Jacint López Valero: “Todo el mundo se queja del precio de la luz pero nadie sabe a ciencia cierta cuánto gasta”

Nacieron justo después de la muerte de Franco.

Sí, de hecho, las escrituras de la empresa aún lucen el escudo preconstitucional. Mi padre –que era ingeniero industrial– encontró una buena oportunidad de negocio: se trataba de la venta de baterías de condensadores. Son aparatos que permiten ahorrar en la factura de la luz. Hoy en día todas las empresas que trabajan con energía reactiva (es decir, que tienen contratados más de 15 kW de potencia), se ven obligadas a pagar un recargo que puede llegar a subir su factura hasta un 30%. Con nuestros equipos se puede ahorrar el gasto. Con este producto bajo el brazo, el padre y la madre decidieron dar el paso y en 1976 crearon Cydesa. Lo hicieron en un pequeño local situado en Esplugues de Llobregat; ahora mismo estamos en una nave industrial en Sant Vicenç dels Horts, tenemos 25 trabajadores y vendemos a siete países.

Bien, ¿qué empresas pueden utilizar sus productos?

Los equipos pueden colocarse en todas aquellas instalaciones industriales que tengan motores eléctricos de baja, media o alta tensión con más de 15 kW contratados: desde restaurantes y gimnasios hasta grandes refinerías de petróleo. De hecho, trabajamos con las empresas más importantes del sector eléctrico, petroquímico y automovilístico del Estado.

Se hicieron fuertes con las baterías de condensadores, pero poco a poco se fueron diversificando.

Exacto. Hace un año empezamos a abrir una segunda unidad de negocio: la de venta de aparatos capaces de monitorear la red eléctrica. La eficiencia energética está en boca de todos, pero en España todavía no existe la costumbre de implantar analizadores de red inteligentes para conocer con precisión el consumo. Todo el mundo se queja del precio de la luz, pero nadie sabe a ciencia cierta cuánto gasta. Sólo tienen una factura críptica de las compañías eléctricas que, además, muestra datos demasiado generales. En Alemania alucinan con nosotros: allí estos sistemas están plenamente extendidos y les permiten controlar desde un dispositivo móvil hasta la gestión energética, la calidad del suministro e incluso el buen funcionamiento de los diferenciales.

¿Por qué cree que aquí no han arraigado estos sistemas?

En nuestra casa las industrias todavía no han incorporado la cultura de los datos. La energía es la gran desconocida y todo el mundo tiene miedo a la electricidad. Además, el hecho de que las compañías eléctricas hayan tenido -hasta hace poco- prácticamente un monopolio no ha ayudado mucho. Si cuando vamos al médico, antes de darnos el remedio nos hacen una analítica, con la energía debería ser igual: antes de poner una lámpara led, hay que ver si realmente es la mejor solución.

¿Cuánto facturan?

Cerramos el 2016 facturando seis millones de euros, un 20% más que el año anterior. Fluctuamos mucho en función de los proyectos que nos lleguen. Un 50% de la facturación llegó del exterior. Estamos presentes a través de representantes y distribuidores en siete países: principalmente en el sur de Europa y en el norte de África, pero también vendemos nuestro producto en América Latina. Internacionalizarnos fue clave para sobrevivir durante la crisis, cuando la facturación se desplomó un 40%. De hecho, el sector del material eléctrico todavía no se ha recuperado de la bajada del 70% que sufrió, manteniéndose a niveles de hace veinte años.