¿Cómo son los nuevos estrella Michelin?
Los restaurantes Atempo, L'Aliança y Quatre Molins reciben el premio como una esperanza en un año difícil
Barcelona“Conseguir una estrella Michelin para el Atempo es la alegría del año”, afirma el cocinero Jordi Cruz, que ya tiene premiados generosamente por la guía francesa todos los restaurantes que dirige. Casi con las mismas palabras se expresan el cocinero Rafel Múria, del restaurante Quatre Molins, en Cornudella de Montsant, y Cristina Feliu y Àlex Carrera, de L'Aliança, de Anglès –los otros dos establecimientos que estrenan estrella–, que añaden que la noticia ha hecho que los vecinos se acercaran al restaurante para felicitarlos.
En Sant Julià de Ramis –“en un emplazamiento que nos encantó a mí y a mi socio", dice–, el chef Jordi Cruz inauguró hace dos años el Atempo, “que quiere decir que los platos son atemporales, pero no clásicos”, dice el chef. Y todavía comenta que el nombre lo convenció porque “es del estilo del Àbac y el Àngle, es decir, cortos, y se entienden en todos los idiomas”.
Esperando reabrir pronto
En la cocina, pues, platos que siempre son tendencia, pero en lo que más destaca el Atempo “es en la sala”, dice Cruz. “El menú es un trabajo conjunto que la sala hace que tenga mucho valor”. De hecho, el chef de Manresa cree que la estrella Michelin premia justamente esta sala, que lo distingue otros restaurantes. “La Michelin también sabe que mi trabajo es riguroso y que un restaurante dirigido por mí es una garantía”, dice Cruz, que confiesa que el restaurante está cerrado actualmente y que tiene la esperanza de reabrirlo el próximo año “con unos horarios permitidos más amplios”. En verano, sin embargo, sí que estuvo abierto y dice que trabajaron "muy bien la temporada”.
Mientras tanto, en Cornudella de Montsant, en el restaurante Quatre Molins, el cocinero Rafel Múria confiesa que le han dicho y repetido que es uno de los cocineros más jóvenes premiados por la guía. Justamente Jordi Cruz también es uno de los cocineros que consiguieron este hito. “Pero yo ya no recuerdo si tenía 24 o 26 [ tenía 26]”, señala Cruz. El caso es que Rafel Múria, hijo de Perelló, con “padres autónomos, los de Mel Múria”, tiene 26 años. Y la edad la dice sin remarcar con exceso la juventud, porque su trayectoria es tan extensa que se hace difícil decirla de manera corta. Sin contar los años trabajados a la empresa familiar, en la que hizo de todo con la miel, incluyendo facturas y remover las colmenas de las abejas, estudió en la Escola Hofmann, trabajó en Xerta, en Villaretiro, después en el restaurante francés Michel Bras, y más tarde en París, donde fue al Atelier de Joël Robuchon. Y es cuando estaba con el prestigioso cocinero francés que se enteró, justamente hace tres años, de que podía volver a casa porque en Cornudella había un restaurante que podía coger.
La sorpresa de los vecinos
Junto a Rafel, su pareja, Laia Ferrer, estudiante de MIR de Medicina, relata la alegría con la que los vecinos recibieron la noticia el lunes al atardecer. “El día siguiente todavía nos preguntaban si era verdad que la guía Michelin nos había premiado”, dice. La sorpresa “se entiende, porque Cornudella es un pueblo pequeño, que no llega a los 1.000 habitantes, y porque es el único restaurante con estrella de todo el Priorato”, remarca Ferrer.
En la cocina, Múria confiesa que él es el chef de la miel. “Para mí es un ingrediente más”, dice. Él no la usa para endulzar como se podría pensar de entrada, sino para compensar gustos. “La miel es un condimento más de mis platos, como lo es la sal”, dice. Por ejemplo, en el plato de ortigas de mar, la miel que pone (“de forma camuflada”) ayuda a redondear el gusto de las ortigas. Y, como las ortigas, otros muchos platos salados.
Del restaurante Quatre Molins sorprende el número de personas que trabajan, cinco, y el precio de los menús de degustación, entre 50 y 65 euros. “Ahora me dicen que son muy económicos para tener una estrella Michelin, pero es que hasta ahora no la tenía y lo que no pienso hacer es subir los precios”, dice Rafel Múria, que subraya que él proviene de una familia de autónomos, que ha trabajado de lo lindo toda la vida y que sabe perfectamente que “es muy difícil subir, pero muy fácil bajar abajo del todo”. Así que continuará con el rigor que le ha llevado a conseguir la primera estrella.
La pasión del padre como herencia
Para acabar, en Anglès, en el restaurante L'Aliança 1919, Cristina Feliu, hija del cocinero Lluís Feliu, que murió en Navidad del 2013, recuerda el verano que decidió con su hermana reabrir el restaurante. Era el verano del 2014, y las dos se habían formado en disciplinas diferentes, pero la pasión del padre y la del tío por la sala, la cual ellas habían vivido desde pequeñas, las llevó a retomarlo. “Era más bien un bistró, que era lo que nos podíamos permitir técnicamente”, dice Feliu.
Al cabo de los años, el tío se jubiló, la hermana cogió un nuevo camino y Cristina, junto con su pareja, Àlex Carrera Alonso, se quedaron al frente. “De hecho, mi hermana me dijo: estarás acompañada por Àlex”, dice la Cristina. Y con Àlex, formado en cocina, con un grado de económicas y con experiencia en restaurantes como el mítico Drolma (dentro del Hotel Majestic), Jean-Louis Neichel, el Mugaritz y la Bodega de Can Roca, ha conseguido retomar la estrella que lucía el padre en la antigua cooperativa de labradores donde los abuelos inauguraron un bar en 1953. “Los abuelos empezaron con un bar, el padre fue poniendo platos y al final, en 2000, lo amplió todo como restaurante cuando los abuelos se jubilaron”, explica Cristina Feliu.