'Epic fails'

Cómo gastar 150 millones de euros en 18 meses: el veloz 'fail' de Boo.com

Fue la primera gran compañía de comercio electrónico en quebrar en Europa

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Cómo gastar 150 millones de euros en 18 meses: el veloz 'fail' de Boo.com

En 1997, en Suecia, un crítico literario y una ingeniera informática cambiaron la forma de comprar libros. Tres años antes, Ernst Malmsten y Kajsa Leander habían decidido fundar su propia editorial, Leander Malmsten. Les había ido bien, pero querían ir un paso más allá. En esa época internet estaba extendiéndose como la pólvora y Kajsa Leander, de tan sólo 27 años, había visto claro que había posibilidades de hacer mucho dinero. En agosto de 1997, junto a su socio, crearon Bokus, una de las primeras tiendas online de venta de libros. Fue un éxito: en Suecia, se convirtió en el tercero ecommerce más importante del país, sólo por detrás de Amazon y Barnes & Noble. Enseguida, Bertelsmann, un histórico grupo empresarial del mundo de la comunicación, se fijó en él y Malmsten y Leander vendieron la mitad del negocio. Los dos jóvenes suecos tuvieron suficiente para sacar adelante una idea que habían ido gestando en los últimos meses: crear la primera gran tienda online de venta de ropa deportiva. Le pusieron el nombre de Boo.com.

Tras el éxito de Bokus, el nuevo proyecto enseguida captó la mirada de los inversores. Grupos empresariales como LVMH, presidido por Bernard Arnault, o 21 Investimenti, propiedad de Benetton, volcaron cerca de 150 millones de euros y convirtieron a Boo.com en el negocio digital europeo con mayor apoyo financiero de la historia. "La rápida expansión de internet y el acceso masivo a los ordenadores personales había hecho que todos los proyectos nacidos en el mundo digital fueran muy atractivos", sintetiza Ernest Solé, profesor del área de operaciones y tecnología de la UPF - Barcelona School of Management. Eran años felices para las puntcoms. “Hacía tiempo que la economía iba bien y se había generado una sensación de crecimiento continuo –dice Solé–. Los negocios digitales despertaban grandes expectativas”, certifica.

Boo.com lo tenía todo para crecer como la espuma: dos emprendedores con experiencia, una idea de negocio innovadora, una montaña de millones y la confianza de empresas consolidadas. Revistas como Forbes, Vogue y Newsweek les dedicaron grandes reportajes y su nombre se esparció por todo el mundo. El primer año de vida, con la tienda aún diseñándose, ya tenían ocho oficinas en Estados Unidos y en Europa y un equipo con cerca de 400 personas. También invirtieron fuerte en publicidad: más de 350.000 personas pidieron recibir una alerta cuando la tienda estuviera operativa. La plataforma debía estrenarse en mayo de 1999, pero problemas técnicos pospusieron su lanzamiento hasta el 3 de noviembre del mismo año.

Aquel día, sin embargo, el castillo de naipes se derrumbó. Tan sólo recibieron 80 pedidos. Durante las semanas siguientes, el ritmo no mejoró. “El sitio web era demasiado lento para las conexiones del momento; no era compatible con los ordenadores de Apple y tenían una política comercial poco enfocada al cliente -recalca Solé-. Habían crecido a un ritmo vertiginoso cuyas expectativas no pudieron cumplir”, añade. El 18 de mayo de 2000 la empresa se convirtió en la primera gran compañía del comercio electrónico europea en quebrar.

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