A todo nostálgico de épocas pretéritas y con tendencia a decir “cualquier tiempo pasado fue mejor”, tan sólo necesita sentarse en un banco de la calle y disfrutar del gran despliegue de zapatillas históricas que podemos encontrar hoy en día. Ahora mismo se ha hecho habitual ver a gente joven que, pudiendo escoger de última generación y tecnología puntera, optan por rescatar del olvido modelos de los años 70, 80 y 90. Modelos que, paradójicamente, protagonizaron la juventud de aquellos boomeros de los que tanto se mofan y se afanan en distanciarse estéticamente.
Entre las más antiguas y que resisten en plena forma el paso del tiempo están las Converse Chuck Taylor All Star (1921) que, durante los 60, poblaron con unanimidad las pistas de baloncesto.
Ahora hace unas temporadas también reaparecieron las Vans Sk8-HI, de 1978, las cuales, con la franja lateral y el tobillo acolchado, se convirtieron en las primeras zapatillas altas para practicar skate. Adidas también participa con deleite de este festival del vintage, con el reavivamiento de modelos como las Campus (1981), no pensadas para el deporte sino directamente colonizadas por la cultura hip-hop, de la mano de grupos como los Beastie Boys. Un calzado, por otra parte, muy similares a las Gazelle (1966) o las Samba, las tres recuperadas por el Brit Pop de los 90 y totalmente en tendencia hoy en día. De Adidas tampoco pueden faltar las Stan Smith (1971), con un acentuado aire pijo que exuda el deporte por el que fueron pensadas, el tenis, y que se han convertido en uno de los mayores éxitos de ventas de todos los tiempos. Tampoco podríamos dejar esta marca sin mencionar a las Superstar (1969), grandes iconos del momento, hechos de piel y acabados con la mítica puntera de goma que, durante los 80, trascendieron el mundo del deporte para dominar el del hip- hop.
Cambiando de marca, pero continuando con la corrua de zapatillas nostálgicas que integran nuestra indumentaria actual, tenemos las Puma Clyde (1972), las cuales provocaron un gran impacto por ser las primeras de gamuza, y también varios modelos históricos de New Balance como las 990 (1982), 574 (1988) o las 530 (1992). El nombre Mexico 66 de Onitsuka Tiger quizás no nos dice nada, pero si pensamos en las zapatillas amarillas que calzó Bruce Lee al final deOperación dragón (1973), sabremos que estamos delante de un clásico pop indiscutible.
Nike tampoco podía dejar pasar la oportunidad de quitar el polvo a sus diseños más emblemáticos, como las Air Max 90 (1990) o las Air Jordan (1984), con las que cambió de pura cepa el mundo del baloncesto y el de la moda urbana, sin olvidar las Dunk (1984), primas hermanas de las anteriores. Las últimas que Nike ha hecho revivir son las Cortez, que cuentan con el aval del actor del momento, Jeremy Allen White. Por su innovador amortiguación, fueron ideales para practicar jogging, así como, por la ligereza, también fueron adoptadas para hacer breakdance. Y finalmente las Nike Blazer (1973), las primeras zapatillas altas que hizo Nike para jugar a baloncesto, que ya están calentando motores para ser las próximas a reaparecer.
Este incesante despliegue de calzado deportivo histórico responde totalmente al gusto de la moda para recuperar referentes antiguos, desde que está bajo el paraguas posmoderno. Un marco cultural muy dado a la apropiación tanto cultural como histórica, la mayoría de veces como mero juego estilístico y sin profundidad reflexiva detrás. Y bajo la creencia también posmoderna de que las identidades de un individuo son múltiples y cambiantes, la moda ofrece infinitas posibilidades de jugar a ser quienes no somos. También es cierto que las piezas vintage aportan la idea de autenticidad, imposible de conseguir con el efecto igualador y masivo del fast fashion. Pero, en todo caso, una autenticidad, la de estas zapatillas, construida a la perfección por unas multinacionales expertas en marketing emocional, que trabaja con precisión el sentimiento de nostalgia y pertenencia, y al crear necesidades innecesarias en los consumidores.