Siempre he visto a Ponente como un rinconcito de gente de corazón, trabajadora y llena de una población diferente de la burguesía ensanchada. Conozco especialmente a Campclar, donde he vivido media vida. La otra media la he pasado en una comisaría haciendo de gacetillero. Los pelagañas recordarán nombres como Vicente Valero, comisario Morales u Holgado, creador de los GEO. Todos ellos han tenido que calmar las aguas decenas en ocasiones cuando había una sensación de inseguridad cuando se ponía la Luna en los barrios de más allá del río.
Una cosa es lo que ocurre, y dónde pasa, y la otra son los portafardos. Especialmente molesto es vincular a gente trabajadora y sencilla, de poco dinero y propiedades, con la inseguridad y la delincuencia. Ahora haré un ejercicio que quizá molesta, pero hay que recordar: en la rambla Nova asesinaron a un gestor. Un agente inmobiliario de esa calle está en prisión por matar a una clienta. Una chica de 17 años fue brutalmente violada y asesinada en la calle Caputxins, una psicóloga en Fray Antoni Cardona i Grau... No he oído a nadie decir que son barrios peligrosos, que la delincuencia, etc. La estadística de delitos es clara: cuando suben los crímenes, han subido; cuando no es así, simplemente es un invento o una sugestión colectiva. Alguna vez, incluso, utilizada por políticos y vendedores de alarmas.
En Campclar tengo amigos, allí me han vacunado, me saqué el carnet de moto, compro en el Mercadona, tomo un café con algún mozo... Sí, sí, también he tenido que correr cuando detuvieron a etarras, o cuando algún loco arrojaba bombonas de butano por la ventana... Exactamente igual que en un barrio de ricos. Sí es verdad que la falta de medios económicos provoca una mayor delincuencia sanguinaria que los que tienen cinco pisos y empresas millonarias. El paro y la pobreza generan más riesgos, pero tampoco es necesario criminalizar a un barrio. De acuerdo con el alcalde, más policía no soluciona nada. Más Código Penal tampoco. Lo necesario son más medios sociales y educativos. Acabo recordando a las saciencias que llevan el volante a la derecha y que critican la inmigración que el primer ciudadano de Tarragona se llamaba Escipión el Africano.