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El sujetador que quiere cambiar la vida de las mujeres mastectomizadas

Anna Bonny es una de las pocas firmas que diseña lencería para mujeres que han rechazado la reconstrucción de pecho

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Sujetador

En 2015, A Noelia Morales le diagnosticaron un cáncer de mama. El equipo médico le dijo que el pronóstico era bueno, pero que tendrían que extirparle el pecho derecho a través de una mastectomía. Con un gesto poco habitual, decidió declinar la reconstrucción mamaria e iniciar un proceso de aceptación de su nuevo cuerpo. No fue sencillo. Se dio cuenta de que ella misma evitaba mirarse desnuda cuando salía de la ducha. Un día, sin embargo, la situación cambió cuando decidió rasgar un sujetador por la mitad y probárselo. De repente se encontró flirteando ante el espejo. Sentía que había recuperado la sensualidad y, de paso, se notaba más valiente y poderosa.

De este instante nació Anna Bonny, una de las pocas firmas que se dedica exclusivamente al diseño, la confección y la comercialización de piezas de lencería adaptadas para mujeres que han tenido que pasar por el proceso de una mastectomía. Desde entonces, el proyecto ha ido creciendo poco a poco, pero sin freno. Actualmente, Anna Bonny ya cuenta con tres líneas de productos. La primera, con tres piezas de lencería de colores diferentes, inspiradas en la solución que Morales improvisó en el baño de casa. La segunda engloba los diseños surgidos con las colaboraciones que la marca ha ido trenzando con otras firmas, como la lujosa marca Swarovski. Además, también comercializa ropa de baño para mujeres mastectomizadas, bajo el nombre de Monokini.

Noelia Morales, sin embargo, advierte de que Anna Bonny es un proyecto emprendedor singular. “No somos una organización empresarial ideando cómo extraer la máxima rentabilidad del proyecto –alerta la fundadora–. De hecho, no nos obsesiona generar ingresos”, asegura. Cuando Morales arrancó el proyecto lo hizo para ayudar a mujeres que estaban pasando por la misma experiencia vital. “Para emprender no hay que partir siempre de una necesidad detectada en el mercado. También puedes iniciar un proyecto basándote en una vivencia personal y en las ganas de querer ayudar a otras personas”, explica. Precisamente, el objetivo de Anna Bonny no recae exclusivamente en el producto que vende. “A través de nuestros diseños buscamos abrir el debate sobre si la reconstrucción mamaria es necesaria; reflexionar sobre cómo afecta el cáncer de mama a la sexualidad y discutir sobre qué atributos físicos de una mujer determinan su feminidad –explica la fundadora–. Queremos demostrar que también se puede vivir feliz teniendo un solo pecho”, añade.

Para Morales, cuando se habla de emprendimiento, a menudo se piensa en la viabilidad del negocio, pero hay vida más allá de los números. “El emprendimiento y la innovación también pueden ser herramientas útiles a la hora de generar debates y remover conciencias”, asegura. Ahora bien, sacar adelante un proyecto con esta filosofía no es sencillo. El objetivo fundacional de Anna Bonny topa a menudo con la lógica del mercado. Uno de los principales obstáculos es a la hora de acceder a la financiación. “No somos ningún supernegocio donde los inversores decidan arriesgar su capital para intentar sacar beneficio. Además, como la mayoría de iniciativas para captar financiación están orientadas a las tecnologías, proyectos como el nuestro no tienen cabida”, apunta. Hasta ahora, la empresa ha salido adelante gracias al dinero que han ganado en premios y las aportaciones familiares. Anna Bonny también choca con las inercias del mundo de la moda: colecciones de temporada, rebajas, grandes catálogos... Sus productos rehúyen estas prácticas, pero conservan el poder transformador de la moda. De hecho, denuncia que las mujeres que se han tenido que someter a una mastectomía han quedado fuera del mercado de la moda. “Nos han excluido porque no somos rentables ni glamurosas”, analiza. “Nos han desexualizado y relegado a ser consumidoras de catálogo de ortopedia”, concluye. Todas sus piezas se confeccionan en un taller de Esplugues de Llobregat. “Queremos que sea artesanal, de proximidad y hecho con los mejores materiales”, apunta. Ahora bien, como esto encarece el precio, desde su página web se puede descargar un patrón gratuito que sirve para hacer la pieza en casa. “No será de la misma calidad, pero queremos que todo el mundo pueda acceder a ello”.

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