La historia no oficial de la Casa Trinxet, la joya modernista que no murió del todo
El edificio de la calle de Córcega fue derribado, pero muchos de sus elementos arquitectónicos y decorativos no se perdieron en la inmensidad de los escombros, sino que fueron salvados por alguien
LanzaLa historia oficial de la Casa Trinxet es bien conocida. Lo explicábamos hace unos meses en estas mismas páginas. La joya modernista de la calle de Córcega con Balmes, obra de Josep Puig i Cadafalch, fue derribada en 1967 gracias al contubernio especulativo entre el ayuntamiento franquista de José María de Porcioles y la constructora (y destructora) inmobiliaria Núñez y Navarro. De resultas de publicar el artículo, me cuentan que la historia oficial tiene una no oficial, de poco conocida, de enterrada (nunca mejor dicho, ya verá por qué).
La creencia mayoritaria es que aquello fue una carnicería, que se perdió todo, tanto la fachada y sus elementos ornamentales como todos los elementos decorativos del interior, obra de destacados artistas como el pintor Joaquim Mir, el escultor Josep Llimona, el decorador Gaspar Homar y el ceramista Sebastià Ribó, que trabajaron en los detalles escultóricos, frescos, molduras y otros acabados lujosos modernistas. Pues no fue así. Un familiar con arraigo en Llançà me pone sobre la pista: "Habla con la Fundación Germanes Saula-Palomer y que te dejen visitar su casa de Llançà".
Y eso hice. Una casa señorial en medio de pueblo. Nos atiende a Haydee Vásquez, miembro del patronato de la fundación. Y sí, lo que me habían adelantado es 100% cierto. La Casa Trinxet fue derribada, pero muchos de sus elementos arquitectónicos y decorativos no se perdieron en la inmensidad de los escombros sino que fueron salvados por alguien. Ese alguien fue Maria Teresa Saula, una de las tres hermanas Saula-Palomer. Estamos con Haydee ante la impresionante chimenea decorada con una escultura de Josep Llimona, quizás una de las obras de arte más características y preciadas salvadas de la Casa Trinxet y hoy integradas en la fisonomía de la Fundación Saula. La historia es alucinante.
En marzo de 1967, los operarios de Núñez y Navarro comparecieron en la calle de Còrsega 268 para proceder a demoler la joya modernista. Recibieron una vista: María Teresa Saula y el decorador Alfonso Alzamora, quien había puesto a Saula sobre aviso de la inminente destrucción de Trinxet. Acordaron con la empresa de demoliciones poder recuperar todos los elementos decorativos que quisieran y llevárselos sin problema. Saula contrató a unos operarios para que el proceso de extracción, carga y transporte de rejas, baldosas, esculturas, columnas, vidrieras y todo lo necesario fuera lo más cuidadoso y seguro posible. Fue todo un éxito, por supuesto. Haydee nos enseña que, además de la chimenea con la joya de Llimona, en la fundación hay algunos otros elementos como un alicatado azul precioso en el porche y tres vidrieras integradas en tres ventanas idénticas que te acompañan cuando bajas al piso de bajo. La sorpresa llega cuando Haydee nos conduce al garaje y al jardín. En el garaje, apoyada en la pared, hay una reja de forja antigua y en el fondo, en el suelo, columnas y capiteles de piedra. "¿Todo esto también es de la Casa Trinxet?", pregunto asombrado. "Sí", me responde. “Esto lo tenemos aquí, pero la gran mayoría de elementos los tenemos guardados en Calella”. Dejamos el jardín para más tarde y centrémonos ahora en la historia de Calella.
Una vez que los operarios recuperaron todos los elementos, fueron trasladados a Calella, donde Saula los integró en su casa particular. “Quedó precioso”, relata Haydee. Desconocía completamente que la Casa Trinxet revivió en una casa de Calella. Una historia ciertamente oculta o muy poco conocida. El caso es que esto duró hasta el año 2003, cuando un desacuerdo con el Ayuntamiento hizo que Pepita Saula –hermana de la entonces desaparecida María Teresa– tuviera que desmontar la casa y trasladarlo todo al almacén ya la casa de Llançà, donde ahora viven integrados los elementos ya mencionados y es la sede de la Fundación Hermanas Saula-Palomer que, explica Haydee, dedica esfuerzos a conseguir becas universitarias para estudiantes con pocos recursos.
A lo largo de los años, todavía en vida de Pepita, ha habido intentos por conseguir sinergias entre la fundación y el Ayuntamiento de Llançà a fin y efecto, entre otras cosas, de conservar, proteger y dar a conocer el valioso patrimonio modernista que posee. Y también para poder abrir más espacio al pueblo ya sus necesidades. Pero no ha terminado de lograr nada en concreto. En Calella, la otra sede de la fundación sí ha tenido más movimiento. En la misma web de la fundación se recoge que en 2022 el Ayuntamiento sacó a licitación –por 450.000 euros– las obras de rehabilitación de la sede.
Visitamos el jardín y llegamos a la zona donde se encuentran enterradas columnas de la Casa Trinxet y también un grupo de elementos a la vista que sería muy interesante poder dar a conocer. Las hermanas Saula eran tres: Maria Teresa, Josefa y Maria Dolors. Ninguno tuvo descendencia. Todo el patrimonio es propiedad de la fundación. Su patronato vela por la gestión de un patrimonio valorado en 7 millones de euros, según recoge un artículo de 2021 publicado por Ràdio Televisió Calella. La destrucción de la Casa Trinxet fue una tragedia artística sin paliativos, un acto de negligencia pública imperdonable. Pero hubo alguien que, sin ruido ni notoriedad, se preocupó por salvar una parte muy importante de su interior. Maria Teresa Saula obró un pequeño y desconocido milagro. Ella y sus hermanas se preocuparon a lo largo de los años de conservar un patrimonio cultural muy importante. Ojalá se pueda poner manos a la obra para que una joya del Modernismo catalán que muchos dábamos por muerta pueda ser puesta al alcance del ciudadano y conocida como se merece.