Maria Bonillo Vidal: "No se realizan tantas esterilizaciones, pero aún se evita la reproducción de personas con discapacidad"

ValenciaLa periodista Maria Bonillo Vidal (Valencia, 1988) ha publicado el libro Vientres bajo custodia. Historias de la esterilización forzosa a mujeres con discapacidad. La obra es el resultado de la beca de periodismo de investigación Josep Torrent, que la institución Alfons el Magnànim otorga con la Unió de Periodistes Valencians. El trabajo recoge que en España, desde 1989 hasta 2020, se esterilizó a más de mil mujeres. Y se trata de una cifra aproximada, porque Bonillo denuncia que los registros son escasos. La situación tampoco ha sido mejor en países de nuestro entorno: en Noruega, hasta 2016, las personas trans estaban obligadas a esterilizarse si deseaban someterse a una operación de cambio de sexo. Lo mismo ocurría en Dinamarca, hasta 2014, y en Suecia hasta 2013.

¿Cómo se regulaba la esterilización de las mujeres con discapacidad en el Estado antes de 2020?

— Desde 1989 era el juez quien decidía a instancias de la familia, con el matiz de que en el 2005 se incorporaron los informes de los peritos y el testimonio de las familias o médicos. Desde 2020, la persona afectada es la que debe dar el consentimiento. España llevaba años incumpliendo los tratados internacionales.

¿Ha cambiado la situación en la UE?

— Sí, en el conjunto de la UE, el debate parece más inclinado a la prohibición de la esterilización sin el consentimiento de la persona afectada. De hecho, hay nueve países en los que está prohibida, el último ha sido España.

Durante el franquismo no se realizaron tantas esterilizaciones forzadas.

— Estaba prohibido por la fuerte influencia del catolicismo, como abortar.

Dice que las esterilizaciones se sustentan en una percepción negativa de la discapacidad. ¿Eso ha cambiado?

— Es un cambio lento, pero se está consiguiendo gracias a las asociaciones que trabajan con personas con discapacidad. Hace diez o quince años, una familia con una persona con síndrome de Down no entendía por qué no podía esterilizar a su hija. Hoy en día, ya no ven la operación como el primer recurso. Igual le ponen un dispositivo intrauterino (DIU) o un implante intradérmico. Otra cosa es que a las personas afectadas les explican por qué son esos tratamientos. Quizás no se están haciendo tantas esterilizaciones, pero sí se está evitando la reproducción de personas con discapacidad. Esto se produce porque son percibidas como una carga social y un gasto. Las cifras de personas con síndrome de Down, que han disminuido mucho, son las más elocuentes.

¿Esto no es positivo?

— Yo no considero la discapacidad como una carga negativa. Es una vida complicada, por supuesto. No se trata de edulcorarla, porque hay miles de barreras, sobre todo para los padres, normalmente las madres, que son las personas encargadas del cuidado de estas personas. Pero esto no significa que deban ser eliminadas o erradicadas. Son personas que aportan.

Estas personas deben afrontar vidas muy complicadas.

— Por supuesto. Viven con muchas barreras. Pero estamos hablando del derecho de estas mujeres a decidir sobre sus cuerpos, de su integridad física. La ablación se considera una mutilación, pero la esterilización forzada no. Además, yo puedo nacer sin una discapacidad, pero en un entorno desfavorable, con padres drogadictos, abusadores o violadores, ¿y esa vida es mejor que la de una persona con discapacidad con una familia que le quiere y la integra?

El libro recoge el testimonio de una madre que, desesperada, defiende que necesita que su hija no sea madre para no generarle más obligaciones a ella.

— Por eso nadie puede juzgar a estas familias ni las decisiones que toman. Yo entiendo la pregunta: ¿qué prevalece, el derecho de la persona cuidadora a ser feliz o el derecho de la otra persona a vivir, a ser madre, a desarrollar su vida, a recibir cuidados...? Lo que no puede ser es que esa madre esté sola y sin apoyo institucional.

¿Tiene nuestra sociedad suficientes recursos para construir una red que ofrezca los cuidados necesarios?

— El dinero, si lo buscas, lo encuentras. Puedes recortar de muchísimas cosas. Es una cuestión de prioridades.