Barça y Rayo: la cara y la cruz del fútbol femenino estatal

Los dos conjuntos se enfrentan este sábado en el Johan Cruyff en un choque de realidades abismal

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Las jugadoras del Rayo Vallecano

BarcelonaLa situación del Barça es un espejismo. Es la excepción en una coyuntura donde aún el fútbol femenino no está profesionalizado ni es, muchas veces, respetado. Las azulgranas representan lo que cualquier futbolista de Primera Divisió querría ser. Ya no en cuanto a resultados o trofeos, sino por sus condiciones laborales. Con sus derechos garantizados, gracias a una apuesta económica e ideológica de la entidad azulgrana, el equipo ha crecido de forma exponencial y representa un ideal del fútbol femenino. La otra cara de la moneda es el rival que recibirá en el Estadio Johan Cruyff este sábado (12 h, BarçaTV): el Rayo Vallecano.

Ni el convenio colectivo, ni la apuesta de los medios de comunicación, ni el aumento del interés por parte de la afición sirven para evitar situaciones como la que está viviendo el equipo femenino del conjunto del barrio de Vallecas. Las jugadoras del Rayo están sobreviviendo a una situación extrema por culpa de su propio club. Antes de que empezara la pretemporada, las futbolistas denunciaron su situación deplorable. Cuando faltaban tres semanas para el inicio de la Liga, las jugadoras y el staff técnico decidieron plantarse ante la situación irregular y discriminatoria que sufrían en el club madrileño, que ha decidido no darles de alta en la Seguridad Social. En la segunda semana de pretemporada, gran parte de la plantilla y del cuerpo técnico todavía no tenía contrato. Pero esta situación no era nueva para las futbolistas del equipo de Vallecas. En la pasada campaña la situación fue exactamente la misma. Pero este año no pensaban tolerar este trato discriminatorio del club.

Con una solución a toda prisa que permitió al equipo competir, se hicieron públicas más irregularidades. El 6 de noviembre las jugadoras dijeron basta emitiendo un comunicado donde destapaban las vergüenzas de un club que las maltrata y discrimina profesionalmente. "Trabajamos en un escenario de gran desigualdad, tanto en cuanto a instalaciones como material y personal, en comparación con nuestros compañeros del primer equipo masculino, y es por eso que nos vemos obligadas a denunciar de nuevo, de forma pública, la situación que sufrimos diariamente", afirmaba de entrada el comunicado, donde enumeraban, punto por punto, cada una de las situaciones que vivían las jugadoras.

"No contamos con el material básico deportivo ni con un gimnasio para llevar a cabo nuestra labor profesional de forma diaria. Tampoco disponemos de servicios médicos: un médico y un fisioterapeuta que nos acompañen durante la temporada. El equipo se encuentra sin la figura del delegado, tan necesaria para la gestión de diferentes aspectos diarios. No disponemos tampoco de acceso al parking del club, al cual sí que pueden acceder nuestros compañeros del primer equipo masculino. Además, no disponemos de equipaciones completas de juego de la presente temporada", afirmaba el comunicado.

Sin casa para vivir

Fuera de los terrenos de juego, la situación es todavía más preocupante. "Las casas que el club ofreció a diferentes jugadoras del equipo han dejado de ser pagadas por la entidad, de forma que las afectadas se ven en la calle sin ninguna solución posible. Y, por último, no recibimos el documento de las nóminas y cobramos siempre una semana después de final de mes", añadía el texto.

Lejos de provocar una reacción del club, el comunicado sirvió de precedente a la escenificación, en el partido contra el Athletic de Bilbao una semana después, de la extrema situación que sufren. En el partido contra el equipo vasco, la chilena Camila Sáez chocó contra Naroa Uriarte en el minuto 60 y necesitó recibir asistencia médica por un fuerte golpe en la cabeza. Y como el club madrileño no dispone de servicios médicos, necesitó la ayuda de los de las bilbaínas, que atendieron a la jugadora para después llamar al SAMUR. Las jugadoras del Rayo volvieron a levantar la voz contra su club en las redes sociales, mientras que la AFE ha denunciado que "la situación del Rayo femenino es insostenible".

Esta jornada, la última de 2021 de la competición, escenificará un choque de realidades abismal. Las condiciones en las que vive el Rayo están todavía lejos de resolverse y se tendrá que enfrentar a un todopoderoso Barça que no ha perdido ningún partido en Johan Cruyff.

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