Homenots y Donasses

El gran filántropo del acero que quería jubilarse a los 35 años

Andrew Carnagie formó la legendaria US Steel, la primera empresa de la historia valorada en más de 1.000 millones de dólares

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El magnate del acero Andrew Carnegie

Cuando mencionamos el apellido Carnegie, es fácil que muchas personas piensen en el gran gurú de la autoayuda, Dale Carnegie, un individuo que se hizo rico publicando libros con títulos del estilo “cómo hacer amigos” y similares. La confusión entre este Carnegie y Andrew Carnegie, el magnate del acero de quien hablaremos hoy, no es exactamente una casualidad, sino una coincidencia buscada. Pero esto lo descubriremos más adelante.

Nuestro personaje, Andrew Carnegie, no era norteamericano de nacimiento, como puede pensar la mayoría de gente, sino que había nacido en Escocia en 1835 en una familia de tejedores. Por aquel entonces, la ciudad de Dunfermline era la capital de la confección del lino, hasta que la industrialización borró del mapa todos los pequeños manufactureros. Producto de ello y en medio de grandes dificultades económicas, su padre decidió emigrar a Estados Unidos en busca de una vida mejor y allí, en Nueva Inglaterra, empezó todo.

Con sólo 13 años, Carnegie debutó en el mercado laboral, ocupando puestos muy básicos primero dentro de la industria del algodón y después en una compañía telegráfica. En medio de todo esto, aprovechó las escasas horas libres que le quedaban para irse formando de forma autodidáctica. El primer salto profesional lo dio cuando fue contratado por la compañía local de ferrocarriles, Pennsylvania Railroad, que a los 24 años lo promocionó para ocupar un cargo ejecutivo.

Aún sin ahorros y gracias a hipotecar el domicilio familiar, Carnegie hizo su primera inversión exitosa: a través del consejo de un superior en la empresa, adquirió acciones de una compañía de transporte de mercancías vinculada al mítico servicio del Pony Express. Poco después volvió a endeudarse para adquirir una participación en una empresa muy innovadora, la Woodruff Sleeping Car Company, una de las primeras firmas en introducir en Estados Unidos los trenes equipados con camas. Con el paso de los años, acabaría siendo su propietario y la fusionaría con la empresa de Pullman, el inventor de este concepto de viajes.

Desde 1860, cuando aún tenía 25 años y estaba a punto de estallar la Guerra Civil en Estados Unidos, en Carnegie empezaban a brotarle con abundancia los dividendos de las inversiones que había hecho, lo que le permitió ser aún más ambicioso . El petróleo (Columbia Oil Company) y una ingeniería que diseñaba puentes (la Keystone Bridge Company) fueron sus siguientes aventuras, justo cuando se hizo un curioso propósito: retirarse de los negocios a los 35 años y vivir de una renta anual de 50.000 dólares, una fortuna a la sazón. Si sobraba, lo dedicaría a la filantropía.

Hombre más rico de Estados Unidos

Pero lo más grande aún estaba por venir, y es que en 1875 abrió su primera planta de acero, el negocio que la acabaría convirtiendo en el hombre más rico del país y en un personaje extremadamente presente en el imaginario popular de Estados Unidos. Cuando ya era propietario de una decena de compañías vinculadas a la industria del acero, las agrupó todas (1892) en una sola llamada Carnegie Steel Company. Este gigante de la industria llamó la atención de las grandes fortunas del país, por lo que casi una década después –cuando Carnegie, ahora sí, se jubiló– el financiero John Pierpont Morgan diseñó una operación para fusionarla con otras firmas del sector y formaron la legendaria US Steel, la primera empresa de la historia valorada en más de 1.000 millones de dólares.

A Carnegie, desprenderse del negocio le supuso un ingreso de más de 400 millones, que en gran parte dedicó a obras benéficas: desde bibliotecas (más de 2.500) a órganos de iglesia, todo a través de un amplio abanico de entidades: Carnegie Museums of Pittsburgh, Carnegie Trust for University of Scotland, Carnegie Institution for Science, Carnegie Foundation, Carnegie Dunfermline Trust, Carnegie Foundation for Advancement of Teaching, Carnegie Endowment for International Peace, y el Carnegie.

Al morir, en 1919, había realizado donaciones por más de 300 millones de dólares. La Carnegie Corporation ha calculado cuál sería, hoy en día, la fortuna de su fundador y las cifras que han obtenido son escalofriantes, porque indican que su patrimonio triplicaría al de los grandes ricos de hoy en día.

Volviendo a la confusión que antes comentábamos entre Andrew Carnegie y Dale Carnegie, es preciso saber que este segundo se llamaba en realidad Carnagey, pero pronto decidió modificar su apellido para replicar al del magnate del acero, que era todo un mito cuando él comenzaba a abrirse camino en los negocios.

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