El análisis de Antoni Bassas: 'Como debemos vernos, el victimismo lo puso Madrid'
Fraternidad, en boca de Illa, significa financiación singular pero pagando solidaridad a otras regiones españolas, y sobre todo significa nada de independencia
El discurso de San Esteban que pronunció ayer el presidente Illa habrá sido el discurso más breve que haya pronunciado nunca un presidente por estas fechas.
Fue un discurso de menos de cinco minutos, declamado a toda velocidad, con toda gestualidad y brevedad. Por tanto, primer mensaje: el presidente no pronuncia discursos invasivos.
Eran las 9 de la noche, los minutos valen mucho dinero a esa hora en televisión, pero Illa enseguida terminó.
¿Por decir qué? Más que un discurso fue un canto a la amabilidad, al civismo, al optimismo, a la bondad. Y, sobre todo, a la fraternidad:
"Hay que cuidar la fraternidad. Estos días y durante todo el año. A veces quizás nos olvidemos, pero la fraternidad es el fundamento de cualquier sociedad, país o democracia. Fraternidad entre familiares, fraternidad entre vecinos, fraternidad entre territorios, fraternidad en nuestro día a día. Por eso es importante que reforcemos lo que compartimos. Por eso es importante que vivamos nuestra diversidad como una riqueza. Sentimos, claro que sí, legítimamente y merecidamente orgullosos de lo que somos y de lo que hemos conseguido como país y como sociedad. nosotros mismos".
Hay mucha más política de lo que parece en tan humana locución. En primer lugar, fraternidades una palabra republicana, una de las tres patas de la divisa de la República Francesa, e Illa va tras los votos de la Izquierda de Junqueras para aprobar los presupuestos del 2025. Fraternidad, en boca de Illa significa financiación singular pero pagando solidaridad en otras regiones españolas, y, sobre todo, significa nada de independencia. Fue un discurso de partido que se pone en medio de la escena política para recogerlo todo. Comenzó recordando las raíces cristianas de la fiesta de Navidad, y hoy en día ya cuesta encontrar a un político que pronuncie expresiones parecidas a sus discursos.
Un discurso así es poco atacable. Si acaso se puede hacer notar que cuando Illa dice que Catalunya ha prosperado cuando los objetivos han sido compartidos, debería asegurarse de que la otra parte comparte objetivos. Para que el Estado se avenga a mejorar la financiación o Cercanías ha sido necesario montar un 1 de Octubre y tener un gobierno español que sobrevive gracias a los votos de todo el arco parlamentario, independienteismo incluido.
Pero para que vean la cantidad de política que existía en el discurso de Illa, diremos que la mejor parte fue la comparecencia de Ayuso.
Allí donde Illa puso convivencia, optimismo y confianza, Ayuso puso agro, confrontación y victimismo. Como debemos vernos: el victimismo lo puso Madrid, no Catalunya. Ayuso le dedicó el discurso a Pedro Sánchez:
"No soporta que Madrid sea la locomotora económica del país. Que seamos los que más empleo, empresas e inversiones generamos. Que seamos los que con menos impuestos, más recaudamos. Que seamos la región de moda en el mundo, con los mayores índices de libertad y prosperidad. Y por eso nos están cortando la energía y el agua. Es un gobierno que no puede sacar adelante la mayoría de las votaciones, que no cumple, que va comprando cada pantalla en el día a día. «Bueno, ¿ahora qué tengo, que contentar a los independentistas? Pues las doy todos los dineros para ellos. ¿Ahora tengo que contentar a la parte más comunista? Pues arremeto contra la empresa. Le pongo un zarpazo aunque me levanto miedo en medio a la pequeña ya la mediana empresa".
A ver. La ejecución presupuestaria es el doble en Madrid que en Cataluña. Datos de 2022: en Cataluña el 60%, en Madrid el 129%. Pero es que, además, Ayuso anunció ayer más bonificaciones en el impuesto de sucesiones y desgravaciones por comprar vivienda con un impacto relativamente limitado y la ley Mbappé, la medida que afecta a los inversores extranjeros, a los que les permitirá deducir el 20% del IRPF de la inversión que realicen. Eso sí, para beneficiarse deben mantener su residencia fiscal en Madrid durante un mínimo de seis años. O sea que Ayuso llora por el dinero pero renuncia a recaudarlo. Es el lloriqueo de una presidenta que es, de facto, la jefa de la oposición en España. Acabamos:
Hablando de discursos, el de Navidad del rey Felipe de Borbón hizo el peor resultado de audiencia de la historia en España. En los últimos ocho años, ha perdido un millón y medio de telespectadores.
Y ahora quiero desearles un buen año nuevo. El análisis volverá a las pantallas del ARA el martes 7 de enero.
Buenos días.