Cocina griega

Viajar a Grecia sin salir del Empordà

Dos griegos y una catalana regentan el restaurante Meraki, en la Pera, un espacio que quiere ofrecer el sabor modernizado de las abuelas griegas y una amplia selección de cafés propios

Dimitris Koutsomerkos (sala) y Yiannis Mandenolas (chef), las dos almas griegas que junto a la catalana Meritxell Pérez han abierto el restaurante Meraki en La Pera.

La Pera (Baix Empordà)De camino a La Bisbal desde Girona, poco antes de que la carretera que conduce a Palamós rompa a la izquierda para ir en dirección a Torroella de Montgrí por Rupià y Parlavà, desde la primavera que una bandera griega da la bienvenida a la llanura empordanesa. Es la del nuevo restaurante Meraki, en La Pera, un espacio donde teletransportarse al país helénico. Dos griegos y una catalana regentan un amplio espacio, tanto interior como con gran terraza, que quiere ofrecer el sabor modernizado de las abuelas griegas, así como una gran selección de cafés griegos. Si alguna vez ha viajado al país mediterráneo en verano, seguro que alucinó con el café frappé y frío, que los griegos se beben poco a poco durante horas con una pajita. Pues bien, una parada en la Pera con un café en la mano es un pequeño viaje a una isla griega sin salir del Empordà.

Meraki significa en griego "poner el alma, la creatividad y el amor en lo que haces". Es el propósito de las tres almas detrás del restaurante: Dimitris Koutsomerkos (sala), Meritxell Pérez (gestión) y Yiannis Mandenolas (chef). Los dos primeros decidieron llevar la cocina griega al Empordà a raíz de la pandemia, después de que Koutsomerkos cerrara los locales que tenía en Barcelona. Tenían una casa, se instalaron por el cóvid-19 y ahora el piso de la Ciudad Condal es el que se ha convertido en segunda residencia. Antes de dar el salto al Meraki, donde pueden servir hasta 150 personas por turno –atención porque sólo sirven en el restaurante de noche, de lunes a sábado, de 20 ha 1 h, y es necesario reservar con tiempo porque casi siempre está lleno–, emprendieron el reto de convertir el local social de un pueblo de 700 habitantes en un restaurante griego. Era el de Bellcaire de Empordà. Koutsomerkos empezó estando solo en la cocina y al cabo de seis meses ya eran cinco y un total de 11 trabajadores.

Tres de los platos estrella del Meraki: la ensalada Dakos –la clásica griega con un toque de Creta con migajas de su famoso pan seco–, pastel de feta acompañado de salsa de miel y sésamo y la mussaca tradicional.

"La cocina griega gusta mucho porque nos transporta a las vacaciones –explica Koutsomerkos–. Tenemos a muchos clientes fieles y amigos, además de venir griegos de Barcelona, de Vic... Consideramos que somos el restaurante más auténtico de España". Los principales éxitos son el pastel de feta acompañado de salsa de miel y sésamo, la mussaca tradicional, las gyros (no hay cordero pero hacen una de cerdo Duroc, otra con calamares rebozados y una vegana) y las keftedes de calabacín. Pero también hay sitio para sorpresas y fusión: como el Yiaurtlú de setas, una variación vegana de un plato originario de carne, pero hecho con una masa a base de setas de temporada y lentejas especiadas hecha a la brasa y acompañada de salsa de tomate, sakyr y pan de pita.

Otra de las especialidades del Meraki es el café griego. Las noches de fin de semana encienden la estufa que calienta arena para tomar el café tradicional.

Mientras que en la mayoría de localidades abunda la cocina italiana, la griega es bastante rara avis por nuestra región. "Pocos griegos se instalan a vivir en un país mediterráneo. No hay oferta porque no hay población", añade el jefe de servicio, que decidió establecerse primero en Barcelona porque "no podía vivir sin sol". Desde el Meraki reivindican, además, que la suya es una cocina "100% casera". "No tenemos nada enlatado", afirma Mandenolas, el chef, que dejó de hacer de jefe de cocina para una importante cadena de restaurantes en Atenas y vino hasta Catalunya en coche para emprender el proyecto que habían empezado a gestar sus socios. "No podía más en Grecia –exclama sobre la precariedad–. Quería salir". Ahora se muestra entusiasmado con el proyecto y todo lo que ha podido aportar en la cocina. "Sobre todo ofrecemos mezzés, platos para compartir y mi toque es que haya muchas plantas aromáticas. En total ofrecemos 22 platos y ocho postres", añade.

Una tienda de productos griegos

El pan de pita gyros viene de Grecia, así como el yogur y la feta y muchas de las bebidas. El digestivo mastija, el metaxás (una mezcla de brandy y vino) y el Rakomelo, una bebida alcohólica típica de la isla Amorgos hecha a base de Raki, miel y canela que se sirve templada. "Estamos intentando dejar fuera del servicio a las marcas grandes", señala Koutsomerkos, que sirve las bebidas azucaradas de la marca Epsa, de las pocas en Grecia que no ha sido comprada por una multinacional. Además de degustar todo esto en el restaurante, también hay una pequeña tienda en la entrada donde comprar los productos. El café, eso sí, no viene de Grecia. Ahora bien, sí la forma de hacerlo. Koutsomerkos es un experto: durante mucho tiempo regentó un chiringuito cerca de Salónica y afirma que en un fin de semana podían llegar a vender 12 kilos de café. La mayoría era café frappé (hecho con café instantáneo) o café frío. Este último se hace con la base de un café expreso doble y todo un proceso con el hielo y la batidora para que quede muy espumoso.

La especialidad principal es el café frío: un café frío batido único que los griegos toman durante horas. Dimitri tenía un chiringuito en el norte del país donde en un fin de semana vendían 12 kg de café.

Un 'food truck' en el jardín durante el día

Para quien quiera tomar sólo un café y probar alguna especialidad griega de street food, desde este verano que el Meraki ofrece una opción más económica los mediodías. De martes a domingo, de 13h a 17h, han instalado un food truck de autoservicio en el jardín donde tienen gyros y pitas, los típicos pasteles de hojaldre rellenos. Las hay espinacas con feta y de pollo, mientras que también ofrecen helados y cafés. "La idea es que la gente aparque el coche en nuestro parking, haga la compra y se lo lleve, aunque también tenemos bandejas para que puedas sentarte en el jardín donde quieras", señala Pérez. De cara a la próxima temporada, el Meraki toma el reto de ser también un espacio cultural en la zona con la oferta de cócteles y conciertos de jazz durante la noche.

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