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Del carro a la red: el Grupo Bon Preu y el futuro de la flexibilidad energética

Desde su comercializadora BonpreuEsclat Energia han impulsado un proyecto de gestión inteligente del consumo que genera ahorros directos en la factura

Gráfico sobre la flexibilidad de la demanda
Redacció
hace 20 min
3 min

En Cataluña, el cambio hacia un sistema eléctrico más sostenible avanza rápidamente, pero a menudo se olvida que la revolución también puede empezar en lugares tan cotidianos como en un supermercado. El Grupo Bon Preu quiere demostrarlo: la flexibilidad de la demanda –la capacidad de adaptar cuándo y cómo consumimos energía– es clave para equilibrar el sistema y aprovechar mejor los recursos renovables. Convertir nuestros establecimientos en actores energéticos no es sólo una apuesta tecnológica, también es una apuesta por la sostenibilidad, ya que fomenta un mayor consumo de energía proveniente de fondos renovables, para poder hacer realidad el futuro energético que todos imaginamos.

El origen del proyecto es claro: la generación renovable no es controlable. No puede ordenarse que haga más sol o más viento cuando el sistema lo necesita. Esta realidad provoca fluctuaciones de precio en el mercado, con horas muy económicas –incluso con precios negativos– y otras muy caras. Si no puede controlarse la producción, la solución es evidente: controlar mejor el consumo.

En Grup Bon Preu han decidido aprovechar esta oportunidad desde dentro. Desde su comercializadora BonpreuEsclat Energia han impulsado un proyecto de gestión inteligente del consumo en el centro logístico de Balenyà y en tres supermercados seleccionados. Todos ellos comparten dos elementos con gran demanda energética y, a su vez, con margen de flexibilidad: la climatización y el frío comercial.

¿Cómo funciona el proyecto de gestión inteligente del consumo?

El proyecto se basa en aprovechar la flexibilidad operativa de los sistemas para ajustar la demanda según la señal de precio cuarto-horario del mercado eléctrico. Mediante la gestión de la inercia térmica de los equipos, siempre dentro de los rangos de temperatura establecidos, se busca optimizar el consumo aprovechando las diferencias significativas de precio en intervalos cuarto-horarios. Actualmente la volatilidad entre cuartos de hora es elevada, lo que permite implementar activaciones cortas de 15 minutos para desplazar cargas y generar energía.

Este conjunto de pequeñas decisiones, repetidas cada día y controladas por algoritmos con supervisión técnica, genera ahorros directos en la factura. Es lo que se llama flexibilidad implícita: aprovechar las horas baratas y evitar las caras. Pero el proyecto no se detiene aquí.

El siguiente paso, ya en marcha, es certificar estos activos para participar en los mercados de flexibilidad explícita, gestionados por Red Eléctrica. En este escenario, Grup Bon Preu, a través de BonpreuEsclat Energia, podrá actuar como agregador: sumar la flexibilidad de diversos establecimientos y ponerla al servicio del sistema. En ocasiones el sistema pedirá reducir consumo y otras, curiosamente, pedirá aumentarlo para absorber la generación renovable sobrante. En ambos casos la empresa será remunerada.

Esto convierte lo que antes era sólo un espacio de consumo (un supermercado, una cámara frigorífica, una nave logística) en un activo energético útil para el país. Y al mismo tiempo, refuerza la competitividad del grupo, ya que permite reducir costes y generar nuevos ingresos.

La prueba piloto ha confirmado tres elementos fundamentales: el primero, que la flexibilidad es viable técnicamente, ya que los sistemas de frío y climatización responden bien a las modulaciones; el segundo, que el ahorro es significativo y recurrente, y el tercero, que el proyecto es escalable en el resto de establecimientos del grupo. Pero quizá el aspecto más relevante sea que el grupo está abriendo camino en un ámbito que será esencial para el sistema eléctrico catalán.

Gestionar mejor el consumo, la clave para la transición energética

El Grupo Bon Preu ha entendido que la transición energética no depende sólo de construir generación, sino de gestionar mejor el consumo. Y el proyecto quiere demostrarlo con hechos: la flexibilidad puede transformar un supermercado en un aliado del sistema, reducir costes, maximizar el uso de renovables y hacer que la transición sea más sostenible, inteligente y robusta.

Lo que está ocurriendo en los supermercados de Grup Bon Preu y en el centro logístico es un buen indicador del futuro del sector energético: no sólo son necesarias grandes infraestructuras, sino que la inteligencia en la manera de consumir también puede generar un fuerte impacto, como explica la empresa de alimentación en el ARA. Si la flexibilidad se consolida, Cataluña puede avanzar hacia un sistema más estable y sostenible, y el comercio también puede jugar un papel que hasta ahora parecía inimaginable.

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