Cataluña, tierra de oportunidades y de convivencia

2 min
Dos ciudadanos migrantes charlan en el Raval, uno de los barrios con mayor inmigración de Barcelona.

El historiador Jaume Vicens Vives, en su clásico ensayo Noticia de Cataluña (1954), definió al país como tierra de paso, como lugar de marca, como "pueblo pasillo". Desde tiempos inmemoriales, lo que actualmente es el territorio catalán, situado en la orilla occidental mediterránea, ha sido punto de entrada de culturas y personas diversas, de ideas y de comercio. Por nuestras costas llegaron griegos y romanos, después vinieron los vasos del norte y los árabes del sur. Más modernamente, descendieron franceses. Y en época contemporánea, han venido valencianos y aragoneses, murcianos y andaluces, gallegos y castellanos. Y aún más recientemente, africanos del norte y del sur, asiáticos, latinoamericanos y europeos de distintas latitudes. Y a todo esto hay que sumarle millones de turistas, estudiantes, científicos y emprendedores de paso. Cataluña es una tierra atractiva. progreso económico catalán no habría sido posible. La natalidad autóctona era ya baja hace un siglo y así se ha mantenido. El país ha necesitado y sigue necesitando incorporar población foránea, con la que se ha hibridado a la vez que se afanaba por mantener la personalidad propia, con la lengua como uno de sus puntales. Un proceso que no ha sido fácil pero que ha dado pie a una sociedad plural y creativa, dinámica, que ha hecho bandera de su unidad como pueblo desde una mentalidad abierta. Volviendo a Vicens Vives: tierra de paso y voluntad de ser. -_BK_COD_

Somos y seremos un país diverso. El mundo se ha hecho pequeño y Cataluña, por su experiencia, frente a esta globalización líquida está bien preparada. Pese a complicadas circunstancias políticas y económicas, el país ha demostrado capacidad de gestionar la diferencia y de ahuyentar miedos y prejuicios, una habilidad colectiva que en ningún caso puede perder. El talante de pueblo de acogida es una ventaja social, cultural y competitiva en defender como un tesoro. Es importante cerrar el paso a los cantos de sirena xenófobos y excluyentes de la ultraderecha.

Naturalmente, esto no significa caer en la ingenuidad de negar las dificultades de convivencia, que han existido y existen. Pero si hasta hoy las hemos ido superando, podemos seguir haciéndolo. La mejor herramienta para conseguirlo es la escuela como espacio de socialización y cuna de convivencia; también como un entorno en el que la lengua catalana, hoy de nuevo necesitada de estímulos y protección, tenga un protagonismo especial. Pero no podemos fiarlo todo en la escuela: también es necesario el concurso de una sociedad civil robusta y activa capaz de acoger, así como de políticas sociales y económicas públicas que garanticen el ascensor social, hoy estropeado. La mejor garantía de futuro para Cataluña es que sea vivida para todos sus ciudadanos, vengan de donde vengan, como una tierra de oportunidades, de bienestar y de convivencia.

stats