Adoptar el catalán

Amadou M'ballo, el padre que decidió criar a las hijas hablando fula y catalán

Después de casi 30 años en Cataluña, ha continuado su viaje de migrante a Suiza, pero las chicas se han quedado aquí

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Aissata M'Ballo
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BarcelonaLlamo a Amadou M'ballo (Hinako, 1969) en Friburgo y primero me responde un aquello que enseguida cambia por un catalán fluido y natural, nada oxidado a pesar de que se marchó a Suiza en el 2019. "De pequeño tenía un profesor que me dijo: «Si vas a un país, tienes que intentar hablar rápidamente la lengua que hablan allí». Por eso desde que llegué a Catalunya me interesaba hablar catalán. No dio clases ni de catalán ni de castellano. Al mediodía escuchaba las noticias en catalán de TVE y por la noche, el Telenotícies.

Amadou Me'ballo y su hijo Aissata en el 2021.

Muchos inmigrantes están sólo de paso en Cataluña, buscando mejores opciones profesionales, y se pierde el esfuerzo de integración que han hecho. No es el caso de M'ballo, porque ha plantado semilla: en Cervera nacieron en 1994 y 1996 sus hijas Aissata y Halima, ambas jóvenes con carrera universitaria y másteres: "Pensé que cuando tuviera hijos lo haría todo porque llegaran a la universidad y, gracias a Dios, lo hemos conseguido. Que estudien es el mejor regreso;

Me'ballo llegó en avión desde Dakar vía Las Palmas el 18 de febrero de 1990, con 21 años. Estuvo cerca de tres años viviendo entre Calella y Pineda, trabajando en los huertos del Maresme, y ahí ya dijo las primeras palabras en catalán. "Entonces tenía dos cabezas a las que les hacía gracia mi catalán y me hablaban en castellano. Yo les dije: «No se rían, que en unos años lo hablaré»". Dicho y hecho. Obtuvo el permiso de residencia en 1991 y tras las Olimpiadas se marchó a Cervera para trabajar en un matadero. En ese entorno encontró a un encargado que siempre le hablaba en catalán porque veía que él intentaba dominarlo. Y así pasó a ser su tercera lengua, junto con el fula y el francés, y en paralelo al castellano, en el que solían hablarle en las tiendas. "Yo, cuando no sabía si alguien era catalán o castellano, hablaba catalán", asegura.

Fundar una editorial en catalán

En 1994 llega su pareja y forman una familia. "Cuando nació Aissata, tenía claro que tenían que hablar fula y catalán en casa", recuerda, y les habló desde pequeñas. Por eso hoy las chicas consideran que ambas lenguas son lenguas maternas: hablan en catalán entre ellas y en fula con sus padres. "Desde que nacieron les dijimos: tenéis que estudiar. Duele, dejar la escuela. Yo quería ser piloto de avión, pero las circunstancias económicas en África no permiten llegar allá donde quieres. Dejé la secundaria y decidí irme a la emigración", explica. El esfuerzo laboral ha tenido su fruto. Halima es ingeniera industrial y vive en Vic, con su madre. Aissata, que es graduada en periodismo y humanidades y máster en edición, trabaja en Penguin Random House en Barcelona y está poniendo en marcha con una compañera una cooperativa, Jande, que editará en catalán voces racializadas y migrantes.

El emprendimiento debe venir de familia, porque mientras trabaja en la construcción en Suiza, M'ballo está haciendo levantar una granja de vacas de leche en su país de origen, que tiene previsto acabar en el 2026. "Ya lo he hablado con Aissata y Halima", explica. Tras su periplo europeo, espera poder jubilarse en casa.

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