El diario ARA entra por los ojos, es una publicación para leer, pero también permite lo tan antiguo de mirar a los santos: es un diario amable a la vista, que la deja descansar de la tinta y que incluso le permite el supremo disfrute de la belleza, en las ediciones abstractas donde la iconografía establece un discurso paralelo a lo periodístico. El lector Josep Punsola me muestra varios registros de fotos e ilustraciones del diario, algunos contradictorios, en la edición del pasado domingo, día 11.
El lector me pregunta con humor positivo lo que queremos decir con la fotografía antigua de un niño que ilustra el artículo de opinión del profesor Mas-Colell. Es una foto vintage (digamos) y el lector dice si es que es el autor del artículo cuando era pequeño o, bromas aparte, qué pinta allí, una reflexión sobre el nuevo gobierno; qué queremos decirle con la foto, que a él se le escapa. También pregunta a ver quién es quién de las fotografías del artículo de Mèdia sobre la novela que Màrius Serra ha escrito sobre el pintor Palau Ferré, y qué es el fondo de cada una, un cuadro y un paisaje. ¿Tiene el lector la obligación de saber qué cara ponen Màrius Serra y Palau Ferré?
Invita a mirar las fotografías de la edición.
En las dos páginas de política sobre "Los retos de Cataluña en la nueva legislatura de Salvador Illa" hay seis fotos sin pie. En la página siguiente, tampoco hay pie en las fotos de los tres presidentes socialistas –Maragall, Illa y Montilla–, pero, en cambio, sí existen en las fotos del presidente Puigdemont y de Pedro Sánchez que les siguen correlativamente en el paginado, como en la del mismo Isla en la sección de Deportes. En la foto del artículo de Josep Maria Brunet, el pie habla de algunos ministros, pero no les llama. En páginas posteriores vienen varias fotos con pie (magnífico), y en los artículos “La apuesta por que los barceloneses vuelvan al Puerto Olímpico”, “El misterio de la pintada marxista que ha sobrevivido 88 años en el centro de Valls” y “Los otros anillos de los Juegos Olímpicos”, las fotos están incluso perfectamente numeradas, con los pies en los dos primeros casos e identificando a los atletas, en el tercero (buena praxis). En la sección Comemos delAhora Domingo, los propietarios del restaurante Agullers no tienen nombre en la foto, y, en cambio, en el artículo sobre el restaurante Sa Torre hay un pie muy bien contado con nombres y sitio. Sin dejar la sección, la foto de la entrevista de Mariona Escoda no tiene pie, pero existe el nombre de la fotógrafa puesto de tal modo que parece que sea ella la entrevistada. En el artículo “Dopaje o evolución”, de la sección Moda, tampoco hay pies.
David Miró, subdirector del diario, me responde a todas las cuestiones. Es un tema interesante, también porque hablamos de textos escritos, pero no mucho de la textualidad icónica.
“En la edición fotográfica del diario –argumenta Miró– intervienen tres actores distintos, lo que hace que en ocasiones haya desajustes o errores. El periodista autor de la pieza, el editor de fotografía de guardia y el diseño. Las tres cosas, contenido escrito, fotografía y diseño de la página, deben cuadrarse para que el lector tenga una buena experiencia de lectura. En nuestro caso se intenta llegar a un consenso y si existe conflicto decide el jefe de fotografía de acuerdo con el subdirector, director adjunto o incluso la directora.
"Los casos mencionados son muy diferentes entre sí. En los artículos de Opinión a menudo se ponen fotografías artísticas en blanco y negro por una cuestión puramente estética, como es el caso. En cuanto a la de Màrius Serra, diseño decidió no poner pie de foto porque la imagen es siempre del autor de quien se habla (es discutible porque un pie siempre puede aportar información) Las fotos de la doble sobre los retos del Govern deben tomarse más como ilustraciones que. como fotos en sí, por eso no se puso pie. En el caso de los tres presidentes socialistas debería haberse añadido el nombre sobre el silueteado, por tanto, es un error. de Brunet, hablaríamos de un pie demasiado inconcreto, algo que ocurre demasiado a menudo cuando no hay directrices claras sobre cómo debe ser un pie. Comemos es de nuevo una decisión de diseño de no poner pie, porque la foto siempre es del restaurante del que se habla. Al igual que en el caso de la entrevista a Mariona Escoda. Y en lo que se refiere al tema del dopaje, se trata de fotografías artísticas que funcionan más como ilustración que como foto en sí.
De todas estas explicaciones se desprende que tenemos mucho trabajo que hacer aún por mejorar en el ámbito de la fotografía”.
Las conclusiones del Defensor deben empezar por agradecer la aportación del lector y valorar la apuesta valiente del ARA por aportar un diseño atrevido e innovador, buscando un espacio que concuerde con el ecosistema mediático actual, y donde el papel y el escritura sean el máximo de cómodos posibles para una franja de receptores cada vez más zambullidos en el dominio de la imagen y que leen en pantalla. Este esfuerzo, que comienza siendo intelectual y desencadena una praxis, ha sido premiado en varias ocasiones por organismos internacionales: del Premio de Diseño en el Diario Europeo del Año, en 2016, otorgado en Viena, hasta los galardones de la Society for News Design, de 2023.
Otro reconocimiento, el del European Newspaper Awards, remarcaba la iniciativa de sustituir fotografías por obras artísticas. Si invertimos la premisa, aquí puede radicar uno de los problemas: las ilustraciones tratadas como fotografías se entienden y ponerle pie estaría de más, pero no se acaban de entender las fotografías tratadas como ilustración, que es el caso de las fotos del artículo del profesor Mas-Colell y del titulado “Dopaje o evolución”. La inversión despista, dado el contexto de la función estándar –y consiguiente decodificación– de las fotografías en un diario.
El subdirector Miró detecta otro ítem de la problemática suscitada: la intervención de tres actores distintos en la edición fotográfica. Permítanme la travesura: esto es tener que hacer una pequeña asamblea en la adelerada dinámica de hacer un diario, ahora que están tan de moda las consultas a la militancia de los partidos. Por último, sugiero reconsiderar las fotos abstractas en textos figurativos, que hablan de hechos muy concretos, donde el contraste entre la denotación escrita y la connotación gráfica chirría, y poner pies explicativos, aquello del refranero español tan utilizado por los juristas: “Lo que abunda no daña”, que en catalán vendría a ser más llanamente “lo que sobra hace la fiesta”.
Umberto Eco, gracias al cual debemos en mucha medida el tránsito del periodismo a las ciencias de la comunicación, en su libro canónico En theory of semiotics (1976), antes de entrar en materia hace una “nota sobre los criterios gráficos” aplicados en el libro, que dedica un capítulo al iconismo, en el que afirma que “una palabra o una imagen no están en correlación con el contenido de la misma forma”. Tenemos criterio, sí, pero valdría la pena revisar algunos aspectos.
El Defensor del Lector presta atención a las dudas, sugerencias, críticas y quejas sobre los contenidos del diario en sus ediciones digital y en papel, y cuida de que el tratamiento de las informaciones sea conforme a los códigos deontológicos.
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