El negocio de la guerra

España continúa vendiendo armas a Arabia Saudita a pesar de las atrocidades en Yemen

Las ONG alertan: los barcos de Navantia pueden agravar la crisis humanitaria

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El barrio de A el Foulaihy en la ciudad vieja de Sanó, después de un bombardeo de la coalición saudí.

BarcelonaAli Jameel y sus compañeros de la ONG Mwatana for Human Rights se juegan la vida para documentar los crímenes de guerra en Yemen, martirizado por décadas de conflicto. Después de un bombardeo en un barrio o en un hospital, se plantan rápidamente en la zona para recoger los restos de munición utilizada y para entrevistar a los supervivientes. Así es como desde que empezó la intervención de Arabia Saudita en 2015 han reunido pruebas de 177 bombardeos aéreos. En 29 casos pudieron acreditar que la coalición saudí estaba tirando bombas fabricadas en el Reino Unido, Italia y Alemania. ¿Y desde dónde se tiran estas bombas? Pues también desde aviones fabricados en Europa, incluida España. “España es cómplice de crímenes de guerra por vender cazas y barcos militares a Arabia Saudita”, denuncia Jameel desde Sana'a en una conversación telefónica con el ARA.

Denuncia en el Tribunal de la Haya

Mwatana ha presentado, junto con otras entidades, una denuncia por complicidad en crímenes de guerra al Tribunal Penal Internacional de la Haya contra estos estados europeos. Sobre España, reclaman que se investiguen las exportaciones de aeronaves militares y piezas de repuesto a Arabia Saudita, los Emiratos y Egipto desde el año 2015. En concreto, se trata de aviones de abastecimiento de combustible A330 MRTT, fabricados en Getafe, y el caza Eurofighter Typhoon, que se fabrica en Illescas (Toledo). La denuncia se presentó en 2019 y la oficina de la fiscalía del Tribunal se ha comprometido a responder si acepta el caso este año.

Según se detalla en la denuncia, con la guerra en marcha y cuando todo el mundo ya conocía las atrocidades cometidas por la coalición saudí en Yemen, el avión de abastecimiento viajó en varias ocasiones al aeropuerto madrileño de Barajas para hacer el mantenimiento pactado con Iberia Mantenimiento. La mitad de la flota aérea militar saudí está formada por aviones de fabricación europea, y el modelo fabricado en España ha sustituido a los aviones que cargan combustible en el aire que el Congreso de los Estados Unidos obligó a dejar en tierra. “La guerra se ha intensificado estos últimos meses porque con la perspectiva que Biden impulse un acuerdo de paz, todas las partes están intentando ganar territorio”, explica Jameel.

Las fragatas de Navantia y el bloqueo marítimo

Desde la intervención saudí en el país en 2015, han muerto al menos 233.000 personas (hay denuncias de crímenes de guerra contra todos los lados) y algunos países europeos han optado por restringir la exportación de armas a la monarquía del Golfo. El gobierno español, en cambio, decidió mantener el contrato de venta de 400 bombas inteligentes al régimen de Riad para garantizar el contrato de cinco fragatas de Navantia (1.813 millones de euros y del que dependen seis mil puestos de trabajo) que se están fabricando en Cádiz.

La venta de las fragatas (Navantia anunció hace unos días la varada de la tercera) preocupa a las entidades de defensa de los derechos humanos porque Arabia Saudita ha impuesto un asedio feroz sobre Yemen que afecta la entrada de alimentos, combustible y medicinas y ha contribuido a lo que la ONU considera la peor crisis humanitaria que vive el planeta, con 1,3 millones de criaturas con desnutrición severa. “El precio de los alimentos se ha triplicado y en plena pandemia faltan medicinas básicas”, alerta Jameel.

Preguntado por este diario, el gobierno español afirma que “si tuviera conocimiento o hubiera el riesgo de un uso indebido de los materiales exportados [a Arabia Saudita] aplicaría la ley y suspendería o revocaría las autorizaciones de exportaciones”. Madrid alega que ha puesto en marcha un certificado de uso final, por el que Arabia Saudita se comprometería a no usar las armas compradas en España en la guerra Yemení.

Para Jameel, este certificado será papel mojado. “Arabia Saudita solo tiene buenas palabras: que trabaja para pacificar Yemen y para reponer a su presidente, que la guerra se acabará pronto, pero nada de esto se ha cumplido. Quién vende armas en Riad sabe que está colaborando con sus crímenes”.

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