Somos el único país del mundo donde cualquier empresario, cantante, escritor, periodista... puede despreciar nuestra lengua ya nosotros como pueblo sin que dejemos de consumir sus productos, escuchar su música, leer sus libros o visionar los sus programas. La misma falta de autoestima de los niños que siempre son criticados y ridiculizados por sus padres, o de las mujeres maltratadas que se consideran merecedoras de todo tipo de humillaciones y ya se conforman el día en que sólo reciben una bofetada en vez de dos.
Estamos tan acostumbrados a los "eres simpática para ser catalana", "no me gustan los catalanes", "el catalán no sirve para nada", "lástima que ahora ya no podamos pasar los catalanes a cuchillo" que lo encontramos casi normal. Haremos un ejercicio e intentaremos decir algunas de estas frases cambiando “catalán” por alguna otra minoría, nación, religión o raza, a ver cómo suena y cuál creéis que sería la reacción de la justicia, la opinión pública y el propio col aludido. "Eres simpático para ser musulmán". "No me gustan los negros". "Hablar hebreo no sirve para nada". "Lástima que ahora ya no podamos pasar a los gitanos a cuchillo."
Tener que aguantar esto día tras día, toda la vida. Podemos seguir siendo cornudos y pagar la bebida o dejar de regalar nuestro dinero a los enemigos. Al menos, que insultarnos y amenazarnos no salga completamente gratis.