Hablemos de dinero

"No nos clasificamos para Río e ingresamos cero un par de años"

Paula Ramírez, nadadora artística con la selección española y medallista olímpica, explica cómo se relaciona con el dinero

Júlia Riera Rovira
3 min
Paula Ramírez durante unos ejercicios

Un año después de levantar la medalla de oro en el campeonato mundial de natación artística en Japón, Paula Ramírez Ibáñez (Sant Cugat del Vallès, 1996) se proclamó campeona olímpica en los Juegos de París. El equipo de la selección española culminó con una medalla de bronce que hizo realidad el sueño de Ramírez: “Tenía unos siete u ocho años y dije: «Mamá, yo quiero ir a los Juegos Olímpicos haciendo natación artística, y después quiero trabajar en el Comité Olímpico Internacional»”. Sin embargo, asegura que no se imaginaba llegar al podio: “Ahora la medalla olímpica se ha puesto en el top 1 de mejores momentos profesionales”.

Con pocos meses de vida entraba en la piscina y con sólo 4 años se decantó por la natación artística. Durante la etapa escolar combinó el estudio con la carrera deportiva en el Club Natació Kallípolis de Barcelona, ​​en el centro de tecnificación Joaquim Blume y en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), donde se entrena actualmente. Con tan sólo 15 años participó por primera vez en un campeonato internacional con la selección española. “Ganamos, logramos medalla y me llegaron unos 500 o 600 euros. Para mí fue alucinante conseguir el primer dinero, y además haciendo el deporte que me gusta”, explica en declaraciones alEmpresas. Junto al premio también consiguió una beca para los entrenamientos.

En un inicio entrenaba tres horas al día, pero desde que empezó a competir con la selección son “unas ocho o diez horas diarias”. Lo más duro de dedicarse profesionalmente es que el deporte absorbe todas las demás áreas de la vida: “Tanto mi estado físico como mis objetivos mentales". "Mi familia y mis amigos deben estar dando me apoyo. Ya escogí una carrera universitaria que me permitiera poder seguir en el deporte profesional. Y, también, he elegido no irme a vivir a otro sitio para entrenarme en Sant Cugat”, indica.

La campeona olímpica estudió administración y dirección de empresas en remoto para poder compaginarlo con los horarios deportivos. Actualmente está realizando un máster en dirección deportiva. “Hacia los 22 años, me replanteé las cosas, porque yo veía que mis amigas que no eran deportistas de élite empezaban a tener páginas en el currículo y el mío estaba bastante en blanco. Me preguntaba: «¿Quién va a cogerme? Quizá debería dejarlo ya»”, explica Ramírez. Ahora ha aprendido a verlo desde otra perspectiva: “Hay muchísimas empresas que valoran la constancia, el esfuerzo y el trabajo en equipo. [...] Y en el mundo deportivo no me da miedo, porque creo que tengo muchas cosas que aportar. Quizás no he cumplido cinco años en una empresa, pero la he vivido desde dentro”, reflexiona.

Ingresos por resultados

En cuanto al salario, las nadadoras artísticas dependen de los resultados que obtienen: “Antes de empezar a competir a nivel nacional absoluto, la única recompensa económica era cuando ganábamos una medalla y teníamos un premio remunerado pequeño, pero no podía vivir de eso . He tenido mucha suerte de poder seguir entrenándome con el apoyo de mis padres”. "Cuando entras en la selección y compites, tienes una beca económica del Estado, y es como nuestro sueldo", asegura el deportista. Y sigue: “Es suficiente. He podido vivir de esto y ganamos dinero. Ahora, si comparas con otros deportes, los típicos, no es ni lo que ganan en un solo día”. Sin embargo, ella se considera una persona ahorradora y lo que gana ha decidido “invertirlo en un piso”.

“A los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro fuimos al preolímpico y no nos clasificamos. Entonces se cortó el dinero de becas, ingresamos cero durante un par de años. Tampoco es justo que tú sigas trabajando, representando al gobierno, al país ya toda la gente, y depende del ranking, ganas dinero o no. Si hubiera un sueldo base mínimo, creo que sería más justo”, apunta la campeona del mundo. Ahora está pendiente de recibir el premio de París: "Tenemos un premio monetario, pero todo es muy reciente y es la primera vez que soy medallista olímpica, no sé ni de cuánto será".

Ramírez encara el futuro con incertidumbre e ilusión: “Sigo con el sueño de trabajar en el Comité Olímpico Internacional. Debo decir que el CAR me encanta y me gustaría estar allí. Por lo general, me gustaría formar parte del deporte en Cataluña oa nivel internacional. Si no, mi otro camino es el arte, me encanta la cultura artística; entonces, quién sabe, quizá acabo en el circo”.

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