"En mi maltratada lengua"

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Raimon, durante una actuación

Enric Massip-Bosch hace llegar al Defensor del Lector una queja sobre cuestiones de la lengua que, como bien señala, es un tema recurrente y lo hemos tratado ya parcialmente el pasado 26 de mayo, en la segunda entrega de esta sección. Valorando la importancia esencial que, en un diario en catalán, tiene nuestra todavía razonablemente "maltratada lengua". Porque esa es la cuestión.

El nudo central de la comunicación del lector es que, además de cuidar la lengua, pide que el ARA “ayude a que el catalán deje de ser subsidiario del español o el francés: no es tarea fácil porque implica crear un tipo de modelo alternativo al que se vive en la calle, donde la presión castellanohablante o francohablante es muy fuerte, pero hay que ponerse, y hacerlo integral y transversalmente a todos los niveles del diario”. Pone unos ejemplos: los títulos de libros y películas extranjeras –hablamos de ello en la sección de mayo–. Dice: “La política del ARA ha sido hasta ahora utilizar el título en catalán si hay traducción, o el título en español si sólo ha sido traducido a esta lengua. En mi opinión esto es de un provincianismo que no nos hace ser mejores ni menos subsidiarios del español: provincianismo porque nos deja fuera a los que leemos o vemos filmes y series en versiones originales, y porque deja fuera a los lectores del ARA de la Catalunya Nord, que tienen otro contexto de sustitución lingüística. Seguramente unos y otros somos una minoría, pero no por eso debemos sentirnos excluidos; por el contrario, representamos una alternativa cosmopolita que me parece deseable fomentar”.

"Continuando con esta política -prosigue-, seguimos siendo subsidiarios del español como lengua de contacto con el mundo, reforzando este rol impuesto y debilitando la percepción del catalán como una lengua homologable a las demás". Y propone conclusivamente dar los títulos en lengua original y consignar las posibles traducciones en las tres lenguas.

También anota que cuando se cita Twitter, la interfaz está siempre en español, cuando es factible tenerla en catalán. Y, asimismo, “evitar la subsidiariedad del español” en mensajes como el que sale cuando se debe reiniciar el servicio.

Pau Domènech, jefe de Lengua, ha trabajado a conciencia el tema de fondo que plantea el lector.

“Divido las respuestas en dos puntos. En el primero, la cuestión de los títulos de películas y libros. Aquí se mezclan la utilidad para el lector (como encontrará las películas y los libros cuando salga a la calle) y la defensa del espacio que debe tener el catalán (en este sentido, compartimos la preocupación por la situación de subordinación y casi invisibilidad de la lengua, especialmente en el cine). Después de hablar con la sección de Cultura, se ha decidido dar un lugar prominente a los títulos originales, tanto en las fichas como dentro del texto, de forma que sea útil tanto para quienes quieren llegar a la obra en versión original como para a quien nos lee desde lugares con situaciones sociolingüísticas distintas.

En el segundo punto, lo que hace referencia a la aparición de capturas de Twitter/X con la interfaz en castellano, ya se han transmitido órdenes desde la dirección para que todo el mundo se asegure de tener todo el entorno de trabajo, incluida la plataforma de Twitter/X, configurado en catalán (lo que ya debería haber sido así de hace tiempo, no lo negaremos). Aparte, desde la sección de Tecnología dicen que mirarán cuáles pueden ser los textos que aparecen en castellano”.

La respuesta de Pau Domènech sobrepasa –con profesionalidad que agradezco– el ámbito semántico y anuncia pragmáticas para enmendar las deficiencias. Allá de la cuestión concreta, interesa considerar el contexto general que el lector Enric Massip-Bosch bien enmarca: el hábitat del diario es el reflejo de un problema general como es la dificultad de poder vivir plenamente en catalán en Cataluña; "velar por el catalán de manera integral", lo cito literalmente. He visto que él, arquitecto reconocido internacionalmente, predica con el ejemplo en su trabajo.

Los políticos –hagamos de más y de menos– suelen lucir titulares propagandísticos de cosas que van a hacer –veremos si Política Lingüística alcanza el rango de conselleria–, pero presentan graves desidias y dejadeces al no hacer lo que podrían hacer. Hay un montón de recursos legislativos y administrativos vigentes que no se están implementando o lo hacen de esa manera latina que queda tan bien: magnis itineribus. Jordi Bianciotto, competente crítico musical deEl Periódico, pone el ejemplo, citando el Anuario de la Música, que la ley de 1998 que prescribe programar en radios y televisiones un veinticinco por ciento de música en catalán o aranés no se aplica... ¿Qué tiempos aquellos que varios valientes se inventaron la Nova Cançó también para difundir el catalán entre los jóvenes a través del paso universal de la música popular. Cuando, en 1965, Raimon escribió la bellísima Canción de la madre reivindicando "mi maltratada lengua".

El libro de la lectora Amparo Pujadas

El Defensor del Lector da fe de un hecho insólito: una comunicación por carta en papel –de las de antes– y no por quejarse de nada sino, simplemente, por hacer llegar un libro al ARA para el fondo bibliográfico , por ser suscriptora: Amparo Pujadas Gilabert.

La función del Defensor no es la de bibliotecario, pero procuro dar sentido a la alta responsabilidad de atender a todo el mundo que puedo. Por otra parte, me apetece más el sentido primero de la expresión: me gusta más hacer de abogado que de fiscal, los jueces vuelven a darme el miedo que me hacían los del franquismo y, en definitiva, defendiendo el lector acabamos defendiendo el periodismo.

De modo que hice un destello en el libro para responder sin demasiada demora a la confianza que se me hacía. Hasta que la lectura en diagonal me pareció poco, porque cada capítulo que leía me pedía que me leyera otro, y acabé comiendo todos los Escritos de la lectora Amparo Pujadas, que de algún modo me pedía lo que su nombre de pila significa.

Un libro que suma géneros literarios, cuentos y narraciones, escrito con una prosa pulcra, ritmo y tanto ingenio como para embotellar aire o comprar notas musicales. Y un gran sentido del humor: me he echado de risa con las idas y venidas a un dentista extorquecedor o leyendo la crónica de un entierro escrita por el fallecido.

También explica con ironía la escasa atención que le han hecho los editores y yo, desde aquí, les animo a que le den la segunda oportunidad sobre la tierra que dice García Márquez de que las estirpes condenadas a Cien años de soledad no tienen. Pero Amparo Pujadas no está sola: la foto de la solapa se la ha hecho con cinco sobrinos, es decir, es una tía patrimonio de la humanidad desde que Serrat lo postuló.

Amparo Pujadas escribió el libro a 86 años, y ahora tiene 96, una bella lección que nunca es tarde para empezar nada. Desde aquí, gracias de la confianza y de sus bellas palabras sobre el diario que compartimos: “Muy agradecida por todo lo que representa el diario ARA, cada día lo tengo en mis manos y aunque sea con dificultad lo leo porque la su lectura hace que el día tenga otra perspectiva, la de estar bien informada”.

Uno de los sitios comunes del periodismo de verano es hablar de algún libro. El Defensor no ha podido estar.

El Defensor del Lector presta atención a las dudas, sugerencias, críticas y quejas sobre los contenidos del diario en sus ediciones digital y en papel, y cuida de que el tratamiento de las informaciones sea conforme a los códigos deontológicos.

Por contactar con el Defensor del Lector puede enviar un correo electrónico a eldefensor@ara.cat o grabar un mensaje de no más de un minuto al número de WhatsApp 653784787. En todos los casos, es necesaria identificación con nombre, apellidos y número de DNI.

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