El adiós de Google Allo, el WhatsApp que te sugería qué debías responder
La aplicación del gigante tecnológico provocó la polémica al almacenar todos los mensajes
Si eres uno de los 1.500 millones de usuarios de todo el mundo que utiliza el servicio de correo electrónico Gmail, quizá te hayas dado cuenta de que, en la columna lateral de la izquierda, ha aparecido un pequeño recuadro azul. "Hangouts pronto se sustituirá por Google Chat", dice. Tras años de declive, el gigante tecnológico ha terminado ejecutando la sentencia que condena la aplicación de mensajería multiplataforma a la desaparición.
El adiós de Hangouts ya se había dictado el pasado verano, pero no ha sido hasta esta primavera que se ha empezado a notar. A finales de marzo, la aplicación desapareció de Google Play. Ahora, también caerá de las cuentas de Gmail. Sin embargo, su vacío lo ocuparán dos servicios diferentes: Google Chat y Google Meet. El primero, para intercambiar mensajes directos y crear chats grupales; el segundo, para realizar llamadas y videoconferencias. Todo ello, en un nuevo intento de la empresa de Mountview de ganar peso en el mercado de las aplicaciones de mensajería instantánea, que WhatsApp gobierna desde hace años con mano de hierro.
Hangouts, sin embargo, no es la primera víctima de esta cruzada. El 21 de septiembre de 2016, la compañía anunció que Pixel, su gama de teléfonos inteligentes, llevarían preinstalada una flamante aplicación llamada Google Allo. Cuando la abrieron, los usuarios se toparon con un servicio muy similar al que ofrecían WhatsApp y Telegram. De hecho, para utilizarlo también era necesario vincularlo a un número de teléfono móvil. Sin embargo, presentaba una pequeña diferencia: sugería respuestas. “Google Allo había nacido en la era de la inteligencia artificial e incorporaba sistemas como el Google Assistant, creado con la técnica del machine learning ”, contextualiza Xavier Ferràs, profesor de Esade experto en innovación. El servicio interpretaba los mensajes que recibía el usuario y era capaz, por ejemplo, de proponerle respuestas o emoticonos, según el estado de ánimo que detectaba.
Para ofrecer y mejorar esta función, Google necesitaba almacenar todos mensajes, excepto los que se escribían con el modo de incógnito o los que el usuario borraba manualmente. La polémica estalló el mismo día de su nacimiento. “¿Qué es Allo? Una aplicación de Google que graba cualquier mensaje que envías y que lo pone a disposición de la policía si lo requiere”, alertaba el exagente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos Edward Snowden en un tuit.
La aplicación tuvo una vida muy corta. Si bien en 2017 todavía se fue enriqueciendo con nuevas opciones -como la incorporación de una biblioteca de GIF o la posibilidad de enviar archivos-, la cosa empezó a tambalearse. Cuando la empresa decidió activar llamadas y videollamadas dentro de los chats, lo hizo integrando el servicio Google Duo. Era un primer síntoma de lo que se acabó confirmando en abril del 2018: Google abandonaba este proyecto. “Fue uno de sus múltiples intentos por estar presentes en todo el universo digital -opina Ferràs-. Pero, en este caso, se topó con WhatsApp, una aplicación fuertemente atrincherada”, concluye el experto en innovación.