Homenotes y danzas

El confitero piamontés al que debemos Nutella y los huevos Kinder

Michele Ferrero relanzó el imperio italiano de los dulces, que factura cerca de 14.000 millones de euros

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Michele Ferrero WEB

Todos conocemos casos de anuncios de televisión que han trascendido su función comercial para convertirse en productos de la cultura popular y que son recordados décadas después de su época de emisión. Frases como “Si no hay Casera, nos vamos” o el “Repetimos” de las cremas Danone, y personajes como el primo de Zumosol se han integrado con naturalidad como un recurso lingüístico más en las conversaciones informales. Dentro de los personajes que han calado se encuentra el inolvidable Ambrosio, el chófer que formaba de bombones la señora propietaria de un Rolls Royce cuando ésta tenía un antojo repentino.

Ella quizás no lo sabía, pero con cada Ferrero Rocher que consumía contribuía a que Michele Ferrero fuera el hombre más rico de Italia. La historia había empezado muchos años antes de que Ambrosio abriera un compartimiento secreto del Rolls Royce para mostrar una bandeja llena de bombones, y es que el empresario nació en una familia piamontesa que se dedicaba a la pastelería, primero con un comercio y después con una fábrica muy modesta. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y tras la muerte del padre y del tío, Michele heredó el negocio y se propuso darle un nuevo impulso.

Uno de los primeros pasos para crecer fue iniciar una incipiente internacionalización, mediante la apertura de una factoría en Alemania. El producto de mayor éxito del momento era la quema de avellanas y cacao, primero con una marca bastante difícil de pronunciar (Gianduijot, que proviene del nombre torinés de la mixtura) y después a la denominación más internacional de Nutella (1964), que es la que todos hemos conocido. Obsesionado con el trabajo, Michele se casó con una de sus trabajadoras, Maria Franca Fissolo, con la que tuvo dos hijos, hoy herederos del grupo empresarial.

Algunas de las innovaciones trascendentes de Ferrero fueron apostar por el chocolate en forma de quema, en contra de la tendencia de los otros fabricantes, que sólo vendían baldosas, o la comercialización de bombones de forma individual y no necesariamente en una caja entera. Y, por encima de todo, transmitir sensación de lujo a precio asequible, aspecto en el que los Ferrero Rocher son paradigmáticos. Por cierto, el apellido Rocher de estos bombones procede del Rocher de Massabielle, la gruta donde la Virgen María se apareció en Bernadeta Sobirós, en lo que después sería el santuario de Lourdes, en Gascuña (Ferrero era muy devoto y cada año iba).

El empresario quiso dotar de valores a su negocio y bajo el lema corporativo de “compartir valores para crear valor” siempre situó a las personas en el epicentro de la actividad empresarial. Quienes le conocieron aseguran que sentía un gran respeto hacia sus trabajadores, con la premisa de que “un buen jefe puede conseguir que una persona normal se sienta como un gigante, mientras que una mala cabeza puede transformar un gigante en un enano”. La plasmación de estos valores se reflejó en 1983 con la creación de una entidad llamada Obra Social Ferrero, que se preocupaba del bienestar de trabajadores y jubilados de la empresa. No todo han sido alegrías para la firma, porque en 1994 la fábrica histórica, en Piamonte, fue completamente devastada por unas inundaciones y tuvo que ser reconstruida desde cero.

Renombre mundial

Antes hemos hablado de los populares bombones Ferrero Rocher y de una de las marcas más presentes en muchos hogares del continente europeo como es la Nutella (en España, competidor de la Nocilla), pero Ferrero también produce otro dulce: los conocidísimos huevos Kinder ( una marca nacida en 1968), esos huevos de chocolate con sorpresa dentro. También son los fabricantes de los caramelos Tic Tac, una marca conocida en todo el mundo: como prueba tenemos el caso del piloto de un caza de la US Navy, David Fravor, que se encontró con un ovni en 2004 y al describir el objeto aseguró que tenía forma de caramelo Tic Tac. Desde entonces, aquello se conoce en Estados Unidos como The Tic Tac Incidente.

Disponer de productos tan sumamente populares ha permitido que la firma Ferrero, todavía plenamente familiar, sea un gigante mundial de la confitería, con más de 46.000 trabajadores y una facturación de 14.000 millones de euros. En 2021 establecieron su récord de beneficios, con una cifra que rozaba los 1.000 millones de euros.

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