'EPIC FAILS'

Las icónicas guitarras Gibson ya no gustan

Marc Amat
3 min
Las icónicas guitarras Gibson ya no gustan “El éxito empresarial no se consigue bebiendo sólo del pasado –opina Xavier Amores, director del MBA de la UdG-. Hay que mirar al futuro y Gibson no lo hizo”, recuerda. Para el experto, la marca debería haber seguido un camino como el de Fender, que irrumpió en el mundo digital para seducir al músico novel y al público femenino. Demasiado quién enim. Donec pede justo, fringilla velo, aliquito nec, Vulputate eget, arcu. In enim justo, rhoncus ut, imperdiet a, venenatis vitae, justo. Nullam dictum felis eu pede mollis pre Tium. Integer tincidunte. Cra S dapibus. Vivamus elementum semper nisis. Aenean vulputado y eleifend tellus. Aenean leo ligula,

Del mítico guitarrista Slash al cantautor Quico Pino de la Sierra; del influyente Jimi Hendrix al Rey del Rock, Elvis Presley; del jamaicano Bob Marley al segoviano Juan Valdivia, guitarrista de Héroes del Silencio. Pese a no compartir ni estilo musical ni peinado, en algún momento de su carrera musical todos ellos han tenido una Gibson en sus manos. De hecho, con más de un siglo de vida a sus espaldas, la marca estadounidense de guitarras ha sabido escribir una historia de novela.

En 1902 el lutier estadounidense Orville Gibson abrió un pequeño taller en la ciudad de Kalamazoo, en Michigan, para vender mandolinas. El negocio le fue bien y, al cabo de unos años, ya vendía guitarras. En los años 60, y después de varios cambios de manos, el nombre de Gibson ya se había hecho un hueco entre músicos de los cinco continentes. Todo el mundo quería una y enseguida se convirtió en una marca de culto. Pero a partir del 2000 todo empezó a desmoronarse: el auge de nuevos estilos de música entre los jóvenes y la irrupción de las tiendas online de instrumentos de segunda mano fueron desafinando paulatinamente un negocio que parecía llamado a consolidarse como una inagotable mina de oro. Pero Gibson no supo adaptarse a los nuevos tiempos.

Y el 1 de mayo del 2018 saltó la noticia: la prestigiosa Gibson había entrado en suspensión de pagos. De hecho, ya llevaban tiempo sin salir los números: la espiral negativa le había llevado a acumular deudas de cerca de 500 millones de dólares. "Desde el cambio de siglo, la industria musical ha ido cambiando y la guitarra eléctrica ha ido perdiendo el rol de instrumento principal en la música pop", asegura el analista Peter Carbonara en un artículo en la revista Forbes. El panorama llevaba tiempo inquietando a los socios de la empresa, pero éste no era el único problema. “Cuando pensamos en Gibson enseguida nos vienen a la cabeza nombres de guitarristas míticos que poco a poco se van borrando”, explica Xavier Amores, director del máster en dirección y gestión de empresas de la Universidad de Girona y profesor asociado de la escuela de negocios Eada. “Hoy en día, más allá deEd Sheeran, los jóvenes lo tienen difícil para encontrar referentes de masas que utilicen las guitarras Gibson”, añade este experto.

Pero este hecho tan sólo es un elemento más a añadir a la montaña de motivos que llevaron la conocida marca de guitarras a quebrar. En 2014, en un intento de diversificar el negocio, la empresa desembolsó 135 millones de dólares para comprar una filial de Philips dedicada al mundo del sonido y fortalecer la rama dedicada a la venta de sistemas de audio. Pero ese viraje, hecho a la desesperada, llegó tarde. Esto, sumado al estreno a bombo y platillo de un modelo que reinterpretaba la clásica Les Paul y que no triunfó, hundió la compañía.

Paralelamente, sin embargo, la histórica marca rival de Gibson vivía su mejor momento: Fender había sabido jugar bien las cartas en un contexto adverso. "Se había centrado en una estrategia basada en el uso de las redes sociales, había apostado fuerte por la omnicanalidad y se había fijado en dos públicos que crecían con fuerza: el de los músicos novatos y el femenino", explica Amores. A finales de octubre de 2018, Gibson salió del concurso después con un acuerdo con el fondo KKR, que asumió toda su deuda.

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La lección

“El éxito empresarial no se consigue bebiendo sólo del pasado –opina Xavier Amores, director del MBA de la UdG–. Hay que mirar al futuro y Gibson no lo hizo”, recuerda. Para el experto, la marca debería haber seguido un camino como el de Fender, que irrumpió en el mundo digital para seducir al músico novel y al público femenino.

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