¿Falsos culpables?

Primera sessió del judici sobre l'esborrat dels ordinadors de Bárcenas
Ernesto Ekaizer
20/06/2019
4 min

MadridPasan de las cuatro de la tarde. El juez Eduardo Muñoz Baena no parece consciente de que el juicio ha empezado a las 9:45 horas, con una interrupción de algo más de quince minutos. Luis Bárcenas, que ha sido trasladado desde la cárcel de Soto del Real a los juzgados de lo Penal de Madrid, lleva dos horas declarando en calidad de testigo. Y cuando termina el turno de las acusaciones, como viera que el juez tiene intención de hacer una pausa para comer, Bárcenas, sin perder la seriedad, señala:

-Ya estoy centrado en la declaración. No he almorzado y me gustaría volver a casa para cenar…

El juez, empero, decreta la pausa de treinta minutos. Bárcenas, que solo se ha echado al coleto una barrita energética, da un salto y se marcha a la zona de presos, custodiado por dos agentes, una mujer y un hombre. Solo quiere una bebida refrescante.

El juez Muñoz Baena, un hombre de natural respetuoso con todos los letrados y acusados, es el que dictará la sentencia. No hay un gramo de impostación en sus intervenciones, muy escasas, pero pertinentes. Es un tribunal unipersonal. La atención mediática que concitan dos figuras resucitadas como Bárcenas y María Dolores de Cospedal ha llenado, inusualmente, la sala de juicio.

Cuando declaran Bárcenas, primero, y Cospedal después, el juez clava sus dos ojos en ellos, en sus gestos y respuestas.

Consultado al terminar la vista por cómo se toma en serio lo que se suele llamar la “inmediación”, el juez Baena señala: “Es verdad. Esta concentración te permite avanzar a la hora de hacer la sentencia”.

No es un caso fácil. La historia se remonta a 2013, a la guerra entre Luis Bárcenas y el PP a cuenta de los llamados ‘Papeles de Bárcenas’, es decir, la lista de empresas que donaban fondos en negro al partido y el pago de ‘sobresueldos’ también opacos a presidentes, secretarios generales, vicesecretarios y otras personalidades del PP, desde 1990 a 2008. El caso, llamado también ‘Caja B del PP’ sigue en proceso de instrucción y, por tanto, no existe fecha de enjuiciamiento.

Bárcenas aportó la lista en un ‘pendrive’ tras el volcado de los datos desde uno de sus ordenadores, un antiguo Toshiba, al juez Pablo Ruz en la Audiencia Nacional el 15 de julio de 2013. Y al tiempo dijo que tenía más información en un ordenador Apple McBook Pro que el PP nunca le devolvió.

Su letrado, Javier Gómez de Liaño, solicitó al juez Ruz que requiriese al PP para que aportase al juzgado tanto el Toshiba como el Apple. El PP los envió, pero vacíos. No tenían memoria alguna. El partido ordenó un borrado, pero al tiempo informó al juzgado que los dos ordenadores eran del partido -no de Bárcenas- y que carecían de información o ficheros. El borrado, explicó, se había realizado en aplicación del protocolo interno para cumplir con la ley de protección de datos.

La lista de donantes, ha quedado en claro, salió del Toshiba. En octubre de 2012, aproximadamente, Bárcenas pidió al entonces responsable de informática del PP, Javier Barrero, que solía ayudarle, que le echase una mano para volcar en un ‘pendrive’ la célebre lista de donantes (per un total de unos 7 millones de euros). Quedó claro que Barrero fue el que hizo el volcado. Y aunque no se dijo así, el responsable informático fue uno de los primeros, fuera de Bárcenas, en tener ante sus ojos los que se convertirían en los ‘papeles de Bárcenas’ cuya fotocopia publicó el 31 de enero de 2013 el diario ‘El País’ y cuyo original el extesorero aportaría al juez Ruz el 15 de julio de aquel año.

Problema: Bárcenas ha vuelto a sostener que en el Apple había más información sobre los donantes, visitas y recibís, datos que reforzaban la lista de donantes aportadas al juez el 15 de julio de 2013. De ahí que se esté enjuiciando si ha habido o no delitos de daños informáticos y encubrimiento con la singularidad de que el PP está acusado como persona jurídica.

Barrero ha asegurado que en el ‘pendrive’ se volcó toda la información del Toshiba, pero declaró que en el Apple había más bién escasa información, fotos y videos familiares de Bárcenas. Según Barrero, este Apple había sido comprado por el extesorero para regalárselo a su mujer en Nueva York y que estaba configurado allí, cosa que él cambió por un teclado español. Se da la circunstancia de que Bárcenas habla de un tercer Apple, cuya existencia ha negado Barrero.

Bárcenas ha declarado. como testigo ya que se retiró de la acusación particular en 2016 después de impulsar el caso. Ayer volvió a argumentos elementales pero que añade más intríngulis. “¿Por qué iba yo a pedir en julio de 2013 que se requiriera al PP para que entregase los ordenadores si no había nada en ellos. ¿Por qué el PP ordenó el borrado si no había datos en ninguno de ellos? ¿Simplemente por cuestión de protocolo?”

Como en la película famosa de Alfred Hitchcock ‘Falso Culpable’, ¿estamos aquí ante una trama con falsos culpables?

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