Polémica castellera: ¿deben dejarse de considerar válidos los castells sólo cargados?
Un grupo de miembros de diferentes grupos avivan el debate
BarcelonaLos castillos caen. Esto es un hecho evidente. Que los grupos tienen el principal objetivo de descargarlo, también. ¿Pero qué ocurre si queda sólo cargado? ¿Es un éxito cargar un castillo? Éste es uno de los debates del mundo casteller y últimamente miembros de diferentes grupos han avivado esta conversación, defendiendo que los castells cargados deberían dejar de considerarse válidos. Sin embargo, la postura choca con buena parte de la comunidad.
La propuesta nace por “coherencia”, según expone uno de sus impulsores, Jaume Rosset, exresponsable médico y científico de la Coordinadora de Colles Castelleres de Catalunya. “Defendemos que los castells cargados son un trabajo incompleto, y no nos da una satisfacción superior un castell que cae cuando entran doses o cuando salen una vez hecha la aleta”, dice. De esta forma, afirma que la propuesta no se vincula a la prevención de lesiones.
Por otra parte, los impulsores argumentan que cada uno puede dar el valor que considere al castillo, pero que la propuesta se basa en la satisfacción que se tiene como grupo y la respuesta que se da en congruencia.
Esta postura, sin embargo, es evidente que no convence a todo el mundo. Tamara González, jefe de grupo de los Xicots de Vilafranca, considera que sacar valor a los castillos cargados no tiene mucho sentido. "Es evidente que cuando tú descargas un castillo por primera vez es cuando ves el trabajo realizado al 100%", pero cargar un castillo tiene un gran valor emocional, argumenta.
Los castillos cargados no entran hasta los años 30
Aunque en la actualidad están totalmente asumidos los castillos cargados, no se empiezan a tener en consideración hasta los años 30 del siglo XX, a raíz de un gran bajón del mundo casteller. "Se vio como si el hecho de cargarlo acortara el hito hacia el éxito", explica el historiador Pere Ferrando. Previamente no era así y Ferrando narra cómo "en el siglo XIX lo tenían clarísimo, los castillos cargados no contaban", ya que "consideraban que aquello era un todo, se hacía o no se hacía".
El Concurso de Castells como motor de cambio
El impacto del Concurso de Castells es muy superior al que puedan tener otras actuaciones y marca, en parte, la conversación castellera. Si en 2012 se eliminó que una caída de uno o dos miembros del castillo permitiera contar el castillo como descargado, en 2016 se aprobó que a los grupos sólo se les puntuaría un máximo de un castillo cargado. Así pues, si había dos castillos cargados el de menor valor no puntuaría. Sin embargo, esta última decisión no fue del todo aceptada y se echó atrás en la edición siguiente.
Rosset cree que era una decisión acertada. "El cambio que me hubiera gustado es que en el Concurso no se puntuara ningún castillo cargado, pero me parecía un paso en medio", apunta. González, en cambio, opina que “en el Concurso ya lo dice la palabra, concurso, y no tiene ningún sentido que limiten los castells a uno cargado”.
Ferrando, que forma parte de la comisión asesora como presidente del jurado, estuvo presente en las reuniones donde se tomó la decisión y explica cómo se trataron de aumentar las penalizaciones a un 40% o 50%, pero se vio que "el mundo casteller no está preparado para desprestigiar tanto a los castells cargados". De este modo, "la decisión fue una manera de dar respuesta a esta corriente", detalla.
El debate es evidente que seguirá vivo y mientras Rosset cree que “la imagen que damos en el momento en que se celebra un castillo no es la imagen que yo quiero que los castells den”, Ferrando cree que “el tiempo ha hecho que los castells cargados tengan una consideración muy amplia” y que nos encontramos en un punto de no retorno.