Más allá de una foto: el método del retrato policial
El francés Alphonse Bertillon estableció en 1879 los estándares de estas fotografías, que han dejado capturas icónicas a lo largo de la historia
Las fichas policiales que vemos en las películas, con el malhechor retratado de cara y de perfil, tienen una razón de ser. Hasta el año 1840 se utilizaba el daguerrotipo para fotografiar a detenidos y delincuentes, pero no era un formato adecuado, ya que se trataba de un material frágil y demasiado delicado para ser utilizado en identificaciones policiales. En 1879, el francés Alphonse Bertillon entró como auxiliar en la Jefatura de París y comienza a buscar la manera de mejorar la identificación, ya que consideraba que los sistemas de los que disponían en el cuerpo policial no eran efectivos. Bertillon ideó un sistema basado en medir las diferentes partes del cuerpo como la altura, el contorno de la cabeza, la longitud de los dedos o los pies.
Aparte de las medidas físicas, también se llevaba a cabo un registro de marcas y señales características como las pecas, los tatuajes o las cicatrices. Una vez reunidas todas estas particularidades, usó una metodología para su registro y futura comparación entre ellos. En 1883 ya había conseguido tener un fichero de más de siete mil registros que había resultado exitoso a la hora de identificar y detener a criminales. Bertillon lo documentó en el libro La photographie judiciaire.