Sexo seguro, por favor

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Sexo seguro.

Hace pocos meses leía la noticia del incremento de las tasas de ITS (infecciones de transmisión sexual) en Catalunya, especialmente de la gonorrea. Y justo en junio salía otra noticia que, unida a la primera, más que sorprender hacía cabrear: el recorte de los servicios de atención a las ITS en los CAP de la ciudad Barcelona durante el verano, por cuestiones presupuestarias, dicen.

Como tengo más de una pareja sexual hace tiempo que cada tres o cuatro meses paso un cribado para descartar infecciones. Es puro protocolo, pura conciencia de saber lo que hago. Y también las personas con las que estoy, porque todas tienen ese hábito tan básico y tan saludable que todo el mundo que tiene más de una pareja sexual debería tener. Pero, mientras me movía en lo que yo llamo el mundo convencional –o el mundo Tinder, para hacerlo corto–, a pesar de verme con más de una persona, nadie me lo comentó. Ni yo tampoco. Solo fue en el momento en el que estuve en contacto con gente que hablaba directamente de relaciones abiertas que conocí la existencia de los servicios de prevención y atención a las ITS en los CAP y también en Barcelona con el servicio Drassanes Exprés. Servicios que funcionan de maravilla a pesar de que últimamente con muchos menos recursos, y eso se nota porque cuesta más conseguir cita.

El ministerio de Sanidad ha puesto en marcha la campaña Yo soy del sexo seguro, dirigida a jóvenes, para intentar detener su sensación de invulnerabilidad cuando practican sexo. Lo de pensar que a mí no me va a pasar nada. Pero hablando con Belén, mi ginecóloga de referencia en cuanto a prevención y cuidado de ITS, la cosa no va solo de adolescentes y jóvenes y la sensación de invulnerabilidad también está muy presente entre los adultos. Es sorprendente, pero es así. Muchas mujeres (o personas con vagina) nos hemos encontrado y todavía nos encontramos con hombres (o personas con pene) que pretenden tener relaciones sexuales de penetración sin utilizar preservativo. Y lo pretenden fuertemente con la excusa de que les es incómodo, menos placentero y bla, bla, bla. Siempre les respondo lo mismo: que contraer una ITS sí que es incómodo y poco placentero.

Pero se trata de un fenómeno que también se da entre algunas mujeres. Que piensan que, porque la persona que tienen delante parece de buena pasta, dejan de preocuparse. Me lo han contado hombres que han recibido la actitud de estas mujeres con desconcierto. Al igual que la recibo yo cuando me he encontrado en la misma situación. O sea, que en la mayoría de los casos son los hombres los que pretenden hacer tarará y presionan para no ponerse condón, pero también lo hacen algunas mujeres.

Está claro que hace falta más educación sexual: hablar con cotidianidad y sin tabúes para que tener sexo no vaya asociado al miedo o a la inconsciencia, al tabú y al no explicar, y sí a la madurez y a la naturalidad. Que si contraes una infección a pesar de haber tomado precauciones no te sientas una apestada. Y que funciones con sentido común y responsabilidad. Y para ello, claro, hace falta más valentía e inversión pública, no cobardía y recortes.

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