Épico Fails

Coca-Cola Blak: 50% refresco, 50% café y 100% de fracaso

El fabricante de EE.UU. intentó introducir esta gama enfocada a los adultos, pero nunca llegó a arraigar

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Ilustración

El 7 de diciembre de 2005, The Coca-Cola Company envió una nota de prensa a los periodistas. "Coca-Cola Blak prepara su debut mundial", anunciaba el titular. Después de años analizando el mercado, el gigante de los refrescos había decidido aventurarse en lanzar un nuevo concepto de bebida. "Es una mezcla vigorizante y estimulante que tiene un equilibrio perfecto entre la sensación del gusto efervescente de la Coca-Cola y el del café", describía el comunicado. Solo tres semanas más tarde, el nuevo refresco ya había aterrizado en las baldas de los supermercados franceses y, durante el 2006, también llegó a Estados Unidos, Canadá, República Checa, Eslovaquia y Lituania.

Con una etiqueta de tonos marrones y negros que envolvía toda la botella, la Coca-Cola Blak era un punto y aparte en el catálogo de la compañía. "No es ninguna extensión de gusto: es una bebida única, con una textura suave que, cuando se vierte en el vaso, hace una espuma similar a la del café", concretaba Marc Mathieu, vicepresidente de marketing de Coca-Cola.

Con este invento, la empresa esperaba llamar a la puerta de nuevos consumidores potenciales. "Es una categoría diferente de refresco, una bebida carbonatada pensada para que los adultos la consuman a cualquier hora del día: cuando necesiten recargar las pilas o, simplemente, descansar un rato", adelantaba el directivo. Todo ello se enmarcaba en un contexto de cambios en el sector. "A principios de 2000, los consumidores estaban empezando a asociar la obesidad con el consumo de bebidas carbonatadas", recuerda Neus Soler, experta en marketing de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). El aumento del interés de los consumidores por los refrescos más saludables había empujado a las compañías a desarrollar nuevos productos. "Primero hicieron versiones de las bebidas con menos calorías; después extendieron las gamas con nuevos gustos y, finalmente, se atrevieron a crear categorías enteras, como la fusión de los refrescos de cola con el café", continúa el especialista.

Sin embargo, la aventura de Coca-Cola Blak acabó con mal sabor de boca: año y medio después de haberla estrenado, la compañía anunció que detendrían su producción. "El consumidor no entendió la propuesta, porque ni el nombre de la bebida ni el eslogan –Bebida carbonatada de fusión– dejaban claro qué era", analiza Soler. De hecho, para saber que llevaba café, había que leer la letra pequeña de la composición. "Quien la bebía no sabía cómo categorizarla", remacha. Además, la experta dice que el sabor a la bebida era otro de los puntos débiles: "Era dulce y cremosa, pero tenía un sabor amargo que provenía del extracto de café que no acabó de agradar", apunta. costaba casi el doble que una Coca-Cola normal.

El idilio de Coca-Cola con el café todavía sigue vivo.En 2018, la compañía lanzó Coca-Cola Plus Coffee en Japón y en algunos países europeos. 2021, también la introdujeron en Estados Unidos, con el nombre de Coca-Cola With Coffee: "Ahora bien, cuando una marca se identifica tanto en un refresco concreto, es difícil que arraigue con nuevos productos", avisa Soler. ~

La lección

"Coca-Cola es una empresa muy ágil a la hora de detectar nuevas tendencias en el mercado y pensar un producto para adaptarse –explica Neus Soler, experta en marketing de la UOC–. Ahora bien, a veces, las ganas de mantenerse líder en innovación hace que todo se precipite y no se acabe de interpretar bien lo que le piden los consumidores", añade.

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