El análisis de Antoni Bassas: 'Por debajo de la mesa Sánchez-Aragonès'

Los indultos han hecho más sólida la mayoría parlamentaria de la que vive el gobierno PSOE-Unidas Podemos; por lo tanto, el PSOE y Esquerra tienen los máximos incentivos (los incentivos de la supervivencia) para que la mesa de negociación produzca algún resultado decente

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Hoy todo gira alrededor de la frase que pronunció Pedro Sánchez en el Congreso y que los hice escuchar ayer al análisis: “Señorías, no habrá referéndum de autodeterminación”. Sánchez ya tiene el titular que quería, por ejemplo, en la portada de El País: que sepan todos los españoles que él se opone a que los catalanes puedan votar si quieren ser un estado independiente. Y, al mismo tiempo, los medios catalanes repetimos la frase, como El Punt Avui, como nosotros ayer. Queda claro cuál es el punto de partida de Sánchez en la negociación. Pero entonces viene la segunda parte, que es que ayer a Sánchez le dijeron que no se lo creen ni la triple derecha nacionalista española ni el independentismo. Le recordaron que había estado contra los indultos y ahora a favor, hasta el punto que Rufián le dijo “Dennos tiempo” para que esté a favor del referéndum.  

Pero todo esto que les explico forma parte de la faramalla declarativa. A Esquerra le interesa dar esperanzas a sus votantes –y al independentismo en general– de que la mesa de negociación llegará muy lejos en la atención de las demandas catalanas, y Sánchez lo sabe. Y cada día que pasa se confirma más aquello que les decía ayer: los indultos lo han movido todo en Madrid. Han hecho más sólida la mayoría parlamentaria de la que vive el gobierno PSOE-Unidas Podemos, que era muy precaria. Aquello de los dos años de margen para el govern de Aragonès también sirve para Pedro Sánchez; por lo tanto, el PSOE y Esquerra tienen los máximos incentivos (los incentivos de la supervivencia) para que la mesa de negociación produzca algún resultado decente, y entiéndase por resultado decente una propuesta que los catalanes pudieran votar sin que sonara a toma de pelo después de diez años vividos al límite. Hoy mismo, Miquel Iceta ha declarado a Catalunya Ràdio que por qué no hacer constar la singularidad de Catalunya en una disposición adicional de la Constitución.

Miren, lo que está pasando en estos momento es que, por primera vez desde octubre de 2017, las relaciones Catalunya-España han salido de la trinchera. Nadie se movía de sus posiciones, con algunas excepciones, la más importantes de las cuales es cuando el independentismo apoya la moción de censura contra Rajoy, hace caer al PP y colabora para poner a Sánchez. Pero de por medio estuvieron las sentencias del Supremo, Urquinaona, Puigdemont ganando el escaño en Estrabsurgo... Los indultos han sido un movimiento importante, que ni los independentistas más escépticos pueden dejar de celebrar. 

Ayer Forcadell, Junqueras, Bassa y Romeva se reencontraron en Ginebra con Marta Rovira. Pero el encuentro Puigdemont-Junqueras todavía no lo hemos visto y no tiene fecha. El independentismo todavía está lejos de recoserse, y le costará no tanto por todo lo que pasó entre Puigdemont y Junqueras, que también, como por el hecho de que un éxito en la mesa de negociación será mucho más un éxito para Esquerra que para Junts, y, aunque los dos partidos comparten gobierno, no tienen la misma estrategia. Ni la misma situación: Junqueras ya está en la calle y Puigdemont todavía está en el exilio. Quizás en las negociaciones, Esquerra y el PSOE pueden buscar la fórmula para que vuelvan los exiliados, sería lo más inteligente, aunque el coste de imagen para Sánchez sería enorme, porque el odio que se ha desatado en España contra el president en el exilio es grande. Tan grande que el mismo Sánchez prometió en campaña que traería a Puigdemont a España. Era cuando hacía un guiño a Ciudadanps. Pero... quién sabe como puede acabar todo aquello.

Miren, ayer entrevistamos el profesor Andreu Mas-Colell. Le preguntamos, a él que es un teórico mundial de los juegos, cómo se negocia cuando uno dice “Autodeterminación nunca jamás” y el otro dice que la quiere. Su respuesta fue esta:

“No tenemos que caer en la trampa de pensar que sólo se puede negociar sobre la reivindicación máxima. Y dejar muy claro a la población qué es lo que se está negociando en cada momento. Parte de la historia de esta negociación es crear complicidades con el gobierno de Sánchez para que el ciclo en el que el aznarismo queda fuera del gobierno español dure mucho”

Conseguir que el aznarismo esté lejos del poder durante muchos años, dice Mas-Colell. Claro que también dice que esta es “una parte” de la historia. La otra la tiene que construir el independentismo.

Un recuerdo para los exiliados y por los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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