Jordi Cañas: el enemigo número 1 del independentismo (y de Albert Rivera)

Su resistencia a la jerarquía le situó como uno de los líderes del sector crítico

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Jordi Cañas, en una imagen de esta campaña del 9 J

BarcelonaDurante los años de esplendor de Cs, el nombre de Jordi Cañas (Barcelona, ​​1969) lo susurraban con añoranza los militantes en cafés discretos y en grupos de WhatsApp sin dirigentes del partido, aunque esto siempre era un riesgo, porque el aparato lo controlaba todo. Mientras el partido naranja crecía en los sondeos, daba el salto a Madrid y ganaba las elecciones catalanas, él era un proscrito, forzado a dimitir en el 2014 después de que se le involucrara en una investigación sobre un presunto delito fiscal. Más tarde, la causa contra él se archivó, pero la imputación dinamitó su ascenso a Cs. Sin embargo, a Albert Rivera siempre le molestó que tuviera un perfil y una voz propia en un partido de verticalidad extrema.

Por el contrario, las resistencias de Cañas a la jerarquía –se enfrentó a Rivera en un congreso para cambiar el ideario de la formación– le hicieron ganar galones entre el sector crítico. Por eso algunos de ellos se decepcionaron cuando, con el partido en pleno declive, Cañas rechazó implicarse en las revueltas internas contra la dirección de Inés Arrimadas y le apoyó. "La política interna del partido no le interesa tanto", expone una fuente que le conoce desde sus inicios. Pese a haber sido una figura maltratada por el aparato, se negó a saltar del barco, recogió los pedazos y se presentó como cabeza de lista a las europeas, donde el partido morirá con las botas puestas. Es la última bala de Cs, casi todas las encuestas le auguran la desaparición, pero él advierte: "Tengo muy buena puntería".

La curiosidad de esta campaña es que Cañas compite con Juan Carlos Girauta, número 3 por Vox. Girauta fue eurodiputado de Cs y rescató a Cañas cuando se le desalojó del Parlament: le contrató como asesor en la Eurocámara. A partir de ahí, Cañas descubre Europa y deja definitivamente aparcada su trayectoria en Catalunya, donde se inició en política desde un anticatalanismo radical. Cañas es un encarnizado defensor de la importancia de las instituciones europeas, y en los últimos años ha rechazado ofertas para concurrir tanto al Ayuntamiento de Barcelona como al Congreso. ¿Cómo es enfrentarse ahora a Girauta? "Tengo una gran capacidad de disociación", expresa. "Por encima de todo, es un gran amigo, porque cuando van mal dados sabes con quién puedes contar", asegura.

Todavía le insultan por la calle

Lleva una década sin participar en la política catalana, pero asegura que todavía le insultan por la calle. El verso rápido y el tono de pincho que despliega como interlocutor lo convirtieron en el enemigo público número uno para los independentistas, siendo el sentimiento mutuo. Como apunta una fuente muy cercana al dirigente, el resentimiento es también un rasgo de su personalidad. Descendiente de una familia modesta que llegó a Catalunya proveniente de Jaén y Salamanca, se rebeló contra el nacionalismo de Jordi Pujol, que asocia a la burguesía catalana. Rompió el carnet del PSC en el 2003 indignado con la formación del primer tripartito, y en el 2006 entró en Cs. "El nacionalismo catalán es xenófobo desde Valentí Almirall y Pompeu Fabra", dijo en una entrevista reciente en el ARA: "Hace diez años tuve que decir en el Parlament que, a mis padres, que ya llevaban 74 años viviendo aquí, hicieran el favor de no decirlos inmigrantes".

"Sé que muchos se alegrarán de eso", dijo Cañas el 25 de abril del 2014, cuando se vio obligado a dejar el acta del Parlament por la investigación judicial. Y, tras un largo silencio ante las cámaras, recuperó una cita del general estadounidense Douglas MacArthur, quien, cuando se vio forzado a emprender su retirada en Batan (Filipinas), pronunció una frase profética: "Volveré" .

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