“La familia que he formado con mi marido. Mis tres hijos son el mayor éxito”.
Mar Alarcón: «Crear tu empresa no es un divertimento»
La empresaria barcelonesa explica su trayectoria como fundadora de Social Car
Formación
“Soy de Barcelona y he vivido desde siempre en la ciudad. Tanto mi padre como mi madre eran empresarios, y creo que esto me ha marcado al crecer. Muchas veces dicen que los emprendedores salen de su zona de confort, pero en mi caso, al vivirlo en casa, siempre me pareció algo natural. Después del instituto entré en la Universidad Autónoma de Barcelona para estudiar la carrera de derecho en los años noventa. No tenía ningún jurista en la familia, pero en ese momento quería opositar para ser juez. El último año de carrera me fui a la Universidad de Montpellier de Erasmus y disfruté mucho. Después he realizado varios másteres: uno de tributación, uno de fiscalidad internacional en la escuela SOAS de la Universidad de Londres y, más tarde, un PDD en el Iese. También pude estudiar un año en la Universidad de Pekín gracias a una beca de la Fundación ICO”.
Vida personal
“Creo que nunca dejaré de emprender. Es cierto que en ocasiones es muy agotador, pero soy una persona muy inquieta y con mucha curiosidad. Estas ganas de ser curiosos es lo que nos lleva más allá de nuestros límites y, en mi caso, me veo en el mismo camino en el futuro. Sin embargo, siempre hay que ver qué impacto generas con los negocios que creas e ir en paralelo al mundo institucional y social. Está bien ser creativo, pero los emprendedores estamos solos y también me gustan estos roles de intermediarios entre los distintos sectores”.
“Mi vida personal está muy vinculada a mi trabajo. Mi esposo ha sido mi socio en la mayoría de mis negocios. Sin embargo, siempre he intentado buscar espacios de desconexión como la pintura. Es una actividad que ya me gustaba de pequeña y hace unos años me apunté con uno de mis hijos. Cuando cojo un lápiz, consigo no pensar en nada de verdad”.
Vida profesional
“Mi primer trabajo fue como abogado fiscalista en Cuatrecasas, donde estuve cinco años. En verano de 2003 me fui a Bangladesh a trabajar en el Grameen Bank con Muhammad Yunus. Dos años después, cofundé Social Energy –una empresa de energías renovables– con mi pareja. Hasta entonces emprender no había sido mi objetivo, pero fue la primera empresa que creamos y funcionó muy bien. Vivimos unos años en Shanghái, pero en 2007 volvimos a Barcelona y, cuatro años más tarde, emprendimos de nuevo con Social Car. Fue la primera plataforma de car sharing en España y fue una gran experiencia con muchos retos. Posteriormente, entré en cargos más institucionales como Fira Barcelona, de vicepresidenta en el Tech Barcelona o incluso de Foment del Treball. Estos últimos años he vuelto a impulsar algunos proyectos como una consultora, 19N Strategies, o una empresa de SaaS en el mundo de la salud mental, Terapme”.
Lecciones de vida
“A menudo se nos dice a los emprendedores que tenemos tendencia al riesgo, pero yo no conozco ninguna que sea un inconsciente. Al final siempre buscamos la forma de protegernos de los diversos riesgos que puedan surgir, pero desde fuera a veces se nos ve como superhéroes que viven fuera de su zona de confort. Sin embargo, esta imagen muchas veces no se corresponde con la realidad, ya que intentamos sacar al mercado soluciones a necesidades que hemos detectado”.
“En Cataluña, especialmente en Barcelona, tenemos un ecosistema sólido para empezar a emprender, sobre todo en fases iniciales. Esto refuerza el tejido empresarial, y se nota que somos un país con talento y emprendedores por naturaleza. Crear tu propia empresa no es uno divertimento”.
“He cometido muchos errores, pero siempre me he rehecho. Miro atrás ya veces doy gracias por haberme equivocado en muchas cosas”.