos pues por cambiar las que tenemos a nuestro alcance. No basta con quejarnos y enfadarnos con quienes tienen prácticas poco responsables, debemos darles herramientas para que puedan cambiar. Y cambiar no siempre significa dejar de contaminar. Porque la responsabilidad ambiental no sólo implica reducir la contaminación. Una cantera no puede evitar la degradación de la montaña, pero puede preservar la fauna que vive creando nuevos hábitats en el entorno; una empresa textil debe seguir teñiendo, pero puede fomentar la reducción de residuos en la producción y con la compra a proveedores locales, etcétera.

Por tanto, empieza haciendo propuestas pequeñas pero asumibles. Quizás tu empresa no sabe cómo cambiar el modelo productivo para mantenerse rentable, o quizás ni siquiera entiende la necesidad de cambiarlo. Empieza por ahí. Ayúdala a ver los beneficios –incluso económicos– de ser social y ambientalmente responsable.

Puedes empezar con acciones modestas, como poner carteles en diferentes puntos de las oficinas recomendando apagar las luces y desconectar los enchufes antes de marchar o convencer a los compañeros para recaudar dinero para una ONG ambiental del territorio. Continúa con propuestas como promover una plantada de árboles resistentes a la sequía en terrenos colindantes a la empresa. Son acciones pequeñas, pero que benefician a la imagen de la empresa y tienen un impacto en el territorio.

Si marchas de la empresa estarás haciendo lo mismo que ella: desentenderte del problema. Por tanto, en vez de esforzarte por soportar la mala praxis de la empresa, piensa en qué puedes hacer que usted pueda ayudarla a cambiar. Ya lo decía el Capitán Lechuga: ¡los pequeños cambios son poderosos!

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