BarcelonaNadie como un dibujante de monigotes, como un caricaturista, puede comprender a Francisco Umbral, porque su obra entera va sobre el abismo de la escritura, y los dibujantes de cómics viven en esta misma negación permanente de todo aquello que es suyo, tanto de manera general como personal. Se lanzan cada día a la misma nada de Umbral, denominada escritura perpetua, llevados por una fuerza absoluta que son ellos en carne y huesos. Su condición la han transformado en oficio. Lorenzo Montatore es uno de estos dibujantes y acaba de sacar un libro sobre Umbral titulado La mentira por delante (Astiberri, 2021). A Montatore le pasa como a Umbral: es un artista sin género. Igual que aquello que más interesaba a Umbral de la escritura era el hecho de escribir, lo que Montatore ama más del dibujo es dibujar. Uno y otro piensan con las manos. "Cuando veo lo que he escrito, sé lo que pienso", decía Umbral.
Este libro no es una biografía del escritor, sino que Montatore ha dibujado la vida de Umbral en el sentido en el que escribió la vida de Ramón Gómez de la Serna en su ensayo lírico Ramón y las vanguardias. Se sabe que hay gran presencia de Ramón en Umbral. Aquí, Ramón de Montatore sería Max, y por estas páginas corre la sombra de Bardín, el personaje del gran dibujante. Aún así, Max y Montatore hacen caminos diferentes, vienen de vanguardias artísticas distintas. La de Montatore es la misma vanguardia que tanto admiraba Umbral, la de los años 20 del siglo pasado.
Tono, Bagaría, los futuristas, la moda y la publicidad, incluso el Gómez de la Serna dibujando, todo esto forma parte del no-género de Montatore. Pero lo que en Umbral es metáfora, en Montatore es sinécdoque. Cuando las figuras de Montatore tienen mano ya no les hace falta tener brazos. Aquí se encuentra la parte por el todo. Esto pasa porque Montatore es dibujante y porque un dibujo consustancialmente es una metáfora. Hay tres Umbrales diferentes en este libro: el de cuello de cisne, el de bufanda y el de corbata. Los tres son una sola persona, que es el Umbral con gafas, y que es así desde pequeño. Umbral era un niño con gafas que perdió a su hijo. Solo le quedaron las gafas. Y escribir. Esto también se ve en el libro de Montatore.