Arte

Dalí y la monarquía española: una relación de amistad, admiración y homenaje

Felipe VI, presidente de honor de la Fundación Gala - Salvador Dalí, visita las exposiciones conmemorativas de los 50 años del Teatro-Museo de Figueres

El rey Felipe VI en el 50 aniversario del Teatro-Museo Dalí
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GeronaEste miércoles 25 de septiembre, el Teatro-Museo Dalí de Figueres, con motivo de la celebración de su 50 aniversario, ha recibido la visita de Felipe VI en un acto solemne e institucional, que da el pistoletazo de salida a los actos del aniversario. No es ni mucho menos la primera vez que la monarquía española visita las salas del museo daliniano, ya que, desde que se inauguró, en fechas señaladas, tanto el antiguo monarca Juan Carlos I como Felipe VI o las infantas Sofía y Leonor, han hecho acto de presencia.

Esta recurrencia de la familia real en el Teatro-Museo figuerense no es en absoluto casual, ya que Salvador Dalí, en vida, fue un artista muy cercano a la corona española. Amigo personal de Juan Carlos I –también de Francisco Franco– y admirador del valor institucional de la realeza, nunca fue un creador incómodo ni proscrito, sino todo lo contrario, era admirado y reivindicado por el régimen como gran pintor del Estado. Sus obras eran vanguardistas y eminentemente provocadoras, pero siempre desde un punto de vista estético y formal, nunca a diferencia de otros creadores coetáneos, con mensajes políticos contra los poderes conservadores o la represión de la dictadura.

Prueba de la amistad con Juan Carlos I, el propio Dalí le regaló un retrato titulado El sueño del príncipe en 1979, poco después de que fuera coronado como jefe de Estado durante la Transición, que ahora se guarda en la colección privada de Borbones. También, cuando el artista ya estaba muy enfermo, en 1988, el actual rey emérito le visitó en la cama del hospital y Dalí le hizo entrega del poema Laureada y oda en la monarquía, en la que alababa su figura y le prometía que volvería a pintar. Finalmente, el signo más inequívoco de la complicidad de Dalí con la corona es su controvertido testamento, que nombró a España y, por tanto, por extensión, a la monarquía, herederos universales de todo su legado. "La historia del Teatro-Museo Dalí está ligada a las venidas de los reyes", explica el filósofo Max Pérez, que prepara un libro sobre los 50 años del museo figuerense, junto a Josep Playà. Felipe VI, de hecho, ostenta el título de presidente de honor de la Fundación Gala - Salvador Dalí.

El rey como garante de la pervivencia del ADN

Ahora bien, a pesar de esa conveniencia con Franco y los reyes, Dalí se consideraba a sí mismo "apolítico". Y es que, desde un punto de vista teórico, su defensa de la monarquía responde a un argumentario complejo, casi metafísico, que no tiene que ver con argumentos políticos sino cuestiones más bien científicas. "Dalí estaba muy interesante en el concepto de la legitimidad, entendido como lo que corresponde de forma ontológica a cada uno, y consideraba que la monarquía era un símbolo cósmico de esa legitimidad que ordena la naturaleza", explica Pérez, que ha estudiado el pensamiento de Dalí, ligado con el del filósofo Francesc Pujols, también declarado monárquico por estas mismas razones. La cuestión de la legitimidad en Dalí se conecta con la fascinación daliniana por la ciencia y los nuevos descubrimientos de la época sobre el ADN. "El ADN es la base de la legitimidad, es lo que más nos determina en la vida, por lo que, para Dalí, la monarquía hereditaria, al transmitir el poder por la sangre, es un sistema superior porque representa al legóricamente la dominación de la genética", argumenta Pérez.

Según Dalí, sin embargo, más allá de representar esta jerarquía de la genética, el rey no debería tener otra atribución, no debe mandar sobre los ciudadanos, sino que, dentro de su paraguas, la sociedad debe ser anárquica . "El artista creía que la monarquía era como una esfera, una forma geométrica que garantiza un orden, pero que, en su interior, puede englobar cualquier forma de prisma", argumenta Pérez, que concluye "En este sentido, pues, el suyo museo, coronado con una gran cúpula, está por encima de todo monárquico".

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