Fútbol - Mundial Femenino

De la Villa de Gracia a jugar el Mundial con Marruecos

Fatima Gharbi, de 22 años, está convocada con la selección de su país natal y logra así un hito histórico para el CE Europa

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Fatima Gharbi, durante un partido con el CE Europa esta temporada

BarcelonaCon sólo tres años, Fatima Gharbi se marchó de su Marruecos natal en busca de una vida mejor en Europa. Junto a su familia se instalaron en Sabadell, una ciudad que considera "maravillosa" y en la que ha crecido y vive. Casi 20 años después de dejar atrás su país y de criarse en Catalunya, ahora celebra con una sonrisa de oreja a oreja haber sido convocada con la selección de Marruecos, que jugará por primera vez el Mundial femenino, que se disputa entre Australia y Nueva Zelanda. El lunes su selección debuta contra Alemania. "Representar a Marruecos es un orgullo, un sentimiento nacional. Competiré en nombre de todos los ciudadanos. Pero también me hace muy feliz saber que voy a representar a mis clubs, los que me han acompañado a lo largo de toda mi trayectoria", explica al ARA Fati, tal y como la conocen sus años. Ha logrado el ascenso a Primera RFEF –la segunda máxima competición del fútbol femenino estatal– con el CE Europa y hace sólo unas semanas debutó con Marruecos en un amistoso. Su convocatoria para el Mundial es un hito histórico para el club de la Villa de Gràcia: es la primera vez que tendrán un representante en la máxima competición del fútbol de selecciones. "Conozco a Fati desde hace muchos años. Es la segunda temporada que lo entreno, pero ya hacía tiempo que la seguía. Ha tenido una vida familiar muy complicada, pero se ha rodeado de buena gente. Y ahora está en el Mundial. Merece, me llena de orgullo y satisfacción. No solo por ella como jugadora, sino también como persona", celebra su entrenador en el club de Gràcia, Joan Bacardit.

Con Fatima Gharbi, Marruecos ha convocado "una futbolista que no tiene repuesto" en Europa, según glosa su técnico. "Cuesta mucho encontrar jugadoras zurdas. Nosotros jugamos con un 3-5-2, y Fati juega en la banda. Ella ha sido una de las máximas asistentes de nuestro equipo y es muy sacrificada: cuando acabamos los partidos es de las que más kilómetros han hecho. Juega todos los minutos", explica Bacardit. "La Fati ha crecido con el club. Llegó a Europa después de un año complicado para ella en el Espanyol, porque jugó muy poco. Con nosotros ha acabado de explotar y eso ha hecho que acabara en el Mundial. Creo que nadie lo esperaba. Su convocatoria es un reflejo de todo el buen trabajo del equipo, de ella y de todas sus compañeros", os consecutivos del equipo femenino, así como el del primer equipo masculino en la Segunda RFEF, la cuarta competición del fútbol estatal.

La Fatima Gharbi "es un tesoro"

"El ascenso de Europa es el resultado de un gran trabajo de toda la base del femenino, sumado a un gran grupo humano, muy bien liderado, y un trabajo inexplicable", explica Valentina Berr, ex compañera de vestuario de Fati. "Antes de estar en Europa jugué al Levante Les Planes, que también logró dos ascensos consecutivos en estas categorías, y aunque son dos clubs diferentes siempre pensé que si algún equipo podía repetir este hito sería la Europa de Nany Haces y Joan Bacardit", añade Berr. Tanto su ex compañera como Bacardit y Collell destacan la calidad humana de Fati. "Es un tesoro. Es difícil encontrar jugadoras con tanto talento, tan jóvenes y al mismo tiempo tan sencillas. Cuando las niñas pequeñas venían a saludarme oa pedirme fotos, también me pedían por ella, es una jugadora admiradísima. Creo que fue la última vez que, jugando a fútbol profesional, sentí la sensación de que tengo ganas de ir a hacerme. ¡de mucha más entidad (y presupuesto) que el nuestro!", destaca Berr.

Fathima Gharbi, a la izquierda de todo, celebrando un gol con el CE Europa.

Después de una temporada muy exitosa –el objetivo inicial era mantener la categoría–, que Gharbi sintetiza en el "esfuerzo y la valentía" de toda la plantilla, así como en el "grandísimo apoyo de la afición de Europa", espera ahora su debut en partido oficial con Marruecos. Antes ya se estrenó en un amistoso contra Italia. "El Mundial es una competición de máximo nivel y me hace muchísima ilusión compartir semejante experiencia con las mejores del mundo. Podré presenciar el mejor talento de cerca: observar la habilidad, la técnica y la estrategia de las mejores me motivará a esforzarme aún más", explica.

La noticia definitiva que iría al Mundial se lo dio Bacardit. "Fue un día que teníamos que entrenarnos. Vino y me dijo «Muchas felicidades, ¡eh!». No entendía qué estaba pasando y luego me enseñó la convocatoria. Me puse a llorar. Lu, nuestra preparadora física, también vino y nos abrazamos con los compañeros. Luego lo celebré en el vestido. Fati vive un sueño y Europa y su familia lo celebran con orgullo. "Cuando era pequeña y mi madre me preguntaba qué quería ser de mayor le decía: «Jugadora de fútbol, como Messi». Al principio a mi familia quizá se le hacía extraño que una chica quisiera jugar a fútbol, pero como vieron que era una pasión nunca me prohibieron hacerlo".

Toda la vida compaginando el fútbol con los estudios

Fati siempre ha compaginado el fútbol con los estudios. "Este año ha sido muy duro. Empecé a estudiar integración social ya hacer prácticas durante todo el año. Prácticas, almuerzo, estudiar, ir a clase... y hacia entrenarme. Aparte, estoy independizada ya menudo tengo que hacerlo todo yo. Llegaba por la noche y me tenía que hacer la cena y el día de la mañana, me pasaba de la mañana, desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas desde las mañanas de la mañana a las mañanas de la mañana a las mañanas de la mañana a las mañanas de las mañanas de la mañana a las mañanas de la mañana a las mañanas desde las mañanas desde las mañanas de la mañana a las mañanas desde las mañanas desde las mañanas de las mañanas de la mañana a las mañanas de las mañanas de la mañana a las mañanas. de once de la noche". Ahora también está fuera de casa, concretamente en Australia y Nueva Zelanda, donde le brillan los ojos cuando se imagina debutando en un Mundial.

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