Homenotes y danzas

El soldado voluntario que creó el gran imperio del neumático

Giovanni Battista Pirelli, hijo de un panadero, supo anticipar el potencial industrial del caucho

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Giovanni Battista Pirelli

En verano del 2005 se produjo un hecho trascendente en el mundo empresarial internacional: la multinacional italiana Pirelli vendió su división de cables a los estadounidenses de Prysmian, detrás de los cuales estaba Goldman Sachs. Esta operación podría parecer una más de las que cada año hay en el universo de las multinacionales, pero su repercusión en Catalunya fue muy grande, porque implicó que desapareciera una marca con tradición centenaria en el país. En efecto, Pirelli había abierto su primera fábrica fuera de Italia en Vilanova y la Geltrú (Garraf) tan pronto como en 1902 y durante más de un siglo se convirtió en la columna vertebral de la industria local y también en un elemento central de la vida de los vilanovenses.

El año pasado se cumplió un siglo y medio desde que el hijo de un panadero de Lombardía montó una empresa que pretendía explotar las posibilidades del caucho en el ámbito industrial. Este joven ingeniero era Giovanni Battista Pirelli, quien, sin saberlo, estaba poniendo la semilla de un grupo empresarial que acabaría situándose líder mundial en su sector. Muy pronto vio que de todas las aplicaciones posibles del caucho las dos que tenían mayor recorrido eran los cables eléctricos y los neumáticos. De este modo, Pirelli puso el pie en dos de los sectores que mayor expansión tendrían durante finales del siglo XIX y principios del XX, como eran la distribución de electricidad y la automoción.

También experimentó con el linóleo, un material que, como cobertura del suelo de edificios públicos y oficinas, hizo furor entre la década de los veinte y los años cincuenta. Y a mediados de los veinte, Pirelli aún pondría otro pie en Catalunya: si primero había sido la planta de Vilanova destinada a fabricar cables eléctricos, en 1924 sería la fábrica de Manresa, donde se producirían neumáticos. Cinco años más tarde, Pirelli pasó a la historia por ser la primera compañía italiana que cotizó en la Bolsa de Nueva York. Uno de los factores que más eco proporcionaron a la calidad de los neumáticos que fabricaban fue el triunfo en la carrera Pekín-París (1907), de 15.000 kilómetros, en los que el coche ganador utilizó gomas del fabricante italiano.

Pero la agenda de Pirelli tenía más espacio que el destinado a los negocios, porque ya antes había demostrado su implicación en los asuntos nacionales con la participación como voluntario en las guerras por la independencia de Italia (1866-67), una militancia que siguió años más tarde desde la política, primero como concejal del Ayuntamiento de Milán y después como senador durante seis legislaturas. En la cámara italiana ejerció una labor muy intensa como lobista en favor del sector empresarial que representaba, especialmente en lo que se refiere a la protección del producto nacional mediante aranceles. En el mundo empresarial y fuera del ámbito de su compañía, fue presidente del banco Credito Italiano y de la eléctrica Edison.

Como dato curioso, cabe decir que coincidiendo con los últimos años de vida de Pirelli, en su empresa entró a trabajar una joven secretaria de nombre Rosa Bossi, que con el tiempo sería la madre del magnate Silvio Berlusconi. También puede sorprender que una marca que hoy consideramos muy vinculada al club de fútbol Internazionale (Inter de Milán) –ha sido el principal patrocinador de su camiseta durante un cuarto de siglo–, en realidad sea clave para la historia de los suyos rivales del Milan AC, porque Pietro Pirelli, hijo del fundador, fue presidente del club rossonero y financiador de la construcción del estadio de San Siro.

Como hemos visto desde el principio, la división de cables de Pirelli desapareció hace algunos años, pero la marca que sigue en primera línea es la de neumáticos, eso sí, con propiedad china. Una muestra de la importancia de los neumáticos Pirelli es que son proveedores en exclusiva del gran circo de la Fórmula 1. Las ventas totales del fabricante italiano suben hasta los 6.000 millones de euros anuales y la firma emplea a 30.000 trabajadores. Hasta el pasado año, el máximo ejecutivo de la compañía era Mario Tronchetti Povera, casado con una descendiente de Giovanni Battista Pirelli.

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