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El “dios de la gestión empresarial” que compró los televisores Anglo

Panasonic aterrizó en España adquiriendo la compañía de los antepasados ​​ingleses de Maragall

Kōnosotros uke Matsushita
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En 1974 la multinacional japonesa Panasonic entró en España con la adquisición de la empresa catalana Anglo Española de Electricidad, que, entre otras cosas, fabricaba televisores de la marca Anglo. Esta firma tenía un recorrido casi centenario, porque la fundó en 1882 George Noble con la intención de trabajar en el ámbito de la telegrafía inalámbrica. La familia inglesa a la que pertenecía quizá sea poco conocida por el público en general, pero se arraigó tanto en el país que uno de sus descendientes acabó siendo alcalde de Barcelona y presidente de la Generalitat; hablamos de Pasqual Maragall Mira, bisnieto de Ernst Noble, el hermano de George, creador de la compañía eléctrica que acabamos de mencionar. Además, los dos hijos de George, Royston y George Jr., acabaron jugando en el FC Barcelona a principios del siglo XX, y Royston fue fundador de Radio Barcelona y de Radio Associació de Catalunya.

Volvemos a ese 1974, cuando se crea una nueva compañía bautizada como National Panasonic de España SA, o sea, los primeros pasos de la firma japonesa en territorio peninsular. Hacía un año que se había jubilado al hombre clave de la empresa, su fundador y líder absoluto, Kōnosuke Matsushita, el plusmarquista absoluto del mundo empresarial de Japón. La semilla de su imperio la sembró en 1918, con la creación de una fábrica de aparatos eléctricos que empezó ofreciendo productos de mayor calidad que los que ya existían en el mercado ya un precio inferior (enchufes y placas aislantes, básicamente). En menos de cinco años, la empresa ya disponía de una planta de fabricación en condiciones y había pasado de los tres trabajadores iniciales a más de cincuenta. Un faro para las bicicletas muy innovador fue uno de los inventos que permitió a la empresa multiplicar las ventas durante los años veinte del siglo XX, una época en la que nació la marca National, la que explotaría antes de la creación de las enseñas Technics y Panasonic. Antes de terminar el decenio, la firma puso un pie en los productos de masas gracias a la comercialización de una plancha de ropa de gran calidad. Más tarde vendrían las radios, ventiladores, motores e incluso un modelo experimental de televisor que empezó a funcionar en 1939. Curiosamente, la primigenia fábrica de faros de bicicleta, que había supuesto un gran éxito en los inicios del negocio, acabó en manos del cuñado de Matsushita y convertida en la reconocida empresa de electrónica de consumo Sanyo.

Todo ello bajo una misión que Matsushita estableció en 1932 y que unía la visión empresarial con la religiosa: "Los seres humanos necesitan la prosperidad tanto física como espiritual. La religión es una búsqueda sagrada que aleja a las personas del sufrimiento y las acerca a la felicidad y la paz mental. También los negocios pueden ser sagrados en el sentido de que permiten satisfacer las necesidades físicas necesarias para llegar a la felicidad humana. Ésta precisamente debe ser la misión principal de los negocios".

La derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial puso al imperio de Matsushita contra las cuerdas y al borde de la desaparición, pero tras una fuerte reestructuración, en la década de los cincuenta la empresa volvió a dar señales de vida. En esa época logró el control de la también japonesa Japan Victor Company, más conocida como JVC. Este período de reconstrucción, liderado por el fundador y su filosofía, llevó a la empresa a lo más alto del mercado de la electrónica mundial, con una fama que traspasaba fronteras. En 1962 Matsuhita protagonizó la portada de la revista Time y un par de años más tarde la de la revista Life, y fue considerado el "dios de la gestión empresarial". En 1964 empezó a dejar sus cargos hasta su jubilación total en 1973. Dejó no sólo una empresa líder, sino también 44 libros publicados y toda una filosofía de gestión. A su muerte, en 1989, su patrimonio ascendía a 3.000 millones de dólares, mientras que el grupo Panasonic facturaba 42.000 millones.

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