Homenotes y danzas

El masovero de Sitges que levantó el imperio del ron Brugal

Andreu Brugal creó hace más de 130 años en Santo Domingo la conocida marca de alcohol

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Andrés Brugal Montaner 1849-1931

República Dominicana es uno de los destinos preferidos de los catalanes para disfrutar de sol y playa al otro lado del Atlántico. Los escenarios habituales de aquellas tierras son la arena blanca, la omnipresente cerveza Presidente, las villas de lujo de Casa de Campo, los logros de los Tigres del Licey y, por supuesto, las dos marcas locales de ron: Barceló (d origen mallorquín) y Brugal, que de tanto oírlo ni nos damos cuenta de que es un apellido catalán. Al igual que en Cuba los sitgetanos Bacardí levantaron un imperio que aún hoy reina en el universo de las bebidas espirituosas, muy cerca, en República Dominicana, otro sitgetano quiso dejar huella en la cultura del alcohol fundando una firma con su apellido. Este hombre fue Andrés Brugal.

Cansado del trabajo de masovero en Les Coves (Sitges), decidió cruzar el océano en busca de un futuro mejor. Su primera experiencia en América no fue en Santo Domingo, sino en Cuba, donde se dedicó al comercio de la alimentación. Su salto a la isla vecina se produjo en 1888, tras liquidar todos sus negocios cubanos para pasar a dedicarse por primera vez al mercado de las bebidas alcohólicas de la mano de otro socio, el también sitgetano Santiago Campos. La localidad de Puerto Plata se convertiría para siempre en la sede del negocio, que ya suma más de 130 años.

En aquella primitiva Brugal & Co. la obsesión por mejorar la calidad del ron se vio reflejada en los hitos que fue conquistando, como por ejemplo la mecanización de toda la factoría en 1911, que permitió destilar alcohol de 95 grados por primera vez en la isla , y el hecho de conseguir el primer ron añejo del país, en 1920, a partir del envejecimiento en barrica de roble. Los dieciséis hijos que tuvo con Lucía Pérez fueron la garantía de continuidad de la estirpe familiar al frente del negocio.

En nuestros días, ya es la quinta generación la que se mantiene vinculada a la empresa familiar gracias a Gustavo Ortega Zeller Brugal ya Jassil Villanueva Quintana (master blenders o maestros roneros ambos), aunque ya no como propietarios absolutos de la marca porque en 2008 el gigante escocés Edrington llegó a un acuerdo con la familia para adquirir una posición de control dentro del accionariado de la empresa. Pese al secretismo de la operación, según algunas fuentes, el importe de la transacción ascendió a unos 390 millones de dólares para el 83% del capital.

Los nuevos propietarios, una firma fundada en Glasgow en 1861 -que ha respetado de Brugal tanto los valores intrínsecos como las plantas de producción-, son conocidos sobre todo por ser los titulares de la marca de whisky Macallan, una de las más valoradas del mundo. En su actual cartera, aparte del ron Brugal, están también Glenrothes y Famous Grouse. Dentro de la gama Brugal, el producto de mayor calidad es la serie Papá Andrés, un homenaje al fundador de la casa, Andreu Brugal. Otras referencias que ofrecen son en 1888 (en recuerdo de la creación de la empresa), Añejo (creado en 1952), Blanco Supremo y Extra Viejo (1976).

Curiosamente, la marca no puso los pies en España hasta una época relativamente reciente, porque no fue hasta 1996 que empezaron a llegar botellas de este licor. Mucho antes, en 1981, habían conquistado Estados Unidos. Todo este bagaje ha permitido a Brugal figurar habitualmente en los rankings de rones más vendidos en todo el mundo, acompañado de competidores clásicos como Bacardí, Barceló, Habana Club, Cacique y otras superventas menos conocidos como el filipino Tanduay.

La familia mantuvo las raíces con sus orígenes y la prueba es la visita que Jaume Brugal Pérez, hijo del fundador, rindió a Sitges en el verano de 1952. Aún hoy, más de 130 años después, la enseña dominicana luce un lema proveniente de los tiempos del primer Brugal: “Pasión, dedicación y trabajo duro ”.

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