Homenots y Donasses

Vicenç Bosch Grau, el notario que inventó el Anís del Mono

En 1974 la empresa pasó a manos de Osborne, que hasta la pandemia mantuvo la fábrica en Badalona

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Retrato de Vicenç Bosch i Grau
  • Notario y empresario

Es primavera, los árboles están en flor y el jazmín luce exuberante. Una chica de pelo oscuro y ondulado contempla el cielo mientras yace en una hamaca, en la terraza de su ático. Al mismo tiempo, el paso de una corrua de golondrinas se refleja en sus ojos de esmeralda brillante. De fondo suena la melodía hipnótica de Chinatown y encima de la mesa hay una botella de Aromas de Montserrat, otra de Anís del Mono y migajas de una torta de Perafita. Productos todos de raíz catalana. Pero hoy en día las cosas han cambiado bastante, porque estos dos licores tan tradicionales están en manos de una multinacional andaluza, la conocidísima Osborne. Mientras que los orígenes de los Aromas de Montserrat (que mantiene la independencia pero tiene un contrato de concesión con los andaluces) debemos buscarlos en tiempos muy pretéritos (siglos atrás, seguramente), la historia de Anís del Mono está bien acotada, porque nació en Badalona en 1870.

Como otros muchos empresarios catalanes del siglo XIX, Vicenç Bosch Grau tenía una fuerte relación con América, y es que su familia había hecho negocios con ultramar, circunstancia que les proporcionó una posición muy cómoda. La primera vocación de nuestro protagonista fueron las leyes, por lo que estudió derecho con el objetivo de acabar ejerciendo como notario, lo que logró a los 26 años. Pero la adrenalina que proporcionan los negocios pudo más, y pronto se unió a la fábrica de elaboración de anís que había montado su hermano. Al principio se limitaban a vender anís a granel, como era la costumbre de la época (de hecho, sólo en Badalona llegaron a existir casi una treintena de fábricas de ese destilado).

A finales del siglo XIX, con la muerte de su hermano, Vicenç Bosch se quedó como único propietario de la empresa. El empuje publicitario que le dio, sobre todo con carteles hechos por pintores prestigiosos (Ramon Casas, por poner un ejemplo), permitió que la marca del mono se conociera en todas partes. Cuando Bosch murió, el 14 de marzo de 1907, era toda una celebridad y un hombre que se había ganado el respeto no sólo del mundo empresarial, sino también en círculos políticos, porque se implicó mucho en la vida de Badalona desde el ayuntamiento de la ciudad.

Sin duda, Anís del Mono es una de las empresas que más leyendas urbanas han generado: por un lado, existe la imagen del mono que da nombre a la empresa; y, por otro, la misteriosa palabra destillación [sic] que aparece en la etiqueta. Sobre el mono, con un evidente rostro humano, la misma empresa defiende que se trata de la cara de Charles Darwin, muy de moda en la época en la que la firma de Badalona empezaba a andar. De hecho, los propietarios llamaban a su anís como “el más evolucionado”. En cuanto a la palabra que aparece en lugar de destilación, parece ser un simple error tipográfico de la imprenta francesa que fabricó la primera etiqueta y que los Bosch quisieron mantener para la posteridad. ¿Es cierto que pidieron “1 o 2” monos a un amigo americano y que éste, por error, les envió 102? Esto seguramente es una historia apócrifa, pero lo confirmado es que en la factoría había un mono como mascota, que es el que acabó dando nombre a la empresa. Más cultura popular: podemos estar seguros de que de toda la industria mundial de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, la botella de Anís del Mono es la que más veces se ha utilizado como instrumento musical. Su textura con perfil de diamante está inspirada en una botella de perfume que Vicente Bosch compró en una perfumería de lujo de París, o al menos eso es otra de las historias que rodean a la compañía.

En 1974 la empresa pasó a manos de Osborne, que ha mantenido durante décadas (hasta la pandemia) la fábrica de Badalona y también ha respetado todo el imaginario de la marca, sin modificaciones ni en el logo ni en el etiqueta. En la ciudad costera, en la playa, podemos encontrar la escultura de un mono de dimensiones naturales que rinde homenaje a una firma con más de ciento cincuenta años de vida.

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