La culpa por engordarte un kilo, por decir que no, por protestar... La culpa siempre es tuya
La culpa por haberte comido un croissant de chocolate. La culpa por engordarte un kilo. La culpa por tener que comprarte una talla más. La culpa por no haber ido al gimnasio. La culpa por ir al gimnasio en vez de quedarte cenando con la familia. La culpa por ser un desastre. La culpa por no haber llamado a la madre. La culpa por coger el coche en vez de ir a pie. La culpa por haberte olvidado de felicitar el cumpleaños de Emma. La culpa por ir a dormir tan tarde. La culpa por acostarte a las diez. La culpa por enviar tarde el artículo. La culpa por no limpiar la cocina después de comer. Por no quedar con los amigos que hace tiempo que no ves. Por no haber sobresalido lo suficiente en un proyecto. Por no haber dicho lo que se te ha ocurrido cuando ya era demasiado tarde. Por haber anulado la hora con la terapeuta. Por haberte regalado un masaje. Por haber perdido las llaves. Por haber perdido la paciencia con tu hijo. Para ir a realizar la manicura. Por no habértela hecho. Por pasarte tres horas en la peluquería. Porque hace medio año que no vas. Por haber procrastinado el día que tienes más trabajo. Por haber estudiado el examen a última hora. Para suspenderle. Para dormirte en el sofá. Para dormirte por la mañana. Para perder el tren. Por inventarte una excusa. Para comprarte un traje demasiado caro. Para ponértelo sólo una vez. Por saltarte la dieta. Por no dar los diez mil pasos diarios. Para ir de bulto. Para hacerlo todo demasiado despacio. Para terminarlo deprisa. Por no terminarlo. Por darte por vencida. Para querer hacerlo a toda costa. Por dejar que haya pasado más de un año después de la última revisión. Por pasarte un domingo sin moverte del sofá. Para desperdiciar el sábado por la noche viendo una película mala. Para realizar el aperitivo. Para ir a tomar una copa. Para tomarte dos. Para joderte el queso que había en la nevera mientras preparabas la cena. Porque se te ha quemado el pollo. Para encargar una pizza. Para comprar un libro por internet. Por no haber leído el libro del que todo el mundo habla. Para subrayar un libro con bolígrafo. Por no haber entendido nada de lo que el profesor ha explicado en clase. Para comerte un bote de aceitunas. Por engordarte dos kilos. Por no adelgazarte. Para pedir postres. Por lo que dijiste ese día. Por haber dicho que no. Por haber dicho que sí. Para solicitar un día de fiesta. Por trabajar un festivo. Por levantar la voz. Por haber callado. Por no haber sabido qué decir. Por haber hablado demasiado. Por no hacer nada. Para pedir ayuda. Por no querer pedirla. Por no tener tiempo. Para desperdiciarlo. Para plegar temprano. Para plegar demasiado tarde. Por haberte atrevido a hacerlo. Por no haberte atrevido. Por haber mirado. Por haber hecho ver que no lo veías. Por preguntar. Por no haber preguntado. Por haber malpensado. Por haber sido ingenua. Para confiar. Por desconfiar. Por decir que irás y luego no vas. Por presentarte sin avisar. Para conformarte. Por decir que no estás conforme. Por no ser un buen ejemplo. Por querer serlo. Porque no puedes más. Por creer que podrás hacerlo todo. Por no responder un whatsapp. Manténgase demasiado pendiente del teléfono. Para olvidarte de una cita. Para llegar tarde. Para joder el campo. Para hacer lo que te da la gana. Por no hacer lo que te gustaría. Para ir a la tuya. Para hacer lo que quieren los demás. Por protestar. Por insistir. Por equivocarte. Por ser tan perfeccionista. Por no haberlo hecho mejor.
Sigmund Freud dijo que la culpa era la más importante de las emociones inconscientes. El problema es no poder deshacerse de él.