Steve Cadigan: "Google y Facebook nos están vendiendo: nos prostituyen por nuestros datos"

Ex director de cultura y talento en Linkedin, ahora con su propia empresa asesora: Cadigan Talent Ventures

Steve Cadigan (exdirectivo de LinkedIn):“Google y Facebook nos están vendiendo: nos prostituyen por nuestros datos”
Paula Clemente
13/10/2019
4 min

La conversación con Steve Cadigan (Misuri, EE.UU., 1963) comienza cordial, repasando su trayectoria: industria de la moda, de los seguros, tecnológicos y, de repente, la llegada a la (entonces) pequeña LinkedIn. Siempre ha trabajado en el área de recursos humanos y la experiencia le ha convertido en un firme defensor de la importancia de una cultura empresarial sana, pero se describe como un escéptico cuando un alto empresario se refiere a ella sin saber bien de lo que habla. De hecho, ahora se dedica a enseñar a las empresas cómo “cambiar la perspectiva”, y ha pasado por Barcelona para hacer esto mismo en la reunión anual de exalumnos del EAE Business School. Hacia el final de la entrevista con el ARA, su contención ha mutado en entusiasmo en defensa de su teoría: las grandes tecnológicas no son el mejor sitio para trabajar.

¿Qué fue diferente, en LinkedIn?

En todos los trabajos que había tenido, mi papel era cambiar algo que alguien había hecho antes. En cambio, en LinkedIn nadie había hecho nada. Fue la primera vez que me preguntaban qué cultura quería para la empresa.

¿Y qué cultura quería?

Una cultura en la que el trabajador sintiera que podía hacer su trabajo, que se sintiera inspirado, que pudiera combinarlo con la familia y donde percibiera que hace cosas que importan. El director me dijo que era justo lo que él quería, y lo construí desde cero.

Y ahora en Stanford se enseña este proceso como caso de éxito... ¿Cuál fue el truco?

Soy generalmente escéptico cuando la gente habla de cultura empresarial. Lo que pasó en LinkedIn es que teníamos una buena idea de negocio y, al mismo tiempo, nos daba miedo Google o Facebook nos la robara. Creímos que la solución era contratar rápidamente, pero la gente quería ir a las grandes empresas. Hasta que nos dimos cuenta de que, como no podíamos pagar más dinero que ellos, ni tener edificios guapísimos o comida gratuita para los empleados, la clave era convencer a la gente de que la experiencia de trabajar con nosotros era mejor que en cualquier otro sitio.

Pero justamente Google tiene esta fama, ¿no?

Google es tan grande que cuando trabajas allí haces una tarea, ves sólo una parte. En cambio, si venías con nosotros podías hacerlo todo. Además, nosotros como directores asumimos un compromiso muy fuerte con nuestros trabajadores: no poníamos barreras y les dejábamos realizar casi cualquier cambio interno o proyecto que nos pidieran hacer.

Si esta es la clave... ¿cómo se puede aplicar en grandes empresas, con una estructura muy establecida?

Es muy difícil. Para empezar un proceso hay que aceptar que hay algo que cambiar. Mucha gente se resiste, y eso es parte de la naturaleza humana, pero si optan por seguir haciendo lo mismo que hacen, en el fondo lo único que están decidiendo es si morir antes o después. Todo dependerá de lo competitiva que sea la empresa.

¿Quiere decir?

Mire General Electric: ¡la empresa más valiosa de la historia americana hasta los 2000, y en los últimos 20 años ha perdido casi tres billones de dólares de valor en bolsa! Y no es porque sean burros, es porque es muy difícil realizar el cambio.

Por lo que dice, ni siquiera Facebook y Google tienen la receta del éxito...

Justo ahora estamos empezando a descubrir todas las leyes que se han saltado Google y Facebook, y qué irresponsables son: con todos los datos que tienen de nosotros nos están vendiendo. Somos prostitutas por nuestros datos. ¡Han reconocido que venden datos de niños consumiendo YouTube ya nadie le importa! Facebook manipula a la gente para las elecciones estadounidenses y al gobierno le da igual. Son iconos, sí, pero creo que el deslumbramiento está disminuyendo.

En definitiva, que tampoco son el referente.

Hay buenas lecciones para aprender, pero también hay que tener en cuenta las cosas negativas: se han tenido que saltar muchas leyes para llegar a ser quienes son. Fíjese en Uber. ¿Existe alguna ley que no se haya saltado? Y mire a toda la gente que ha invertido... ¿Qué incentivo tienen, pues, para hacer las cosas bien? Pero también existe una lección en este sentido. No digo que la clave sea saltarte la ley, pero quizás sí que lo es estar al límite y, sobre todo, ser rápido: esto no va a tener una idea buenísima, sino más bien la rapidez con la que te adaptas al cambio.

¿Cómo se ayuda una empresa grande y establecida a adaptarse al cambio? ¿O a hacerlo directamente?

Hay varias estrategias. La del BBVA, por ejemplo, es crear un equipo de innovación que se vaya esparciendo por todos los departamentos del banco, pero también se puede contratar a gente con capacidades diferentes, o incluso contratar a nuevos directivos. Probablemente la clave está en la mezcla de estas tres cosas. Lo que seguro que debe pasar es que se acaben los privilegios para los altos ejecutivos, las plazas de parking sólo para los importantes, las puertas de despacho cerradas...

¿Y esto va a pasar?

Las cosas cambian: en los años 90 la tendencia era deslocalizar el trabajo llevándolo a la India, China o Filipinas, y no funcionó. En 2000, gestionar los datos también en estos países, ¡y ahora resulta que los datos son el punto central de los negocios!

Hasta que vuelva a cambiar la cosa...

¿Y qué pasa si dentro de tres años nos dicen que los datos no eran tan importantes? [Ríe] ¿Ahora entiendes por qué cada vez bebemos más? Nadie sabe qué va a pasar. Me encanta el ejemplo de las motos eléctricas de alquiler: llevan menos de dos años en el mercado y ya las hay por todas partes. Bird ha sido la empresa que ha llegado más rápido al millón de dólares en Silicon Valley. ¿Cómo puede ser que una empresa con poco recorrido, teóricamente sin futuro (dicen que en unos años no vamos a conducir) y con poco margen de beneficio seduzca a la gente para ir a trabajar? El talento va porque el negocio realmente valioso hoy en día es saber construir algo nuevo e importante desde cero.

¿Ya hay sitio para que todo el mundo quiera ser o sea emprendedor?

El otro día hablaba con mi hijo, que, claro, ahora quiere ser youtuber. Yo le pregunté cómo se conseguían los seguidores y él enseguida vio que debía hacer algo que la gente quiera ver. Y esa es la lección: tienes que hacer cosas que aporten valor a la gente. Pienso que a largo plazo es más valioso para la sociedad que haya mucha gente pensando en cómo crear cosas de valor que preparándose para trabajar para otra persona.

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