HOMENOTES Y MUJERES

La increíble historia del fundador de Bacardí

Llegó a Cuba huyendo de una epidemia en Barcelona y se arruinó varias veces antes de triunfar con el ron

David Valero Carreras
3 min
Facundo Bacardí Massó

Cada noche, en las cuatro esquinas del planeta, resuena un apellido catalán que toma vida en los momentos de ocio, tiempo libre y relax de miles de personas. Ron Bacardí es una marca reconocida en todo el mundo que tiene unos orígenes catalanes. La construcción de este coloso de las bebidas espirituosas dio sus primeros pasos en los años veinte del siglo XIX, cuando los sitgetanos Joan y Magí Bacardí abandonan Barcelona, ​​hundida en la crisis y bajo los efectos de una epidemia de fiebre amarilla, para poner rumbo a Cuba, tierra prometida de muchos catalanes. Allí consiguieron que la tienda que regentaban se convirtiera en la más importante de la isla antillana, de modo que pudieron relacionarse a menudo con las élites locales. El hijo de Joan Bacardí, Facund, hizo valer su proyección social para casarse con Victoria Moreau, de una estirpe francesa de cafeteros que habían llegado a Cuba huyendo de la revolución de 1791 en Haití, un país donde tenían todos los negocios.

A partir de ese instante, la vida de Facundo Bacardí será un examen continuo de persistencia y voluntad de perseguir el éxito, porque, una vez el sitgetano errante había levantado una firma comercial de gran importancia, el terremoto de 1852 lo volverá de repente a la casilla de salida, completamente arruinado. Tras una fugaz etapa en su Sitges natal, regresó a Santiago con ánimos renovados, y con la intención de transformar el ron tosco y agresivo que se consumía en una bebida más fina y agradable al paladar. Los primeros experimentos domésticos con la nueva destilación empezaron en 1855 y resultaron tan positivos que no tardaría en iniciar su comercialización.

Pero las desgracias volverían a asomarse, porque en 1868, en el marco de unas relaciones muy tensas entre Cuba y España, los hijos Facundo Jr. y Emilio fueron acusados ​​de males españoles por sus veleidades independentistas. Lo cierto es que la independencia era la única salida que veían posible a los Bacardí ante la política impositiva del gobierno español, que llevaba camino de arruinar la isla. El resultado fue que Emilio acabaría visitando varias prisiones españolas, justo cuando acababa de tomar el relevo de su padre como primer ejecutivo de la compañía. Por si fuera poco, la Guerra Chiquita, uno de los capítulos del conflicto hispano-cubano, provocó la quiebra de la compañía Bacardí. Una vez más, la familia debía empezar de cero.

En 1886, en medio del enésimo renacimiento, Facundo Bacardí murió, pero había dejado la semilla tan bien plantada que todo lo que pasó después es una historia de película. En 1898, el ingeniero de minas Jennings S. Cox, que trabajaba en una explotación en la localidad de Daiquirí, creó un cóctel con la base de Bacardí Carta Blanca que bautizó como Daiquiri y que ha llegado hasta nuestros días. Pero es que sólo un par de años más tarde los miembros del Signal Corps (un cuerpo del ejército estadounidense) inventarían el Cuba Libre, utilizando Bacardí Carta de Oro para mezclar con Coca-Cola. En otras palabras, el ron de estos catalanes originarios de Sitges había entrado de pleno derecho en la cultura popular del mundo entero.

En 1910 eligieron Barcelona como destino temprano en el proceso de expansión de la empresa más allá de las fronteras de Cuba. Pero lo que realmente transformó el papel de la firma -y también de la isla antillana- fue la ley Volstead de 1919, también conocida como ley seca. La imposibilidad de distribuir y consumir alcohol en Estados Unidos convirtió a Cuba en un apéndice festivo del vecino del norte, con continuas visitas de hordas de ciudadanos americanos dispuestos a dejarse llevar por los placeres del alcohol en estancias de fin de semana. El despertar de la fiesta sería violento y repentino: con el triunfo de la revolución castrista en 1959, las autoridades se incautaron de la factoría de los Bacardí. La solución fue instalarse en Estados Unidos, en Miami, donde todavía siguen.

En 2005, cerrando el círculo, escogieron como presidente del consejo de administración Facundo Bacardí, descendiente de nombre idéntico al fundador del negocio. Y siempre presente a través de las décadas, el murciélago característico que representa la marca.

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