El análisis de Antoni Bassas: 'Sánchez hace la campaña del PSC: del «¿Volverá Puigdemont?» al «¿Plegará Sánchez?»'
Involuntariamente o no, Sánchez está convocando a un plebiscito en Catalunya. La repercusión en la campaña de las catalanas es un cambio de conversación. Gracias a Sánchez el PSC le disputará ahora a Puigdemont la condición de ser "más que un voto"
Pedro Sánchez, haya sido una cuestión puramente personal o no, ha derribado su anuncio como una bomba justo cuando comienza la campaña electoral catalana. La carta de Sánchez diciendo que se detiene a reflexionar y que el lunes dirá si pliega me recuerda lo que decía Felipe González: que al empezar una campaña tienes que lanzar un cohete al cielo para que todo el mundo lo quede mirando, metáfora que significa que tú eres el que debe dominar la conversación y hacerlo girar todo a tu alrededor. ¿Qué candidato llevaba hasta ahora la iniciativa emocional en esta campaña? Puigdemont y la posibilidad de que volviera a casa después de más de seis años de exilio. “¿Volverá Puigdemont?”, era la pregunta. Desde anoche la pregunta es “¿Plegará Sánchez?”.
El presidente español da a la campaña del PSC un punto de épica y emotividad que no tenía, empezando por el candidato, Salvador Illa. Sánchez dice a los votantes "fíjese el calvario que debe pasar alguien como yo que se atreve a probar una amnistía para los independentistas catalanes para favorecer la convivencia en Catalunya”. Involuntariamente o no, Sánchez está convocando un plebiscito en Catalunya, que sabe que es la reserva de votos socialista en España. Incluso en el supuesto de que Sánchez no haya pensado en las elecciones catalanas (aunque la obligación de un responsable político es calcular todas las consecuencias), la repercusión para la campaña de las catalanas es un cambio de conversación. Gracias a Sánchez el PSC le disputará ahora a Puigdemont la condición de voto más emotivo, urgente, de ser "más que un voto".
¿Qué anunciará Sánchez el lunes? Como dice David Miró: "Si no pliega quedará en el ambiente la sensación de que todo era humo y que nunca tuvo la voluntad real de plegar. Además, hay que tener en cuenta que a Sánchez lo que siempre le ha gustado es sorprender y romper tópicos, desmentir su
biografía y hacer lo contrario de lo esperado. [...] ¿Y qué mejor final de biografía política que plegar por amor?”
Teóricamente, pase lo que pase la amnistía se aprobará igual, porque la ley se vota antes del primer día en el que legalmente pueden convocarse nuevas elecciones.
Esquerra y Junts se desconfian. Mensaje de Marta Rovira de anoche: “Empatizo con el dolor. Pero el día que te acusen de haber utilizado la violencia para defender la democracia, de terrorismo para defender la justicia y los derechos humanos… y tengas que tomar cuatro cosas, despedirte de la familia y encontrar un sitio desde dónde poder seguir defendiendo tus ideas, y que vayan pasando los años, ¿qué vas a hacer? Sólo hay una forma de luchar contra la extrema derecha: plantar cara y no parar”.
En el entorno de Puigdemont lo encuentran “raro y sospechoso”. Puigdemont dijo ayer: “Pero si no es un movimiento táctico y realmente la razón es la campaña de las derechas españolas en contra de su presidencia utilizando a su familia –sé perfectamente qué se siente en este caso–, y cree que su liderazgo se ha debilitado a consecuencia de ello, siempre puede presentar una cuestión de confianza y despejar todas las dudas que ha desatado este movimiento imprevisto”.
Ambos partidos se exclaman que ahora sea Sánchez el que hable de lawfare, de guerra sucia judicial de la derecha, cuando el PSOE se resistió a incluir el concepto lawfare en el texto del pacto PSOE-Juntos para la investidura de Sánchez.
Por último, en Cataluña hemos visto muchas reputaciones destrozadas por informaciones que no se aguantaban, algunas inventadas por la policía ya las que la justicia daba credibilidad. Y el PSOE no decía nada. ¿Olvida Pedro Sánchez que Vox ejerció la acusación particular en el Supremo contra los presos políticos sentado junto a los fiscales y la abogada del Estado? Quiero decir que la irrupción de la extrema derecha no está solo en los platós de TV, sino en las instituciones y desde hace días. El problema de Sánchez es que ahora le toca a Begoña Gómez, su esposa, lo que le crea unos problemas personales que merecen comprensión humana.
Buenos días.