Barcelona

Plazoletas y los coches como "invitados": así serán las nuevas calles que Colau proyecta en el Eixample

Las obras de los primeros cuatro ejes empezarán en junio y tendrían que estar acabadas en ocho meses

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Eix Consell de Cien general

El esprint de obras que prepara el Ayuntamiento de Barcelona antes de las elecciones de mayo del 2023 empieza a asomar la cabeza ya con la sucesión de grandes anuncios de esta semana: el último, el de este jueves, cuando se ha puesto fecha al inicio de las obras de la llamada Superilla Barcelona, que dibuja hasta 21 ejes pacificados y 21 nuevas plazas que desplegar en el Eixample desde ahora hasta el 2030. En junio empezarán las obras de los primeros cuatro ejes, entorno a la calle Consell de Cent, y de las cuatro plazas en los cruces, y la previsión es que los trabajos sean muy rápidos y no se alarguen más allá del primer trimestre del año que viene (unos ocho meses). El calendario dice que el proyecto, que es el más preciado por los comuns, tiene que estar a punto antes de las elecciones.

La primera intervención transformará el eje central de calle Consell de Cent y las calles Girona, Rocafort y Borrell. Unos trabajos que contarán con un presupuesto de 52,7 millones (48,2 para los ejes y 4,5 para las plazas) y ganarán, también, 31 plazoletas de unos 725 metros cuadrados en los cruces con las calles que no son ejes pacificados, con la idea, según el gobierno municipal, de recuperar "el espíritu del plan Cerdà", que se ha ido "pervirtiendo", y tener más verde y espacios de estancia. Uno de los objetivos del nuevo dibujo es garantizar que todo el mundo tenga un espacio verde a 200 metros de casa y reducir los 350.000 coches que cruzan cada día por el Eixample (más que los que circulan por las rondas), a pesar de que el Ayuntamiento no ha detallado qué bajada se prevé.

Así cambiará la calle Borrell.

En estas primeras cuatro calles se aplicará lo que el gobierno de Colau define como "nuevo modelo de calle", donde "el vehículo deja de ser el rey del espacio público y pasa a ser un invitado", como le gusta repetir a la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz. Ya no tendrán asfalto, sino una combinación de panot (la baldosa típica de Barcelona) en los espacios de las aceras y cruces, y granito, que es el que releva el asfalto de las calzadas. Tendrán un único carril de circulación, con la velocidad limitada a 10 km/h, pensado sobre todo para vecinos y servicios y sin diferencia de altura con el espacio que ocuparían las aceras: todo estará al mismo nivel. Los vehículos estarán obligados a girar a cada cruce para que no puedan recorrer de punta a punta los espacios en los que son "convidats".

Las nuevas plazoletas que se crearán en los cruces con calles no pacificadas .

Más presupuesto

En estas nuevas calles también se prevé mucho más verde del que hay ahora: pasar del 1% actual a un mínimo del 12%. Y un suelo que, sin asfalto, permita filtrar agua de la lluvia y recogerla en las nuevas áreas con vegetación. De hecho, las innovaciones que hace el proyecto en el subsuelo han permitido aumentar el presupuesto de la obra contando con la inyección de los fondos europeos –el primer presupuesto anunciado era unos 15 millones más bajo–.

El verde tendrá más protagonismo en dos de las cuatro primeras plazas: las del cruce con Roquefort y Enric Granados, que se conciben más como jardines. La segunda, en conexión con los Jardins del Seminari, que quedan cerrados. Las plazas de Borrell y Girona serán más duras. Lo que aparecerá ya después de estos primeros meses de obras serán 438 nuevos árboles en el conjunto del ámbito, y también se prevé multiplicar los bancos, los juegos infantiles y las fuentes.

Así será la nueva plaza en el cruce de Consell de Cent con Rocafort.

La presentación del proyecto lo ha hecho la alcaldesa Ada Colau en el Saló de Cent acompañada de los equipos de arquitectos que han hecho los proyectos y la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz. Y sin ningún representante de los socios de gobierno, el PSC. Tampoco la regidora de Movilidad, Laia Bonet. Colau ha asegurado que el modelo que ahora se implanta ni "se improvisa" ni es una "ocurrencia", sino que replica el que ya funciona en el barrio de Sant Antoni. Y Sanz ha remarcado que el proyecto arranca en el Eixample por una cuestión "de urgencia", teniendo en cuenta los niveles de contaminación, de concentración de vecinos y de déficit de verde. Y ha rebatido los argumentos de Foment, que hace unos días alertaba de una posible pérdida del 20% de la facturación en los comercios situados donde se implanta la superilla, defendiendo que la prueba de Sant Antoni ha sido positiva para la zona. La alcaldesa, de hecho, ha invitado tanto a Foment como al RACC a sumarse a la "Barcelona de futuro" y ha asegurado que la transformación prevista no se parará en ningún caso.

El gobierno municipal confía en la suspensión de licencias vigente a los ejes que ahora se reformarán y en el nuevo plan de usos que se tiene que redactar para evitar que estas calles acaben convertidos en monocultivos de ocio y restauración o que haya una subida de precios de la vivienda. No repetir aquí el error de Enric Granados. Lo que empieza entorno a Consell de Cent es, según Sanz, "el cambio" en singular, que empieza en el Eixample pero que se replicará en zonas como el 22@ o en reformas como la de la Vía Laietana, que son los dos otros grandes proyectos que el Ayuntamiento ha presentado esta semana. El anuncio de hoy coincide con el tirón de orejas de la Comisión Europea a Barcelona y Madrid para reducir las emisiones.

Los cambios en el chaflán de Rocafort.
La plaza en el cruce con Girona.
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