Homenotes y danzas

Joan Llonch, el prohombre que mandó al Banc Sabadell antes de los Oliu

El empresario (1902-1976), de una estirpe del textil, tuvo una fecunda actividad en el mundo empresarial y contactos con la cultura y la política

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Joan Llonch

El pasado 8 de abril, en el imponente Gremio de Fabricantes de Sabadell se llevó a cabo la presentación del libro biográfico del empresario Joan Llonch, obra del historiador Josep Lluís Martín i Berbois. En los momentos iniciales del acto, uno de los ponentes preguntó a Josep Oliu –que también actuaba como ponente– cómo tenía el regreso de la sede social a Catalunya, una pregunta que parece que cogió desprevenido a un Oliu que respondió con evasivas acompañadas de una mueca de incomodidad. Estos días, después de hacerse pública la opa del BBVA sobre el Sabadell, la incomodidad de Oliu toma una nueva dimensión, porque es el hombre que tendrá que lidiar con todas sus fuerzas para evitar escribir el epitafio de histórico banco catalán que hombres como Joan Llonch contribuyeron a hacer mayor.

El apellido Llonch es toda una institución en la capital vallesana, donde muchos personajes con este linaje trabajaron duramente para que la ciudad fuera un polo empresarial de primer nivel, sobre todo gracias al sector textil y, a consecuencia de ello, también a través del Banco Sabadell. No hacía mucho que se había estrenado el siglo XX cuando Joan Llonch vino al mundo, en el seno de una larga estirpe de empresarios de tejidos de la lana propietaria del Vapor Llonch, la fábrica de la empresa familiar. Una cómoda situación económica permitió a nuestro protagonista alternar la dirección del negocio familiar con una abundante actividad política, cultural y periodística. Que su fecha de nacimiento (2 de febrero de 1902) coincidiera con la de la fundación de la Liga Regionalista de Sabadell sería una especie de señal, porque tan pronto como a los dieciséis años se afilió a este partido. También en aquella época entró a formar parte del Somatén local. Con sólo veinticinco años fue elegido presidente de la Academia de Bellas Artes, donde estableció contacto con el grupo de escritores locales conocido con la denominación de Colla de Sabadell, donde había nombres como Francesc Trabal, Joan Oliver o Armand Obiols.

Tras el trance de la Guerra Civil –con un breve exilio incluido–, Llonch recuperó el control de la empresa familiar, que no había sufrido desperfectos especialmente graves durante el conflicto bélico. En esa época empezó a acumular cargos corporativos, una señal del prestigio que tanto él como sus ancestros tenían en Sabadell. En este sentido, en 1939 fue nombrado presidente de Textil Pañera, empresa de lana vinculada a la familia, de la Mutua Sabadellenca y de la principal compañía de aguas local, la Sociedad de Propietarios de la Mina de Aigües de Sabadell. Un año después pasó a ser el secretario del consejo de administración de la firma Electricidad SA –una fábrica de motores– y también miembro del consejo de la textil Moix Llambés Manufacturas.

Con mucho esfuerzo, la empresa Llonch SA fue superando las restricciones propias de la posguerra, una época caracterizada por la recuperación de la facturación en medio de muchas tensiones en las finanzas provocadas por la necesidad de pagar al contado las materias primas. La estabilización de los negocios y la mejora de su salud financiera llegaron a lo largo de la década de los cincuenta, época en la que Llonch todavía fundó una nueva empresa, Folgueroles Textil, ubicada en el municipio homónimo. Antes, en 1949, los hermanos Llonch fueron piezas clave en la constitución de lo que sería la gran compañía de aguas de Sabadell, la CASSA (Compañía de Aguas de Sabadell, SA), que hoy en día todavía presta sus servicios. Y si habíamos dicho que en los años cincuenta había alcanzado cierta consolidación en el mundo textil vallesano, la década siguiente sería sin duda la edad de oro del sector, lo que permitió ganar mucho dinero a empresas como la de Llonch.

En paralelo a la carrera de empresario textil, Joan Llonch tuvo una gran actividad como banquero, ya que en 1945 entró a formar parte del consejo de administración del Banc Sabadell como secretario, en sustitución de otro de los grandes prohombres del sector lanero en Sabadell, Ferran Casablancas Planell, que pasó a ser presidente. Década y media después (1959), Llonch empezó a ejercer como consejero delegado y posiblemente debería haber asumido la presidencia poco después, pero, al parecer, no era suficiente cariño al régimen, por lo que tuvo que esperar hasta 1976 para llegar ese cargo. Desgraciadamente, sólo pudo gozar del honor de la presidencia durante escasos ocho meses, porque en noviembre de ese año la muerte le acosó, después de haberse revelado una enfermedad grave durante el verano. Por cierto, en la misma reunión del consejo en la que se aprobó otorgar la presidencia a Llonch, quien fue nombrado director general fue Joan Oliu Pich, padre de Oliu con el que iniciábamos este texto.

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