¿Por qué es importante que los adolescentes se equivoquen más que adultos?
Un estudio ha demostrado el motivo por el que el número de aciertos en las decisiones que se toman durante la adolescencia es menor que durante la adultez
Se calcula que, en promedio, los adultos tomamos unas 35.000 decisiones al día. Este valor no sólo incluye las que hacemos de manera consciente, por ejemplo en relación con aspectos laborales y familiares, qué comemos o qué ropa nos ponemos, sino también las más automáticas e inconscientes, como andar o girar la cabeza. Lógicamente, este valor puede variar mucho entre una persona y otra y entre días distintos en función del estilo de vida o las actividades que realizamos. El número de decisiones que debemos tomar durante la adolescencia es, sin embargo, significativamente menor. Se calcula que los adolescentes sólo deben tomar entre 6.000 y 10.000 decisiones diarias, aunque también puede variar mucho en función de factores como la complejidad del entorno social, escolar y familiar en el que se desarrollan.
En cualquier caso, muchas de las decisiones que tomamos son razonablemente acertadas pero también nos equivocamos en muchas ocasiones. Un estudio publicado en Plos Biology, firmado por el psiquiatra especializado en infancia y adolescencia Lorenz Deserno y sus colaboradores, de diversas universidades y centros de investigación alemanes, fineses y de los Países Bajos, ha demostrado por qué el número de aciertos en las decisiones que se toman durante adolescencia es menor que durante la adultez. Los resultados que han obtenido pueden ser extrapolados más allá de este dato, y permiten valorar la importancia de la adolescencia como etapa crucial de la vida y en relación con la propia evolución humana, así como de determinadas condiciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Más tiempo para aprender
La capacidad de tomar decisiones acertadas ante cualquier situación aumenta a medida que nos vamos haciendo mayores y tomamos experiencia. Decir esto no tiene nada de extraño ni de innovador. cerebro como fuente de información a la hora de tomar decisiones nuevas. Por eso, de media, los adultos tomamos mejores decisiones que los adolescentes, ya que hemos tenido más tiempo para aprender. de este estudio es que explora otros motivos de este incremento en la eficiencia de las decisiones. debamos replantearnos la importancia de los errores que se cometen durante la adolescencia o en determinados procesos neurodivergentes como el TDAH.
Para realizar este trabajo, los investigadores pidieron a un grupo de 93 voluntarios de ambos sexos de entre 12 y 42 años que llevaran a cabo tres tests diferentes que permitan valorar el acierto en las decisiones que se toman de acuerdo con experiencia que se acumula al ir avanzando en estos mismos tests. De forma muy resumida se pide a los voluntarios que tomen una serie de decisiones partiendo de unas informaciones previas, y se les indica si han acertado o no la decisión. En algunas ocasiones, sin embargo, la información que se les da y el feedback no es completo o erróneo, para reflejar situaciones reales que nos encontramos en el día a día.
Como era de esperar, el número de aciertos fue mayor en los adultos que los adolescentes, y la diferencia se mantuvo e incluso aumentó a medida que avanzaban dentro de las pruebas, aunque dispusieran de la misma información y feedback. Los autores del trabajo hablan de "ruido en las decisiones" para referirse al desacoplamiento que se produce entre los aprendizajes que deberían servir de guía para tomar decisiones nuevas más acertadas y la selección que se acaba haciendo de las acciones futuras, que en la adolescencia conduce a la elección de opciones menos buenas.
Explorar nuevas opciones
Sin embargo, y es aquí donde radica la importancia de este desacoplamiento durante la adolescencia, este comportamiento permite que exploren opciones nuevas, lo que tiene importantes ventajas de cara a la humanidad en su conjunto, ya que permite que la selección natural actúe sobre estas formas distintas de actuar. Y, desde la perspectiva evolutiva, en un entorno dinámico y cambiante, la exploración de nuevos modelos de respuesta conlleva una ventaja selectiva de supervivencia para el conjunto de individuos, aunque implique respuestas menos buenas para algunos de ellos.
En este contexto, también pone de manifiesto la importancia evolutiva de las neurodivergencias como fuente de nuevos comportamientos, aun cuando muchos no sean, o no parezcan, óptimos. Por ejemplo, como indican los autores del trabajo, las personas con TDHA muestran un mayor "ruido en las decisiones" que las neurotípicas, lo que podría implicar una ventaja selectiva para el conjunto de la población humana en épocas en las que se producen cambios naturales o sociales muy rápidos, como está sucediendo en la actualidad. En un contexto educativo este hecho implica que, aparte del respeto que merecen todas las personas con neurodivergencias, también es necesario hacer valer su importancia global en la sociedad, e incluso valorarlas como un bien común.