Épico Fails

Pontiac Aztek, el coche que 'Breaking bad' regresó a las carreteras

La gran apuesta de General Motors a finales de los 90 se estrelló en su peculiar diseño

Los dos protagonistas de 'Breaking Bad'.
03/05/2023
3 min

Walter White sube al coche, arranca el motor y enfila las carreteras infinitas de Albuquerque, en Nuevo México. Los fanáticos de Breaking bad han visto esta acción decenas de veces. Quizás no saben, sin embargo, que el vehículo que conduce –ya menudo destroza– el protagonista de la mítica ficción televisiva es un Pontiac Aztek. "Cuando salió al mercado, fue considerado uno de los coches más feos de la historia", recuerda Susana Domingo, profesora de estrategia y emprendeduría en la UPF – Barcelona School of Management. De hecho, la vida de Aztek fue muy corta: tan sólo duró cuatro años en los concesionarios. El motivo: su estética. Comercializado por General Motors, era un híbrido entre un SUV –el todocamino clásico– y un crossover, un modelo no tan preparado para rodar fuera del asfalto. Tenía una carrocería bastante cuadrada y desproporcionada, en comparación con los vehículos similares. Si lo miramos hoy en día, quizás no nos parece tan estrambótico, pero a principios de los 2000 tenía un aspecto, al menos, poco convencional.

El modelo Aztek de Pontiac, en una imagen de archivo.

Éste, de hecho, era el objetivo que perseguía General Motors. El coloso de la automoción hacía años que quería dar un giro de volante. "La competencia estaba innovando con nuevos modelos y ellos también buscaban unirse a la tendencia", recuerda la experta. Para ello, en 1997 la compañía encargó a Tom Peters, su diseñador jefe, que ideara un vehículo disruptivo. Tres años después, ya hicieron su presentación. "Queríamos hacer un vehículo atrevido, que no fuera para todos", adelantó Peters a la prensa. De entrada, los medios recibieron muy bien la noticia. "Por fin la compañía ha roto con su instinto de precaución y ha dado el primer paso tímido hacia la innovación, un camino que siempre han evitado", elogió, por ejemplo, el semanario BusinessWeek. Sin embargo, cuando en 2001 salió a la venta, se estrelló.

Si la compañía preveía vender 75.000 unidades cada año, el año que más colocó fue en el 2002, y no llegaron a los 28.000. "El mercado no le recibió bien y fue un desastre de ventas –corrobora Domingo–; podríamos definir a Aztek como un modelo incomprendido, demasiado alejado de los estándares del momento", apunta. El vehículo tenía también otro problema. Por el tipo de diseño arriesgado e innovador, los potenciales clientes que quería atraer a la compañía eran los de la generación X –nacidos entre 1969 y 1980–, pero el precio era demasiado elevado para ellos. "Era más caro que los vehículos similares de la competencia", explica Domingo. Ahora bien, si se dejaba a un lado la estética, el Pontiac Aztek sí que era un buen coche. "Para los ingenieros de producto, era un coche técnicamente perfecto, con unas prestaciones superiores a la competencia y desarrollado sin demoras –recalca la experta–. Pero no tuvieron en cuenta los estudios de mercado", concluye.

En 2005 el Pontiac Aztek desapareció, oficialmente, de los concesionarios. A partir de entonces, el modelo fue abriéndose camino dentro de los rankings de vehículos más feos de la historia que elaboran medios como The Daily Telegraph o la revista Time. Hasta que, en 2008, la desdicha del modelo dio un vuelco de 180 grados. El éxito mundial de la primera temporada de Breaking bad y la aparición de Aztek despertaron el interés de los fans por este modelo. De repente, la popularidad del modelo se disparó entre los jóvenes. También lo hicieron las ventas en el mercado de segunda mano. Entre 2010 y 2014, Aztek formó parte de los diez vehículos discontinuados más vendidos a compradores milenniales, según datos del portal automovilístico Edmunds. "Este caso nos recuerda que todos los productos que no gustaron por ser demasiado distintos o futuristas pueden tener lugar en el mercado en otro momento", concluye la experta.

La lección

"General Motors debía haberse centrado en escuchar qué necesidades y gustos había en el mercado, pero dieron por sentado que un producto técnicamente perfecto podía ser un éxito -explica Susana Domingo, profesora de estrategia y emprendeduría en la UPF- BSM–. Por eso es importante que las empresas reduzcan las distancias que existen entre los laboratorios y el mercado", concluye la experta.


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