'EPIC FAILS'

Gafas de sol con MP3: la chapuza de Oakley que el mercado no vio claro

Salieron a la venta en 2004 y actualmente todavía ocupan un lugar destacado en el Museu del Fracassos

Marc Amat Vilà
2 min
Ojeras de sol con MP3: la chapuza de Oakley que el mercado no vio clar

El 23 de octubre de 2001 Steve Jobs había convocado un acto con la prensa. Todo el mundo estaba expectante. Días antes, los periodistas habían recibido una misteriosa invitación de Apple invitándoles a asistir a la presentación de un nuevo producto. "Pista: no es ningún Mac", había escrito la compañía tecnológica. Cuando se encendieron los focos del auditorio y Jobs se subió al escenario, enseñó por primera vez el iPod, un innovador reproductor de música portátil que permitía llevar mil canciones en el bolsillo. “La música es un idioma universal y hasta ahora no ha habido ninguna empresa que haya logrado liderar el sector de los dispositivos musicales portátiles con claridad –ha espetó el director ejecutivo-. Creemos que tenemos la receta para triunfar”. No iba errado: dieciséis años después, la empresa de la manzana ya había vendido 400 millones de iPods en todo el mundo. “Entre 2004 y 2005 las ventas se dispararon: pasaron de 4,4 millones a 22 millones de unidades -recuerda Xavier Ferràs, profesor de Esade y experto en innovación-. Esto hizo que un montón de competidores quisieran probar suerte en el flamante mercado de la música digital”.

En 2004, en plena locura por los pequeños reproductores de Apple, Oakley se apuntó a la fiesta. La célebre marca de gafas de sol presentó las Oakley Thump, un nuevo modelo deportivo que incorporaba un auricular en cada varilla. A través de un cable, la moldura podía conectarse a cualquier ordenador para transferir cientos de canciones. Con un precio de 300 dólares (246 euros), la compañía las presentó en cuatro colores y puso a la venta dos modelos con capacidades de almacenamiento distintas: 128 MB y 256 MB. “Era un dispositivo orientado a runners, amantes del esquí y apasionados de la bicicleta -concreta Ferràs-. Crear unas gafas con auriculares incorporados a priori no parecía una idea descabellada”.

Pero cuando llegaron en el mercado las Oakley Thump se convirtieron en un fracaso estrepitoso. Medios especializados como PC Magazine Labs las calificaron de uno de los diez peores dispositivos tecnológicos del año. De hecho, ahora todavía conservan esta mala fama: tienen un lugar destacado en el Museu dels Fracassos, una exposición itinerante que aglutina a los fails más sonados de las últimas décadas.

¿Pero qué falló? Ferràs lo tiene claro: "Ofrecían una calidad de sonido pobre, los auriculares eran incómodos y, además, el precio era desorbitado". Pero esto no es todo. “En el fondo, el gran error que las condenó al fracaso fue otro –apunta–. Los fabricantes pensaban que poniendo tecnología MP3 en unas gafas multiplicarían las prestaciones del producto, pero en realidad las acabaron limitando”. En otras palabras: el dispositivo sólo tenía sentido utilizarlo cuando era de día y hacía sol. Si querías escuchar música en cualquier otra situación, tenías que recurrir a otros aparatos. “Además, ¿quién se atrevería a lucirlas en público?”, ironizaba una reseña del portal tecnológico Engadget sobre su diseño estrambótico.

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